miércoles, diciembre 26, 2007

EDUCANDO A PAPÁ

"Los que viven, y sólo los que viven, son los que te alaban, como hoy te alabo yo. Todo padre hablará a sus hijos acerca de tu fidelidad."
(Isaías 38:19, NVI)


Hablar a nuestros hijos de lo que Dios ha hecho por, con y en nosotros es un claro mandato bíblico, y seguramente es algo que todo padre cristiano por principio hace. Sin embargo, el dar testimonio de la gloria y la gracia de Dios sobre nuestras vidas no garantiza en modo alguno que nuestros hijos seguirán ese camino. Alguien dijo que Dios no tiene nietos, y es verdad. Lo único que podemos hacer por nuestros hijos es ser obedientes a la Palabra y predicarles no solo verbalmente sino sobre todo con hechos, con nuestro propio testimonio de vida. Recuerdo que mi esposa tenía anotado en un papelito una frase que decía más o menos así: "Si amas algo, déjalo volar; si es tuyo, volverá. Si no, nunca lo fue". Con nuestros hijos sucede igual: sabemos que no son nuestros sino del Señor, y de la misma manera en que nuestro Padre nos capacita para aprender a volar nosotros tenemos la responsabilidad de darles un "curso de vuelo" para que lo hagan solos. Cuando llegue el momento, sabremos qué tan efectiva ha sido la siembra.

No es fácil, sin embargo, dejarlos volar. No todos los hijos son iguales y así como unos se mantienen cercanos a la Palabra, a la iglesia y particularmente a la comunión con el Padre, otros toman distancia y algunos incluso se van a orillas opuestas. Para quienes viven esta dificultad es bueno recordar aquella promesa de Hechos 16:31: "Cree en el Señor Jesús; así tú y tu familia serán salvos", y aferrarse a ella confiando en que Dios no va a defraudarnos y va a honrar nuestra fe. Pero además de fe, se requiere doblar rodilla y pelear la buena batalla. Nadie va a hacerlo por nosotros, y aunque la decisión de seguir a Cristo sea de ellos, el derecho de las cosas es que hagamos nuestra parte.

De mis hijos he aprendido cosas preciosas y maravillosas, pero también el Señor me ha educado a través de ellos en lo que significa ser padre y en ese contexto entender cómo es la relación que Dios tiene con nosotros y lo que espera de ella. He aprendido que a veces preferimos otras compañías distintas a la de Nuestro Padre, que en ocasiones preferimos escuchar a otros antes que escucharlo a Él y que incluso hemos llegado a escoger la soledad en lugar de Su compañía. Y he entendido el dolor que debe sentir Aquel que jamás se ha equivocado, con solo compararlo con el que yo, que tanto he fallado como padre, he llegado a experimentar cuando siento que mis hijos fallan o toman decisiones equivocadas.

Si eres padre, pídele al Señor que en tu relación con tus hijos aprendas a encontrar un modelo de crecimiento en lo que debe ser la relación con Él. Si aún no lo eres, simplemente reflexiona en cómo tu relación con tus padres terrenales ha moldeado la que debería ser una relación profundamente personal con Tu Padre celestail.

En cualquier caso, Dios tiene mucho que enseñarte...y a mí también.

Felices pascuas,

JORGE HERNÁN

viernes, diciembre 21, 2007

UNA PROMESA PARA TIEMPOS DIFÍCILES

"Tú, que me has hecho ver muchas angustias y males, volverás a darme vida, y de nuevo me levantarás de los abismos de la tierra. Aumentarás mi grandeza y volverás a consolarme"
(Salmos 71:20-21, RV60)


Normalmente diciembre es un mes festivo, las calles se llenan de adornos navideños y las luces multicolores le dan a la ciudad un ambiente de alegría. Los establecimientos comerciales le apuestan a diciembre como el que puede ser su mejor mes de ventas y en algunos negocios se trabaja arduamente para lograr un buen cierre de año, pero se respira un aire fresco y diferente.

Sin embargo, nuestras vidas de una manera muy particular no responden ni a las estaciones ni a la época del año. Más bien, registran altas y bajas con picos y valles a veces leves y a veces pronunciados. Los tiempos de paz, tranquilidad y armonía son en ocasiones prolongados, pero también sucede que llegan a ser demasiado breves. En fin, una vida normal está plagada de emociones...y de tiempos no tan buenos.

Pasando por situaciones complejas me encontré esta promesa que el Señor tiene para mí (y por supuesto, para tí) en la Palabra. Y he decidido aferrarme a elle porque entiendo que no tengo otra opción que creerle a Dios y depender de Su inmensa fidelidad. Hoy sé que aunque atraviese por momentos difíciles, encontraré VIDA (así, con mayúsculas, con todo lo que ello implica) y Dios mismo me levantará. ¿Qué más podría pedir? Estando en las manos de Dios, estoy en el mejor lugar posible. Él aumentará mi grandeza, me bendecirá y al bendecirme podré reconocer una vez más y proclamar que todo se lo debo a Él, quien es el único que puede hacer que la gloria postrera sea mayor que la primera (Hageo 2:9). Mi Señor volverá a consolarme...

Es reconfortante saber que soy hijo de un Dios vivo, que me ama y cuida de mí. Es hermoso tomar conciencia de que aún en medio de la tormenta mi corazón siempre puede estar de fiesta, porque Jesucristo de Nazareth habita en él y es siempre fiel.

Hoy quiero invitarte a que te apropies de esta promesa, guárdala en tu corazón y proclámala cuando tu vida pase por tiempos de invierno...

Dios te bendiga,

JORGE HERNÁN

martes, noviembre 27, 2007

LA FÓRMULA INFALIBLE

"En el día que temo, yo en ti confío"
(Salmos 56:3, RV60)


Este versículo lleva varios días taladrando mi mente y mi corazón. Porque, como muchos, me veo asaltado con frecuencia por temores de la más diversa índole. Unos infundados y otros hasta cierto punto racionales. Temo caerme de un puente peatonal, temo que mis hijos pierdan el rumbo, temo que la economía colapse, temo enfermar gravemente... No sé, pienso que cada cual en esta vida enfrenta toda clase de temores, muchas veces paralizantes y que en ocasiones toman tanta fuerza que nos impiden recordar que estamos en las manos de un Dios Vivo y Todopoderoso.

Por eso creo que si a alguien verdaderamente exitoso, no bajo los parámetros del mundo sino bajo la óptica divina, le preguntaran un día la razón de su éxito, tendría que responder contundentemente: "en el día que temo, yo en Dios confío". Estaría expresando que en su vida cotidiana Jesús es realmente la respuesta. Una hermosa canción dice "Cristo es mi vida real", y cuando esta frase es ciertamente una verdad indiscutible para nosotros, los temores tienen que derrumbarse ante la evidencia de un Dios que está por encima de todos ellos.

Cualquiera que sea la situación que estás viviendo o la dificultad que estés pasando, simplemente recuerda este versículo. Confía en Dios. Él hará.

Bendiciones,

JORGE HERNÁN

miércoles, noviembre 14, 2007

¿DÓNDE ESTÁ NUESTRO TESORO?

“Porque donde esté tu tesoro, allí estará también tu corazón”
(Mateo 6:21, NVI)


Esta es una de las citas más famosas de la Biblia, recitada de memoria por miles de creyentes alrededor del mundo y utilizada cotidianamente en campañas evangelísticas, prédicas y escritos cristianos.

Tristemente, es una Palabra que aún no se ha hecho vida en los corazones de muchos, porque en la práctica manejamos a veces prioridades diferentes a las que pregona la Escritura y levantamos altares en un lugar que debería estar reservado para la adoración a Dios. El tema es cotidiano. Recuerdo una mujer que me decía que realmente no concebía la vida sin sus hijas, vivía para ellas y en función de ellas. Y al oirla es inevitable pensar en una causa noble, solo que no responde a las prioridades divinas.

Para otros el primer lugar lo ocupan sus bienes, o sus aficiones, o su trabajo. Decía el pastor Edgardo Peña que no hay realmente un divorcio entre lo que creemos y lo que hacemos, pues finalmente nuestras obras reflejan lo que es nuestro auténtico sistema de valores, y si en ese sistema de valores estamos acumulando tesoros en el lugar equivocado, la realidad es que nos estamos apartando de la voluntad de Dios.

