domingo, noviembre 13, 2011

TRANSACCIONES PELIGROSAS

Leo el relato de Abram en Génesis 12:10-20, cuando entró en Egipto con Sarai su mujer, pero temiendo por su vida, optó por decir que era su hermana. Dice la Palabra (v.16, TLA) que "para quedar bien con Abram, el rey le regaló ovejas, vacas, burros, burras, sirvientes, sirvientas y camellos". Abram transó, cedió integridad a cambio de bienestar y seguridad.


No importa que Faraón le haya ofrecido regalos, lo grave es que Abram los aceptó y recibió, aún viniendo de quien venían. Unos versículos atrás entendemos que este hombre que había sido tremendamente bendecido por Dios y le había sido confiada una maravillosa promesa, había decidido entrar a Egipto "porque allá si había alimentos". Mal comienzo: una necesidad insatisfecha llevó a Abram a Egipto. El temor lo condujo a negociar con Faraón.


¿Qué estamos nosotros dispuestos a entregar a cambio de nuestra tranquilidad? Creemos que hay cosas innegociables, soportadas en  nuestros principios y valores, pero estamos tan expuestos como el patriarca, y en momentos de crisis podemos perder el foco.


Mateo 4 y textos paralelos relatan cómo el Señor mismo fue tentado con la satisfacción de necesidades básicas pero su respuesta fue "no sólo de pan vivirá el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios" (v. 4). También se le ofreció poder y riqueza pero Él rechazó contundentemente a Satanás.


1 Corintios 10:12 nos recuerda que así creamos estar firmes, debemos tener cuidado de no caer, estar alertas y tener un fundamento sólido que nos impida transar o ceder a la hora de la prueba. Cuando esta sobrevenga, lo que debemos hacer es volver nuestros ojos al Señor y preguntarle cuál es Su propósito en mi vida para disponerme a aprender de Él y ser un instrumento dócil en Sus manos. Sin concesiones, ni facilismos. Rara vez los atajos nos llevan en la dirección correcta y casi nunca las salidas fáciles son puestas por Dios.


Dice el Señor en 1 Juan 2:16: "Pues el mundo sólo ofrece un intenso deseo por el placer físico, un deseo insaciable por todo lo que vemos y el orgullo de nuestros logros y posesiones. Nada de eso proviene del Padre, sino que viene del mundo". Las mismas tentaciones que el diablo sirvió en bandeja a Jesucristo son las que nos atraviesa cada día. Y nosotros debemos ser astutos y buscar la sabiduría de lo alto para discernir cómo enfrentarlas y cómo salir avantes de las crisis y las dificultades de la vida aferrados de Su mano.


Me llama la atención que al final del relato de Génesis 12 Abram salió de Egipto "con todo lo que tenía". Aunque Dios estaba desagradado por causa de su conducta, permitió que sobrevinieran las consecuencias de sus actos para que se develara el engaño. Pero lo que Faraón le había entregado ya hacía parte de su patrimonio.


Cuando transamos, no solamente exponemos nuestra salud espiritual sino que afectamos a otros. Lo peor, sin embargo, son las secuelas. Porque luego debemos trabajar duro para despojarnos de lo que hemos recibido y que no es semilla de bendición, sino que corresponde a las malas siembras que hemos permitido en nuestra vida por causa de nuestra debilidad.


Hoy pido al Señor que me permita andar verdaderamente en integridad, sin buscar lo que no se me ha perdido ni entregar lo que Dios me ha confiado. Que pueda guardar mi corazón y buscarlo solo a Él en los momentos de debilidad y cuando me sienta necesitado. Amén.


JORGE HERNÁN