Ni hablar de lo material. Esperaríamos que entre el pueblo cristiano no hubiera resistencia a dar, aunque el Señor mismo nos diga que es preferible dar que recibir. Todavía la cosmovisión mundana nos permea y nos resistimos a soltar lo que nunca fue nuestro y que simplemente se nos confió para que administráramos. Pocos cristianos, como me lo recordaba un querido siervo de Dios anoche, dan demasiado. Por el contrario, la mayoría busca excusas egoístas para focalizarse en sus propios deleites.

¿Dónde está tu tesoro? Vale la pena hacernos una reflexión honesta, abriendo nuestros corazones delante de Dios para pedirle que nos ministre y nos señale el camino correcto. Quizás debamos ajustar nuestro sistema de creencias. Talvez debamos derribar unos cuantos ídolos y limpiar el templo. Probablemente necesitemos aceptar que hemos estado moviéndonos con alguna independencia de la buena, agradable y perfecta voluntad del Señor.

Pero nunca es tarde. Hoy, bajo la guía del Espíritu Santo, podemos empezar a hacernos tesoros en el cielo, como nuestro Rey lo demanda. Aunque tengamos que pagar un precio, bien vale la pena ser sensibles a la dirección del Espíritu y andar en obediencia.

Bendiciones sobreabundantes en Cristo,

JORGE HERNÁN

martes, noviembre 06, 2007

ID

"Y les dijo: Id por todo el mundo y predicad el evangelio a toda criatura."
(Marcos 16:15, RV60)

Cada día me convenzo más de la responsabilidad individual que cada creyente tiene en la gran comisión de evangelizar a todas las naciones. "Id" no suena para nada a sugerencia, recomendación o simple consejo amistoso. Es un mandato, una asignación para cada miembro del cuerpo de Cristo al que se le ha delegado la responsabilidad particular de contribuir al crecimiento de la iglesia. Tristemente, muchas de nuestras comunidades se están enfocando en su membresía y están descuidando las miles de almas que están perdiéndose, aún en las puertas de los templos.

Sin embargo, al compartir con algunos hermanos me doy cuenta de que efectivamente el enemigo ha logrado popularizar la idea de que el evangelismo es un ministerio para unos pocos "pesos pesados espirituales" y no un encargo universal conferido a la iglesia, que es lo que realmente dice la Palabra. Algunos de hecho consideran que "no fluyen" en este ministerio y que sus dones son otros, como si esta no fuera una función encomendada a cada miembro.

No sé cómo estés tú cumpliendo la gran comisión, pero hoy quiero animarte a que lo hagas. No dejes de decir lo que has visto y oido. No dejes de compartir los milagros grandes y pequeños que el Señor ha obrado en tu vida. No dejes de poner tu granito de arena para la expansión del Reino de Dios. No dejes de ser un instrumento de solución para aquellos que viven aquejados por los problemas. No cierres la puerta a lo que Jesucristo hoy quiere hacer a través de tí.

Dispónte. Abre tu corazón. Deja que en tí se extienda la pasión de Jesús por las almas. Permite que Dios obre por medio de ti. Alcanza a otros para Cristo. Cada vida es importante para Dios y tú puedes ser el escogido para impactarla. Aprovecha la oportunidad de ser protagonista. Disfruta del privilegio que Dios te confiera. Vamos. Adelante. Predica a tiempo y fuera de tiempo. Conviértete en un soldado de avanzada. Participa en la conquista. Hoy es el día.

¿Qué vas a hacer al respecto? El Señor está muy pendiente de lo que decidas....

Bendiciones,

JORGE HERNÁN

domingo, octubre 21, 2007

INTERVALO

"Tú dijiste: !!Ay de mí ahora! porque ha añadido Jehová tristeza a mi dolor; fatigado estoy de gemir, y no he hallado descanso"
(Jeremías 45:3, RV60)


Hay épocas en nuestra vida en la que nos sentimos como Baruc en la cita que encabeza la reflexión de hoy. Momentos en los que, si bien entendemos que el Señor nos está formando, empezamos a pensar que el proceso es demasiado largo y tortuoso, que tanto sequedal fatiga y que tanto desierto desanima. Gemir agota, y el clamor prolongado hace que el silencio se sienta más fuerte.

Y cuando no vemos o no entendemos las respuestas de Dios, cuando necesitamos rogarle que abra nuestros ojos espirituales y nos de discernimiento para comprender cómo es que se está moviendo, es el momento donde necesitamos invocar la presencia de Su Santo Espíritu para que ministre en nosotros toda la fe que necesitamos para enfrentar con certeza lo que corporalmente no percibimos.

"Buen negocio es poner la vida en las manos del Señor", dice el cantautor argentino Facundo Cabral. Y yo lo creo, porque sé que cada mañana Sus misericordias son nuevas.
Esta semana quiero tenerlo presente y recordar cuán difícil sería la vida si tuviera que enfrentarla sin Él.

En Cristo,

JORGE HERNÁN

miércoles, septiembre 26, 2007

PLENAMENTE CONVENCIDO

"...Ante la promesa de Dios no vaciló como un incrédulo, sino que se reafirmó en su fe y dio gloria a Dios, plenamente convencido de que Dios tenía poder para cumplir lo que había prometido. Por eso se le tomó en cuenta su fe como justicia."
(Romanos 4:20-22, NVI)


¿Ves lo que yo veo en este pasaje? Algo así como lo que en matemáticas se llama "conector lógico": es la expresión por eso. Dice la Escritura que los hechos por los cuales Abraham fue justificado fueron tres: se reafirmó en su fe; dio gloria a Dios; y estuvo todo el tiempo PLENAMENTE CONVENCIDO de que el Señor era poderoso para cumplir Su promesa.

"Y esto de que «se le tomó en cuenta» no se escribió sólo para Abraham, sino también para nosotros", dice el versículo 23 y el inicio del 24. Lo que Dios nos está diciendo es que estos mismos principios aplican para tí y para mí hoy porque hemos creido en Cristo cuando:

1. Nos reafirmamos en nuestra fe, no solo en el sentido de reconfirmar cada día nuestro compromiso de vida con Jesucristo de Nazareth, sino también de creer en Aquel que llama a las cosas que no son como si fuesen. Esta reafirmación supone pues una fe activa y activadora, la capacidad sobrenatural de hacer que verdades espirituales se hagan realidad en el mundo material;

2. Damos gloria a Dios, porque el propósito de la creación entera es rendir alabanza y gloria a nuestro Señor y en consecuencia todos nuestros actos, palabras, comportamientos y actitudes deben glorificarlo;

3. Estamos planamente convencidos del Poder de Dios para cumplir Sus promesas. La incredulidad no lo limita a Él, en lo absoluto, solamente nos limita a nosotros. Y Su poder es ciertamente ilimitado, y supera incluso toda circunstancia por adversa que parezca. Ese convencimiento pleno, esa certeza absoluta, es lo que mejor puede sostenernos en momentos difíciles, y puede ser muy real cuando entendemos en Quién hemos puesto nuestra confianza. Cuando hemos experimentado, como seguramente nos ha ocurrido a tí y a mí en nuestras vidas, la abrumadora realidad del amor contundente de Dios que derriba barreras, pulveriza murallas y hace cosas tremendas en nosotros, entonces podemos decir que ese conocimiento de Dios nos permite estar plenamente convencidos.

Mira hacia atrás hoy, observa el camino recorrido y cómo la mano de Dios ha obrado en tu vida cada día, repasa los milagros grandes y pequeños de los que eres testigo y deja que el Espíritu Santo ministre en tí ese convencimiento pleno.

En el amor de Cristo,

JORGE HERNÁN




domingo, septiembre 16, 2007

EXACTAMENTE COMO TE LO DIJERON

"Por tanto, tened buen ánimo amigos, porque yo confío en Dios, que acontecerá exactamente como se me dijo."
(Hechos 27:25, LBLA)

Hace algunos días les compartí la importancia de aferrarnos a las promesas de Dios. Para mí es vital, y de hecho lo considero como un elemento indispensable en mi caminar diario con Cristo. Entender que lo que Él me ha prometido es verdad me permite dirigirme hacia adelante caminando en fe en la seguridad de que mi futuro está siendo trazado por Dios con pinceladas maestras. Alguna vez escuché a un pastor decir que la realidad no es necesariamente la verdad y hoy entiendo que con frecuencia lo "real" del mundo que vivimos distrae nuestros sentidos de la Verdad, la cual debe ser percibida espiritualmente. Discernir lo que para Dios es cierto a pesar de lo que nuestros sentidos corporales experimentan no es ciertamente tarea fácil, pero sí es indispensable para vivir en el centro de la voluntad de Dios extendiéndonos hacia lo que está delante, como lo decía el apóstol Pablo (Fil 3:13-14).

¿Dios te ha prometido algo? Pues hoy Él quiere que recuerdes que acontecerá exactamente como se te dijo. Cree en Él. Confía en Su Palabra. Reafírmate en ella. No sucederá de otro modo, no importa lo que las circunstancias parezcan decirte. Hay una Verdad decretada por el Señor para tu vida que está esperando el momento preciso para convertirse en realidad. Es solo cuestión de tiempo. Pero tú, no temas, no desmayes, el Señor tu Dios está contigo en cada instante. Y algo maravilloso está por suceder. Exactamente como te lo dijeron.

Jesucristo te bendice hoy y siempre,

JORGE HERNÁN

viernes, septiembre 07, 2007

¿QUIÉN ES JESÚS PARA TÍ?

“—Y ustedes, ¿quién dicen que soy yo?
—Tú eres el Cristo, el Hijo del Dios viviente —afirmó Simón Pedro.
—Dichoso tú, Simón, hijo de Jonás —le dijo Jesús—, porque eso no te lo reveló ningún mortal, sino mi Padre que está en el cielo.”
(Mateo 16:15-17, NVI)


Revelación. Ese es el resultado de una relación íntima, personal y profunda con Jesucristo de Nazareth. Filósofos, historiadores, autoridades religiosas y hasta ciudadanos del común llevan años discutiendo quién es Jesús, y las respuestas son tan variadas como el número de los que han entrado en el debate.

Pero la respuesta verdadera está en tu corazón y en el mío, y es fruto de la comunión con Dios. Cuando es profunda e intensa, no necesitamos ir a una enciclopedia a buscar ayuda para contestar la pregunta. Simplemente conocemos la respuesta.

¿Nosotros quién decimos que es Jesús? Piensa simplemente en lo que ha hecho en tu vida, y encontrarás que a veces aún los nombres con los que la Biblia se refiere a Dios se quedan cortos para expresar lo que Él significa para nosotros. Creador. Amigo. Torre fuerte. Salvador. Sanador. Refugio. Castillo. Soberano Señor. Maestro bueno. Buen pastor. Santo. Príncipe de paz. Rey de reyes. Señor de señores. Escudo. Amparo. Fortaleza. Libertador. Camino. Verdad. Vida. Tantos nombres, tantos títulos, tantas descripciones se quedan cortas para expresar lo que Jesucristo ha hecho en la tuya y en la vida.

Pero cuando te pregunten por él, no te quedes con el Jesús histórico al responder. Busca dentro de ti la revelación que Dios te da al respecto, y entonces deja que el Espíritu hable desde tu experiencia personal para compartir quién es Él y qué puede llegar a ser para otros.

Todos hemos sido comisionados para expandir el Evangelio del Reino. Y cuando compartimos lo que Él significa para nosotros simplemente no podemos dejar de contar las maravillas que hemos vivido de Su mano.

Bendiciones,

JORGE HERNÁN

domingo, septiembre 02, 2007

APROPIÁNDOSE DE LAS PROMESAS

"...que después de deshecha esta mi piel, en mi carne he de ver a Dios. Lo veré por mí mismo; mis ojos lo verán, no los de otro. Pero ahora mi corazón se consume dentro de mí."
(Job 19:26-27, RV95)


Preguntaba el pastor hoy en el servicio que quiénes habíamos recibido promesas de parte de Dios. Muchas manos se levantaron. También la mía. Cuando el Señor te da una promesa y tú la crees, te aferras a ella con una esperanza sobrenatural y la alegría de quien está seguro de lo que va a recibir de parte de Dios. Pero cuando el ambiente empieza a oscurecerse, cuando aparecen las sombras, la misma sonrisa con que recibimos la promesa se desvanece para dar paso a un gesto angustioso.

La salud empeora. Las finanzas se ven cada vez más amenazadas. La armonía del hogar es interrumpida abruotamente por un suceso inesperado. La relación de pareja se resquebraja. El ministerio se sacude. Tantas situaciones posibles, y tantas que créíamos lejos. Quizás pensamos que la promesa era de "entrega inmediata", nos olvidamos de los tiempos de Dios y de los procesos a los cuales nos somete forjando nuestro carácter.

Empezamos a movernos, como decía Margaret Manning, entre la fe ciega y la duda cínica. A veces se nos dificulta mantener el equilibrio. El enemigo parece susurrarnos mil cosas que buscan sembrar en nosotros la duda, el temor, la incredulidad. El Espíritu de Dios, por Su parte, apaciblemente nos dice que confiemos, y que recordemos a Aquel en quien hemos puesto nuestra confianza.

Pero estamos desgarrados. Y entonces recordamos a Job, quien en un momento de extrema desesperanza pronunció estas palabras, que hoy te invito a que hagas tuyas. Verás el cumplimiento de las promesas, con tus propios ojos. Aunque tu corazón se consuma dentro de tí, fiel es Dios y hará que Su Palabra se haga realidad en tu vida letra por letra.

No te desanimes, ni hoy ni el día en que las cosas se pongan difíciles. Aprópiate de las promesas. Hoy es tu día.

Bendiciones,

JORGE HERNÁN


martes, agosto 14, 2007

VEREDAS DERECHAS

“Por el camino de la sabiduría te he encaminado, y por veredas derechas te he hecho andar” (Proverbios 4:9)

Parece que hay una sutil diferencia de percepciones entre el Señor y nosotros, al menos si nos atenemos a lo que Él afirma en este versículo. Nos dice Dios que nos ha hecho andar por veredas derechas, y cuando leemos esta expresión pensamos sin duda en lo que aprendimos en el colegio sobre la línea recta: “la distancia más corta entre dos puntos”. Pero esa no es la misma concepción de Dios. Para Él las veredas derechas no son siempre las más cortas ni mucho menos están exentas de obstáculos. De hecho, a veces son largas y a nuestro modo de parecer, tortuosas.

Atravesar pruebas nunca será fácil, y aunque nos lo digan una y mil veces, siempre será complejo asimilar que todo responde a un propósito divino superior, que está fuera del alcance de nuestros sentidos e incluso de nuestra percepción. Sabemos que Dios tiene el control, que todo se mueve dentro de su buena, agradable y perfecta voluntad, y que le hecho de que sus tiempos no coincidan con los nuestros no significa en modo alguno que el Señor se haya ausentado.

Decía Margaret Manning en una reflexión que compartí en días pasados que realmente Dios nunca nos abandona, pero sí las expectativas que tenemos de Él. Hace tiempo aprendí que expectativas no resueltas generan primero frustración y luego ira; y eso es exactamente lo que a veces nos ocurre con nuestro Señor: nos sentimos frustrados y enojados porque la respuesta no ocurre cuando queremos y porque los senderos que siempre entendimos que eran derechos, ahora nos parecen absolutamente torcidos.

Pero si nos apegamos a la Escritura y creemos en el Dios que proclama la Biblia debemos entender que estamos frente al Santo, Justo, Misericordioso y Todopoderoso y que estos atributos suyos nos garantizan que al final el resultado será el que Dios espera.
Y Él nunca, nunca se equivoca. Felizmente.

Aguantar en el tiempo de prueba jamás será sencillo, pero si sabemos en quién hemos puesto nuestra confianza, al menos será menos duro.

Dios nos siga bendiciendo,

JORGE HERNÁN


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COROLARIO



"Os rogamos, hermanos, que reconozcáis a los que trabajan entre vosotros, y os presiden en el Señor, y os amonestan"
(1 Tesalonicenses 5:12)


A Rafael Cantor, in memoriam

Anteayer estuve en el servicio fúnebre de un tremendo hombre de Dios. Rafael Cantor llevó a cientos de personas a los pies de Cristo y fue un pastor y un evangelista en toda la extensión de la palabra. Fogoso en sus primeros años de ministerio, alcanzó una madurez notable con el correr del tiempo y terminó sus días amando a su familia y al cuerpo de Cristo al cual siempre sirvió.

Escuchar el testimonio de su hijo, que solo pudo vernos a unos pocos de sus discípulos, cosecha de más de treinta años de servicio a Jesús de Nazareth, pero que entendió la razón de ser de la vida de su padre, obsesionado por su trabajo y empeñado en extender cada día más y más el Evangelio del Reino. Toda una generación de pastores, líderes y siervos fuimos edificados por las enseñanzas profundas de Rafael. Quizás para muchas personas fuera un desconocido, pero sin duda en los cielos (donde ahora disfruta de la presencia del Padre) y en los infiernos era ampliamente conocido.

Tuvo aciertos y errores, como todos nosotros, pero siempre estuvo dispuesto a aprender de estos últimos y capitalizarlos en su continuo proceso de aprendizaje y peregrinación, pues su corazón siempre estaba dispuesto a asimilar cosas nuevas y hacerlas vida en su vida.

Tengo en mente la calidez de su sonrisa, la misma que seguramente está disfrutando el Creador justo ahora. Siempre estará presente en nuestro recuerdo, e indirectamente, en nuestro ministerio. Y como dijo el pastor Aicardo Beltrán en el servicio, ahora nos corresponde a nosotros – sus discípulos, sus amigos, sus consiervos – recibir la posta y continuar la carrera llevando a otros a conocer al Señor y a crecer en Él cada día.

viernes, agosto 03, 2007

ABANDONADOS POR NUESTRAS EXPECTATIVAS

"Vosotros pensasteis mal contra mí, mas Dios lo encaminó a bien, para hacer lo que vemos hoy, para mantener en vida a mucho pueblo"
(Génesis 50:20)

Cedo hoy el espacio a Margaret Manning. Simplemente anoto que, como le escuché decir alguna vez a un pastor amigo, la realidad no siempre es la verdad. Y a lo que Dios nos llama es a aferrarnos a Su verdad y no a la realidad qu perciben nuestros sentidos corporales. Discernir en el Espíritu no es un ejercicio sencillo, pero es sin duda necesario. Bendiciones, JORGE HERNÁN


Has experimentado el conflicto que sobreviene por la contradicción entre tu experiencia personal y tus creencias? Qué haces, por ejemplo, cuándo has creído que Dios siempre sana, mientras observas impotente cómo tu madre muere de cáncer? Cómo afirmarle el amor de Dios a una mujer que fue abusada de niña? Cómo te sientes cuando te han dicho que Dios tiene un plan maravilloso para tu vida, pero aún no logras encuadrar ese plan maravilloso en una serie de problemas personales y profesionales?

Si eres como yo, la fortaleza de las creencias que tú creías impenetrables se derrumba cuando las experiencias de la vida destrozan esa fortaleza como un ariete. Tras la desgracia, los refugios alternativos de la duda cínica o la fe ciega nos hacen señas para que nos abriguemos en ellos. La mayoría de nosotros corremos peligrosamente entre ambos extremos, sin la sensación de seguridad que una vez nos proveyó esa fortaleza.

La Biblia está replete de historias sobre individuos que encararon conflictos difíciles entre lo que ellos creían que era verdad y lo que habían experimentado vivencialmente. Piensa en el patriarca José. Dios le dijo a través de una serie de sueños que llegaría a ser grande algún día, tan grande que sus propios hermanos vendrían y se postrarían delante de él en señal de reverencia. Se le permitió vislumbrar su destino, y talvez él creyó que el sendero hacia su destino estaba pavimentado en oro. En vez de eso, su viaje dorado a la gloria pasó por un intento de homicidio de parte de sus hermanos, su esclavización en tierra foránea, y buena parte de su vida gastado en la cárcel falsamente acusado de varios crímenes que no cometió. Cómo podría ser este el patrón de gloria que Dios prometió darle a José?

La creencia de José en un Dios que lo amaba y tenía compasión de él estaba siendo desafiada ahora por la demostración por parte de Dios de Su cuidado compasivo. Sentado en su cárcel, estoy segura de que José batallaba con sus ideas acerca del cuidado amoroso de Dios.

A pesar de la contradicción entre su experiencia de vida y lo que él pensaba que conocía acerca de Dios, José en última instancia afirmó que Dios es bueno y digno de confianza. Cómo llegó a esta conclusión? Yo sugeriría que cuando José (como su padre, Jacob) luchaba con Dios, el Señor le dio una nueva perspectiva y un entendimiento más profundo de Su amor por él. Pero esta nueva perspectiva no es fácilmente ganada. Note lo que el autor y pastor Craig Barnes patéticamente describe como la emergencia de nuevas perspectivas en el proceso de conversión: “El temor más profundo que se esconde detrás de cada pérdida es que hemos sido abandonados por el Dios que nos salvó. El momento de transformación en la conversión cristiana viene cuando nos damos cuenta de que Él nos ha dejado. Entonces descubrimos que no es Dios, sino la imagen que tenemos de él, la que nos ha abandonado. Solo entonces el cambio es posible.”

De hecho, José les reveló esta nueva perspectiva a sus hermanos que lo engañaron.” Vosotros pensasteis mal contra mí, mas Dios lo encaminó a bien, para hacer lo que vemos hoy, para mantener en vida a mucho pueblo” (Génesis 50:20). Este no es un cliché bíblico. José fue testigo del amor y la intervención de Dios. Pero no en la forma en que esperaba. Dios no prometió que nuestras vidas marcharan como nosotros lo planeamos. En vez de eso, prometió darnos la nueva perspectiva necesaria para ver su bondad y su gracia en medio de nuestras expectativas abandonadas.

Margaret Manning es escritora asociada de los Ministerios Internacionales Ravi Zacharias en Atlanta, Georgia.

domingo, julio 22, 2007

SENDAS DIOS HARÁ

"¡Voy a hacer algo nuevo! Ya está sucediendo, ¿no se dan cuenta? Estoy abriendo un camino en el desierto, y ríos en lugares desolados."
(Isaías 43:19, NVI)


Titulo esta reflexión con el nombre de una muy conocida canción de Don Moen basada justamente en Isaías 43:19. Hace unos pocos días, pidiéndole al Señor dirección acerca de una situación particularmente compleja, encontré esta respuesta de labios de Danilo Montero. ¿Dije "respuesta"? Creo que debí haber dicho mejor "reto" porque la pregunta contenida en este versículo es realmente desafiante.

Para ser sinceros, debo reconocer que si el Señor me lo estuviera preguntando cara a cara quizás debería responderle: "Señor, la verdad, no, no me doy cuenta"...Dios abre caminos donde pensamos que no es posible, y probablemente por esa misma limitación derivada de nuestros propios esquemas mentales no podemos reconocer el camino aunque lo tengamos al frente nuestro. Así, aunque Jesucristo mismo me asegure que está abriendo trocha, no consigo verla. Aunque me han enseñado que debo encarar los problemas con visión divina, inconscientemente los abordo de la forma más humana posible. Noto que me parezco cada vez más a los espías enviados a Canaan que dijeron: "¡Hasta vimos anaquitas! Comparados con ellos, parecíamos langostas, y así nos veían ellos a nosotros" (Números 13:33, NVI).

Talvez los anaquitas de hoy no sean gigantes en el sentido físico pero, lo que es peor, lo son en el sentido emocional o aún espiritual...¡Y somos nosotros mismos quienes les hemos dado esa estatura! Una persona a quien aprecio entrañablemente me explicó justamente la semana pasada que un 80% de las situaciones adversas que enfrentamos se originan en nosotros mismos. Y si de algo estoy seguro es que por lo menos es nuestra responsabilidad darles la categoría de "gigantes"...¿Gigantes para quien? No para Dios, en todo caso. Un joven pastor de ovejas enfrentado a un guerrero de casi tres metros de estatura se atrevió a hablarle con estas palabras: "...Tú vienes contra mí con espada, lanza y jabalina, pero yo vengo a ti en el nombre del Señor Todopoderoso, el Dios de los ejércitos de Israel, a los que has desafiado. Hoy mismo el Señor te entregará en mis manos; y yo te mataré y te cortaré la cabeza. Hoy mismo echaré los cadáveres del ejército filisteo a las aves del cielo y a las fieras del campo, y todo el mundo sabrá que hay un Dios en Israel." (1 Samuel 17:45-46, NVI)

Dios hace sendas nuevas a pesar de los anaquitas, y yo todavía estoy pidiéndole al Señor que interiorice esta verdad en mí y la haga vida en mi vida. Quiero enfrentarme a mis anaquitas y verlos como Dios los ve, y entender que no porque yo tenga que ajustar mi visión espiritual deja de ser cieto que el Señor está abriendo un camino justo en medio del desierto y trayendo soluciones y respuestas mucho más efectivas de las que yo puedo imaginar.

Hoy te invito a que me acompañes en este reto, y que le digas conmigo a Dios: "Señor, abre mis ojos para que yo pueda ver el camino que estás abriendo, y dame un corazón agradecido que te glorifique por abrirlo aunque yo todavía no hay entendido cómo lo estás haciendo. En Tí confío y en Tí espero y por eso desde ya te alabo por la respuesta a mis plegarias y por hacer sendas donde aún he pensado que no hay. Amén."

Dios derrame bendiciones sobrenaturales en tu vida y en la mía,

JORGE HERNÁN

sábado, julio 14, 2007

PESO PLUMA

"Así que pongan sus preocupaciones en las manos de Dios, pues él tiene cuidado de ustedes."
(1 Pedro 5:7, LBLS)


Me encanta esta cita bíblica y, como es apenas natural, debo recurrir a ella con frecuencia. El estado de ansiedad pareciera ser una constante en nuestro tiempo y hay diversas circunstancias que nos ponen en tal situación cuando menos lo esperamos.

Se me ocurre ahora que quien logra mantener un nivel de comunión íntimo con Cristo de la intensidad espiritual que Él siempre soñó, debe vivir como un "peso pluma": livianito, porque cada preocupación que llega a su vida, la pone en las manos de Dios.

Y me miro interiormente y reconozco que no he alcanzado esa altura espiritual, porque todavía hay cosas en la vida que me inquietan, que me hacen sentir como un nudo en el estómago y que me jalonan de los lugares celestiales hacia abajo. Voces que me susurran: "aterriza", en contraposición a la voz del Espíritu que me dice: "levántate, elévate" porque las respuestas no están abajo sino arriba.

Entiendo que debo enfocarme mucho más en mi Señor, que no puedo dejarme abrumar por situaciones que escapan de mi control pero nunca del control de Dios, y que lo único sensato que puedo hacer no es preocuparme sino depositar mi ansiedad en el Señor, quien cuida de mí.

Quiero sentirme ligero de equipaje, y no seguirme echando a cuestas cada carga que me encuentro por el camino, así que aunque me haya acostumbrado a cargar con mis preocupaciones, hoy voy a descargarlas en Quien dio Su vida para que yo fuera libre aún de la angustia y la zozobra. Voy a llevarlas a los pies de la Cruz y allí las voy a entregar para que Jesucristo, mi Rey y Salvador, las tome por su cuenta y se encargue de cada solución.

Y tú, ¿qué vas a hacer?

Bendiciones en Cristo Jesús,

JORGE HERNÁN

sábado, julio 07, 2007

MEJOR VIDA

"El ladrón no viene sino para hurtar y matar y destruir; yo he venido para que tengan vida, y para que la tengan en abundancia."
(Juan 10:10)

La concepción católica tradicional que describe nuestro paso por este mundo como un "valle de lágrimas" es la misma que nos ha enseñado que al morir pasamos a mejor vida, despojándonos de nuestro cuerpo mortal y de todos los padecimientos que nos aquejan en este mundo.

Pero la Palabra enseña otra cosa, y es que la mejor vida empieza cuando, al recibir a Cristo en nuestro corazón, como Señor y Salvador de nuestras vidas, empezamos a caminar en Él y a experimentar la vida abundante para la cual nos creó.

Vida abundante no es ausencia de dificultades, no significa que al hacernos discípulos de Cristo de repente las circunstancias adversas se esfuman. Simplemente comenzamos a abordar la vida de una manera diferente, de la mano del Maestro, quien vino a esta tierra a pagar un precio alto por nuestra salvación, pero también por nuestra sanidad, por nuestra prosperidad, por nuestra felicidad, por nuestra paz...

Las situaciones quizás sean las mismas, pero ya no las vemos iguales. Los gigantes, vistos desde el cielo, son enanos...y lo mismo ocurre con nuestros problemas. Todo es cuestión de adquirir la perspectiva correcta.

Cuando entendemos el real significado de esta "mejor vida" comprendemos en el fondo de nuestro corazón que todo hace parte del plan perfecto de Dios, que todo tiene un propósito y que las cosas no pasan simplemente porque sí. Que el Señor nos está formando, a veces haciéndonos pasar por cursos que no elegiríamos libremente, pero a sabiendas de que está forjando en nosotros el carácter de Cristo.

Cualesquiera que sean las circunstancias que estés viviendo hoy, alábale por permitirte haber pasado a mejor vida disfrutando desde ya las maravillas del Reino, y las buenas obras que de antemano preparó para que anduvieras en ellas (Efesios 2:10)... y dile al Señor que quieres entender la lección que hoy tiene para tí.

Bendiciones sobreabundantes en Cristo,

JORGE HERNÁN

martes, junio 12, 2007

EL QUE NUNCA FALLA

"...Ustedes bien saben que ninguna de las buenas promesas del Señor su Dios ha dejado de cumplirse al pie de la letra. Todas se han hecho realidad, pues él no ha faltado a ninguna de ellas."
(Josué 23:14, NVI)

Me encanta esta cita porque contiene un verdad impactante, como todas las de Dios: que Él es siempre fiel y jamás falta a Su Palabra. Así que si el Señor alguna vez te ha hablado por medio de Su Palabra, de las circunstancias, de otras personas o de cualquier otro modo, aférrate a lo que te dijo y no lo sueltes. Esa Palabra va a hacerse realidad en tu vida porque Dios es un creador de realidades que transforma entornos para que Su verdad se convierta también en realidad.

Sé que tú y yo a veces creemos solamente en lo que vemos y, al igual que Tomás, al obrar de esta manera estamos por fuera de la voluntad de Dios en cuanto al ejercicio de la fe se refiere. La certeza de lo que se espera parte de entender la naturaleza de Dios y de comprender que aún "si somos infieles, Él sigue siendo fiel, ya que no puede negarse a sí mismo" (2 Timoteo 2:13, NVI). Esta es la razón de por qué podemos contar con que Él cumplirá sin falta Su propósito en tí y en mí.

Lo nuestro simplemente es confiar y esperar en Él.

Bendiciones,

JORGE HERNÁN




lunes, junio 04, 2007

LA VERDAD DE LA PRUEBA

“Ahora, así dice Jehová, Creador tuyo, oh Jacob, y Formador tuyo, oh Israel: No temas, porque yo te redimí; te puse nombre, mío eres tú. Cuando pases por las aguas, yo estaré contigo; y si por los ríos, no te anegarán. Cuando pases por el fuego, no te quemarás, ni la llama arderá en ti.”
(Isaías 43:1-2, RV60)


Esta mañana mi esposa y yo fuimos ministrados tremendamente por el Señor a través de una persona muy cercana, y lo que aprendimos es algo digno de compartir. Nos habló de Daniel y su paso por el horno de fuego. La historia está en Daniel 3 y relata que cuando el profeta y sus compañeros se negaron a adorar la estatua de Nabucodonosor fueron arrojados como castigo al horno de fuego y aún quienes los alzaron murieron calcinados. Sin embargo, ellos salieron intactos y sin oler siquiera, demostrando la contundente veracidad de aquella poderosa respuesta que le habían dado al rey: “He aquí nuestro Dios a quien servimos puede librarnos del horno de fuego ardiendo; y de tu mano, oh rey, nos librará” (v.17). Cualquier otro habría salido calcinado, pero no Daniel y sus amigos. Ellos contaban con el favor de Dios. Y Dios no prometió evitarles el paso por el fuego, pero sí librarlos de una muerte segura. Dentro del horno experimentaron altas temperaturas, y sabe Dios qué otro tipo de sensaciones de ahogo, sofoco, en fin...lo cierto es que el Señor no les evitó la prueba, pero los sacó victoriosos de la misma.

A veces como creyentes cometemos el error de pensar que no experimentaremos dificultades. Pensamos que una vida victoriosa está quizás exenta de sufrimientos y momentos adversos. Pero eso no es lo que dice la Palabra. La cita de Isaías con la que empezamos esta reflexión garantiza que vamos a vivir tiempos en los que vamos a sentirnos con el agua hasta el cuello...pero el Señor estará con nosotros, y los ríos no nos anegarán. Aún en estas circunstancias no pereceremos ahogados sino que saldremos a flote. Nos sentiremos al límite de nuestras fuerzas, pero sobreviviremos.

Lo mismo dice la cita con respecto al fuego. No nos quemaremos, aunque sintamos que estamos por hacerlo. Hay y habrá circunstancias en las que sintamos que nos estamos quemando pero el Señor nos sacará al otro lado. Otros terminarán achicharrados en circunstancias como las nuestras, pero nosotros no. Saldremos adelante.

Las Escrituras también nos garantizan que habrá momentos tan duros que el salmista dijo “aunque ande en valle de sombra de muerte no temeré mal alguno, porque tú estarás conmigo; tu vara y tu cayado me infundirán aliento.” (Salmos 23:4). La constante es la misma: la presencia de Dios jamás nos abandonará. El entorno puede ser diferente, Dios no: Él siempre será el mismo. Poderoso y amoroso.

Ese es el Dios en quien confiamos. Y cuando entendemos que ser sus hijos no es garantía de que no atravesaremos por malos momentos, sino de que contaremos con Él a cada instante, aprendemos a aceptar los tiempos de prueba como tiempos de propósito en el proceso de formación que Dios tiene para nosotros. Es parte del precio que tenemos que pagar, simple y llanamente. Lo importante es que recordemos que siempre hay un nuevo amanecer en Cristo y, como me dijo un pastor ayer, “recuerda: los mejores tiempos están por venir”.

El Dios a quien servimos puede librarnos del fuego ardiendo, y de toda mano nos librará. Confiemos en Él.

Con el amor de Cristo,

JORGE HERNÁN

martes, mayo 29, 2007

EL MUNDO VA

"No se mezclen con las naciones que aún quedan entre ustedes. No rindan culto a sus dioses ni juren por ellos."
(Josué 23:7, NVI)


Titulé esta reflexión con el nombre de una hermosa canción que oí entonar a un coro juvenil el domingo pasado. Es una canción habla de la fuerza arrolladora de la presión de grupo, que muchas veces nos lleva a pensar como los demás, hablar como los demás, obrar como los demás. Fácilmente la cultura nos envuelve y nos cuesta luchar contra la corriente, nos falta determinación para pararnos en la brecha y mostrar que somos excelentemente diferentes.

Son tiempos de realidades virtuales, y el virtualismo nos ha enseñado a romper ciertas fronteras que jamás debimos romper. Los juegos interactivos de hoy nos permiten experimentar virtualmente sexo y violencia ilimitados, mientras nos mantenemos en la apariencia de vidas respetables porque creemos que realmente solo estamos jugando. El problema es que nos empezamos a desensibilizar y por extensión trasladamos este enfoque a nuestra vida cotidiana como si se tratara de un simple juego. Entonces lo que antes nos parecía grave y pecaminoso nos deja de parecerlo, e imitamos conductas reprobables que vemos en los demás simplemente porque "todo el mundo lo hace".

La advertencia del Señor en el sentido de no mezclarnos sigue siendo válida hoy, aquí y ahora. No mezclarnos significa ser radicales, que es muy diferente a ser fanáticos religiosos. Implica vivir vidas íntegras, sin dobleces, fragmentaciones ni fracturas aunque sintamos que la corriente nos empuja en determinada dirección. Supone cumplir el mandato aquel de esforzarnos y ser muy valientes porque se necesita valor para ser discípulos de Cristo y testimonios de vida en un medio hostil. Si a veces mantenemos nuestra condición de cristianos en secreto es quizás por lo difícil que nos resulta asumirla cuando todo nuestro entorno tiene la mirada puesta en otros dioses. Es complicado pararse en la brecha y no ir "donde va Vicente".

Pero Jesucristo de Nazareth nos llama a otra cosa, a atrevernos a ser diferentes. En una sociedad donde los homosexuales están "saliendo del closet", donde grupos extremistas como los nazis lo hacen sin ningún resquemor, donde las minorías de cualquier naturaleza proclaman con orgullo su diferencia, muchos cristianos estamos guardando un penoso silencio y mimetizándonos como los demás.

¿Qué vas a hacer hoy al respecto?

Bendiciones,


JORGE HERNÁN

lunes, mayo 21, 2007

LEVÁNTATE

"Y le dijo: Levántate, vete; tu fe te ha salvado" (Lucas 17:19)

Levántate.

Es lo que hoy te dice el Señor. No importa que no seas un minusválido desde el punto de vista físico. Quizás la limitación sea más bien emocional. Talvez seas una persona común, con vacíos y carencias que tratas de suplir de muchas maneras, llenando tu agenda de actividades o tratando de rodearte de la compañía de varios amigos, o haciendo más cosas de las que realmente puedes.

Pero en tu corazón estás postrado. Agobiado. Abatido. Cansado. Probablemente desanimado. Y necesitas de la fortaleza de alguien que te ayude a levantar y te sostenga. Alguien con la capacidad no solo de animarte sino también de apasionarte. Alguien que de verdad se interese por tí y quiera verte bien.

Ese alguien se llama Jesús de Nazareth. De pronto lo conoces bien, pero Él te conoce perfectamente, aún en lo más profundo de tus pensamientos. Y quiere verte feliz y sonriente, como siempre Lo soñó. Está muy cerquita de tí, y te susurra al oído:

Levántate.

lunes, mayo 14, 2007

VISIÓN PROFUNDA

“...no mirando nosotros las cosas que se ven, sino las que no se ven; pues las cosas que se ven son temporales, pero las que no se ven son eternas.”
(2 Corintios 4:18, RV60)

Dice la Palabra que Dios que Él puso en nuestros corazones un sentido de eternidad (Eclesiastés 3:11), justamente el que necesitamos para tener una mejor apreciación de la vida y aprender a verla como Él la ve. La naturaleza carnal, sin embargo, con frecuencia nos empuja a fijarnos en lo temporal, en lo pasajero...por eso nuestras preocupaciones cotidianas se anclan fácilmente en la situación financiera que estamos viviendo, un problema de salud, una crisis matrimonial, un conflicto con nuestros hijos, en fin, tribulaciones momentáneas que lo que hacen es producir en nosotros “un cada vez más excelente y eterno peso de gloria” (2 Corintios 4:18).

Lo que quiero decir es que las batallas que hoy enfrentamos no deben verse como el eje de nuestra vida, sino como un campo de entrenamiento; no como una condición a la que debemos resignarnos sino como una situación temporal que estamos llamados a superar.

Es cuestión de visión, a lo que el Señor nos está llamando es a ver nuestras luchas cotidianas como el las ve, sacándonos por completo del modo mundano de enfrentarlas.

Cedo la palabra a mi querido hermano Jeff Bueno, quien me envió hace poco esta valiosa reflexión por correo:

“¿Hemos tenido luchas? ¡Qué bueno! Porque Dios sabe que necesitamos ejercer nuestra fe, que necesitamos ejercer lo que Él nos ha dado, porque los justos serán los que tendrán muchas pruebas...no una, sino muchas.

“Hace poco escuché a un apóstol decir que vienen cosas nuevas, tiempos diferentes,
tiempos donde tendremos que estar preparados para enfrentar, para vencer, y Dios
nos ha estado capacitando. Por eso sé que la lucha de hoy, es por causa de la victoria de mañana, no solo mi victoria sino la de los millones que vienen tras de mí, es importante parar y mirar, para ver que es por causa de ellos que nostros estamos acá.

“No es tiempo de perder el tiempo, y hay muchas cosas que nos ayudan a perderlo pensando que están bien, que estamos bien, que hemos hecho lo mejor.

“Dios dice: NO, es tiempo de caminar, de conquistar, de poner por obra nuestra fe. Es tiempo de dar lo excelente, no simplemente lo mejor, porque lo que Dios te ha dado a ti y a mi no es lo mejor, es lo excelente, es a su Hijo.

“Así que te invito a salir de tus problemas y mirar los problemas del mundo, de los jóvenes, de las madres, de las naciones, porque cuando le creemos a Dios y dejamos a un lado nuestra vida por causa de los demás, entonces el Reino y Su Gloria de manifestarán.

“Deja de pensar en ti. No es por ti. Es por ellos, como Él por nosotros.

“¡¡¡¡¡¡ El Reino de Dios opera cuando hay una muerte de ti mismo.!!!!!!!.

“Deja de ver con ojos pequeños y mira con visión eterna!”

Estas palabras me animan a pensar en que debo buscar la dirección de Dios para mi vida, no perderme en senderos que no llevan a ninguna parte, sino mantener los ojos puestos en Él y pedirle que guíe cada uno de mis pasos para que yo pueda así cumplir Su buena, agradable y perfecta voluntad, entendiendo que después de formarme en el campo de entrenamiento tengo que salir al verdadero campo de batalla para alcanzar a otros para Cristo, para extender el Evangelio del Reino al lugar donde Dios me ha sembrado (mi familia, mi empresa, mi universidad, mi colegio, mi barrio) y más allá...a las Naciones.

Al atravesar por momentos difíciles solo puedo pensar tres cosas: primero, que necesito experimentar la confianza de que Dios se está haciendo cargo de todo; segundo, que hay un propósito por el cual el Señor me está permitiendo vivir aquello por lo que estoy pasando; tercero, que Él tiene en mente cosas grandes y la preparación que hoy estoy enfrentando, como dice Jeff, no es por mí, es por ellos y por causa del Reino.

Hoy te animo a buscar la dirección de Dios y a pedirle una nueva visión que te posibilite enfrentar las circunstancias adversas de una nueva manera.

La bendición del Señor esté contigo hoy y siempre,

JORGE HERNÁN

miércoles, mayo 09, 2007

MANJAR DE VIDA

"Fueron halladas tus palabras, y yo las comí; y tu palabra me fue por gozo y por alegría de mi corazón; porque tu nombre se invocó sobre mí, oh Jehová Dios de los ejércitos."
(Jeremías 15:16, RV60)


No sé cuáles sean tus hábitos alimenticios pero estoy seguro de qe los tienes. Algunos comen tres vecs al día, según aprendieron desde niños; otros ingieren alimentos ligeros entre las comidas principales; algunos más comen cada dos horas. En fin, el cuerpo necesita nutrirse y nuestros hábitos en cierta manera responden a las demandas del organismo.

Pero la Escritura nos enseña que "no solo de pan vivirá el hombre, sino de toda palabra de Dios" (Lucas 4:4). Es evidente por lo tanto que necesitamos nutrirnos espiritualmente de lo que nos enseñan las Sagradas Escrituras, y cuando vamos a ellas en busca de alimento guiados por el Espíritu Santo, encontramos allí todo cuanto nos hace falta. Po algo el Señor dijo enJuan 5:39: "Escudriñad las Escrituras; porque a vosotros os parece que en ellas tenéis la vida eterna; y ellas son las que dan testimonio de mí".

Pues bien, el proceso de comer tiene por lo menos tres partes: masticar, saborear y digerir. Primero masticamos para hacer el alimento digerible, así que al procesarlo tenga una consistencia que podamos asimilar; luego, o más bien, simultáneamente, degustamos el bocado para experimentar toda la plenitud de su sabor, y finalmente lo digerimos. Si es un alimento suave y agradable, decimos que nos cae bien.

Con la Palabra ocurre lo mismo: primero debemos masticarla. Leemos una porción de la Escritura, luego la releemos en voz alta y pausada y luego volvemos a leerla palabra por palabra resaltando o subrayando lo que nos llamó la atención. Cuando hemos entrado en la presencia del Señor, encontramos que Él nos empieza a hablar y con frecuencia nos va a dar una nueva revelación sobre lo que estamos leyendo, así hayamos recorrido cientos de veces el mismo pasaje. A medida que la voz del Espíritu refresca nuestro ser, vamos adquiriendo un nuevo discernimiento sobre lo que Dios nos está diciendo o mostrando. La Palabra adquiere una nueva consistencia y comprendemos con claridad el mensaje. Estamos masticando.

Pero también saboreamos. Salmos 34:8 nos dioce "Gustad y ved que es bueno Jehová...". Simultáneamente con el masticado, estamos degustando la Palabra de Vida, nos deleitamos en ella, la saboreamos le sacamos el gusto...Recuerdo una ocasión en que estuvimos predicando durante cerca de cuatro meses sobre Marcos 11:24, ¡¡¡ le sacamos toda la sustancia que pudimos al pasaje y disfrutamos todos los matices que Dios nos fue revelando sobre el mismo !!!. Degustar la Palabra es una experiencia poderosamente enriquecedora...gozo y alegría para nuestro corazón.

Y finalmente, digerimos. La Palabra trasciende el nivel intelectual y empieza a hacerse vida en nosotros. Entonces podemos compartir de ella con entusiasmo y convicción profunda, porque Dios nos ha hablado.

Es un manjar exquisito, no lo dejes servido. Si no comes del banquete, habrá otros que serán llamados a participar de él. Los que son conscientes de sus carencias, de sus vacíos...los que saben que su hambre y sed espiritual solo pueden ser saciadas por el Santo, el Poderoso, el que vive y reina y nos habla hoy y siempre a través de la Biblia.

Disfruta la mesa que Dios ha dispuesto para tí hoy.

Bendiciones,

JORGE HERNÁN

domingo, abril 08, 2007

RESUCITÓ

"Por tanto, cuando resucitó de entre los muertos, sus discípulos se acordaron que había dicho esto; y creyeron la Escritura y la palabra que Jesús había dicho"
(Juan 2:22, RV60)

No sé si te has dado cuenta de la gran diferencia que existe entre adorar a un Dios vivo o a uno muerto, pero en estos días en los que el mundo occidental rememora, siguiendo la tradición católica, la pasión y muerte de Nuestro Señor Jesucristo, se ha insistido en que este es uno de los aspectos cruciales que marcan la gran diferencia entre el cristianismo y la mayoría de las religiones.

En efecto, Jesucristo es un Dios vivo. Podemos relacionarnos con Él de una manera real y personal porque vive, así que cuando oramos no estamos simplemente realizando un ejercicio de catarsis o desahogo interior sino que estamos de hecho interactuando con Alguien que es absolutamente real y mucho más lleno de vida que tú o yo porque Él mismo es La Vida.

Saber que Jesús resucitó y que esta es una verdad histórica pero actual nos debe permitir movernos en una dimensión diferente en la relación con Él, bien distante de los rituales vacíos y conmemorativos de algo que ocurrió en un lugar muy remoto y en una época ya muy lejana para trasladarnos al eterno presente en el que Dios vive y desde el cual se relaciona contigo y conmigo.

Resucitó, aunque el mundo se empeñe en dejar de lado esta realidado, increíblemente, aún de negarla. Jesucristo de Nazareth, mi Señor, tu Señor, vive pues hasta en Su resurrección fue fiel a Su Palabra y lo sigue siendo. Y hoy anhela que tú y yo nos acerquemos a Él, le reconozcamos y nos decidamos a emprender la aventura de conocerle. Y seguirle. Y amarle. Y servirle. Ese es realmente el verdadero desafío de nuestra generación. Yo quiero aceptarlo, ¿y tú?

Bendiciones,

JORGE HERNÁN

lunes, abril 02, 2007

ARIMATEAS Y PABLOS

Las Escrituras nos presentan dos prototipos antagónicos de los discípulos de Jesús. De un lado, los seguidores secretos como José de Arimatea; de otro, los que abiertamente proclamaban Su mensaje, como Pablo.

Del primero dice la Biblia que era un miembro noble del concilio, que era rico, y también que era bueno y justo. Solo tenía un inconveniente: que ocultaba su fe “por miedo de los judíos” (Juan 19:38). Del segundo, el apóstol de los gentiles, dice que estuvo encarcelado, fue azotado y apedreado varias veces y pasó grandes dificultades (véase 2 Corintios 11:16 y siguientes). Sin embargo, hasta su muerte, hizo pública su fe y fue quizás el principal artífice humano de la expansión del cristianismo en los primeros años de nuestra era.

En el tránsito está Pedro, uno de los hombres más cercanos a Jesucristo, quien después de negarlo tres veces fue restaurado por el Señor y pasó a compartir el mensaje de salvación con denuedo. Cuando a Pedro y Juan se les prohibió hablar de Jesús a las multitudes, respondieron: “Juzgad si es justo delante de Dios obedecer a vosotros antes que a Dios; porque no podemos dejar de decir lo que hemos visto y oído” (Hechos 4:19b-20). De hombres como estos, que se sostuvieron en su fe a pesar de la adversidad, dice la Biblia que “alcanzaron buen testimonio mediante la fe” (Hebreos 11:39).

A veces el temor a los hombres es superior a nuestra fe en Dios. En ocasiones callamos por temor a las represalias, a las burlas, al desprecio, al rechazo, al qué dirán. Nos preocupan más las consecuencias de nuestras palabras y de nuestros actos aquí en la tierra que la recompensa grande y poderosa que viene de lo alto cuando nos atrevemos a ser testigos, a ser ejemplo, a llevar una vida comprometida con la causa del Señor. Olvidamos fácilmente que aún si los cristianos decidiéramos unánimemente guardar silencio, las piedras clamarían (Lucas 19:40).

Se atribuye a Francisco de Asís la frase: “Predica el Evangelio en todo momento, y de ser necesario, usa palabras…”, con lo cual este varón instaba a los seguidores de Cristo a compartir su fe, más que con palabras, con su propio testimonio de vida. Los cristianos estamos llamados a ser sal y luz, a ser un foco de atracción para los no creyentes, quienes deberían admirarse de nuestro estilo de vida y de lo que reflejan nuestros comportamientos y actitudes. Necesitamos ser personas esforzadas y valientes para responder abiertamente al llamado de Dios sin tapujos, sin esconder nada, guardando el pacto y siendo fieles a nuestros ideales, principios y creencias.
Hace unos días nos confrontaban en la iglesia con respecto al valor que algunos grupos tienen para exponer su credo aunque vayan en contravía del statu quo. Sostienen y defienden sus creencias y aún su modo de vida aunque no responda a los cánones socialmente aceptados. Tristemente, los cristianos a veces olvidamos el principio de que “Dios y yo somos mayoría” y nos dejamos amedrentar por las personas y también por las circunstancias.

Mi invitación de hoy es a que nos preguntemos cómo estamos viviendo y proyectando a otros el Evangelio del Reino. ¿Somos discípulos secretos o faros de luz? ¿Es nuestra vida un ejemplo edificante para quienes viven a nuestro alrededor? Si carecemos del valor para ser artífices del crecimiento del reino y alcanzar a las naciones para Jesús, quizás necesitemos pasar un tiempo a solas con Dios, pidiéndole que nos llene del fuego de Su Santo Espíritu para tener el privilegio de ser artífices de Su obra. Bendiciones.

“Porque no nos ha dado Dios espíritu de cobardía, sino de poder, de amor y de dominio propio”
(2 Timoteo 1:7)

lunes, marzo 26, 2007

VIVIENDO LA PALABRA

“Por lo cual también nosotros sin cesar damos gracias a Dios, de que cuando recibisteis la palabra de Dios que oísteis de nosotros, la recibisteis no como palabra de hombres, sino según es en verdad, la palabra de Dios, la cual actúa en vosotros los creyentes.”
(1 Tesalonicenses 2:13, RV60)


Cuando en nuestro corazón discernimos la Palabra de Dios como ella en verdad es, la consecuencia natural es que haya una transformación profunda en nuestras vidas. No es posible que nuestra manera de pensar siga siendo la misma si en verdad entendemos lo que la Biblia significa y representa.

No estoy hablando de su valor literario, ni de lo sorprendente que resulta el hecho de que un documento escrito a tantas manos durante tantos siglos y por autores tan variados sea tan consistente desde el punto de vista del plan de salvación o de cualquier otro asunto inclusive menos teológico. Me refiero a que la misma Escritura declara ser inspirada por Dios, y mientras nosotros no lo creamos así en lo profundo de nuestro corazón seguiremos tratándola como un libro más, que expresa simples opiniones personales de sus autores humanos y no la cosmovisión observada desde la perspectiva divina.

Necesitamos entender la Palabra como lo que realmente es, para poderla interiorizar y hacerla vida en nuestra vida. De lo contrario, seguiremos viviendo mediocremente, aunque nos autoproclamemos cristianos, manejando un código ético y moral propio matizado por nuestra propia conveniencia. Ese actuar de la Palabra en nosotros no va a producirse mientras degrademos su valor y la recibamos simplemente como un lindo mensaje humano.

¿Cuál es tu sentir hacia la Palabra realmente? ¿La lees y la vives “según es en verdad” o se ha vuelto un referente como tantos? Hoy te invito a que reflexiones seriamente sobre esto y a que le pidas a Dios la dirección que necesitas para interactuar con Su Palabra en tu tiempo devocional.

Un abrazo de bendición,

JORGE HERNÁN

jueves, marzo 08, 2007

RINDIENDO CUENTAS

"Después de mucho tiempo volvió el señor de aquellos siervos y arregló cuentas con ellos."
(Mateo 25:19, NVI)


Hace varios años, mi esposa se hizo el firme propósito de enseñar a mis hijos a administrar bien el dinero. Decidió asignarles una mesada con la cual podían comprar cosas durante el recreo escolar o ahorrar para darse gusto con algo más grande o más costoso. Para ello, les enseñó a manejar un libro de cuentas a cada uno donde debían anotar todo lo que recibían y todo lo que gastaban. Y hasta el día e hoy, no les entrega la siguiente mesada si antes no le entregan el libro de cuentas. Quiere estar segura de que están manejando correctamente sus finanzas y que tienen plena conciencia del destino que le dan al dinero que reciben.

Hay varias partes de las Escrituras en las que el Señor se presenta como un hombre poderoso y rico que ha dejado a unos servos a cargo de sus posesiones o su dinero, y luego los llama a que le rindan cuentas. Cuando leo, por ejemplo, la parábola de los talentos, en el Evangelio de Mateo, pienso que si esos hombres llevaran un registro detallado de sus cuentas, les sería más fácil explicarle el Señor cómo invirtieron su dinero. Y entiendo que en nuestra relación cotidiana con Dios debemos acostumbrarnos a mantener un proceso continuo y honesto de rendición de cuentas a Él.

Aquí no estoy hablando del principio bíblico de rendición de cuentas, que se haya ampliamente sustentado en el Nuevo Testamento, y que consiste en que busquemos el compañerismo de un creyente maduro al cual podamos compartirle cómo va nuestro caminar, pedirle su apoyo intercesor en oración y acaso un consejo. Me estoy refiriendo más bien a la interacción permanente con Dios, que no puede ni debe limitarse a una lista de peticiones sino que debe incluir un tiempo de arrepentimiento en el que podamos con un corazón abierto y sincero reconocer nuestras fallas y contarle a Él qué estamos haciendo con los dones, habilidades y talentos que nos confió para que los usáramos y los multiplicáramos en provecho del Reino.

No sé tú, pero yo quisiera saber que tengo mi vida en orden cuando el Señor me llame a cuentas.

"Dichoso el siervo cuando su señor, al regresar, lo encuentra cumpliendo con su deber."
(Mateo 24:46, NVI)

Bendiciones,

JORGE HERNÁN

lunes, febrero 26, 2007

SEGUNDAS OPORTUNIDADES

"Pero ahora, por favor no se aflijan más ni se reprochen el haberme vendido, pues en realidad fue Dios quien me mandó delante de ustedes para salvar vidas."
(Génesis 45:5, NVI)

Viajo desde Cali hacia Bogotá en un vuelo de rutina. De repente, el piloto nos informa que estamos desabastecidos de combustible y que necesitamos aterrizar en uno de los aeropuertos alternos para poder tanquear. Así lo hacemos, y al cabo de un par de horas estamos tocando finalmente la pista del Aeropuerto Eldorado.

El incidente no pasaría de ser anecdótico de no ser por lo que Dios ministró a mi vida a través del mismo. Por un momento imaginé cómo habría cambiado la vida de mi familia si el final de aquel viaje hubiera sido trágico. Imaginé a mi hijo llegando tarde del colegio después de pasar el rato charlando con sus amigos solo para encontrarse con una noticia tan devastadora. Pensé en mi pequeña hija y en lo que significaría para ella no volver a ver a su papá. Supuse la reacción de mi otro hijo, entre triste y aterrado....Y pensé en mi esposa, en mis padres, en mis amigos...

Cuando estábamos despegando de Pereira (el aeropuerto alterno), mi vecino de silla me comentó que su hijo había estado en un paseo de fin de semana y había regresado casa con una picadura de insecto en un codo. El caso es que la picadura se infectó, y el muchacho terminó hospitalizado, con un estreptococo y luchando contra una infección severa. Al final, salió adelante. “Dios le dio una segunda oportunidad”, me dijo su padre. “Yo le he dicho que busque entender el propósito de Dios en esta situación”.

A mi regreso, medité en todo lo ocurrido y entendí que Dios siempre está brindándonos segundas oportunidades. Como en el caso de José, que pronunció frente a sus hermanos las palabras con las que comienzo esta reflexión, muchas veces las circunstancias que enfrentamos, por difíciles que parezcan, se tornan en situaciones de bendición. Aunque no entendamos por qué el Señor permite que ocurran ciertas cosas, siempre hay un propósito sobrenatural subyacente que estamos llamados a buscar. Y siempre, siempre, hay una segunda oportunidad que Dios nos da.

No esperes al límite, aprovecha las posibilidades que cotidianamente te ofrece el Señor y recuerda que nunca sabes si habrá una próxima oportunidad.

Dios te siga bendiciendo,

JORGE HERNÁN

lunes, febrero 19, 2007

AGUIJONES Y ESPINAS

"Y si no echareis a los moradores del país de delante de vosotros, sucederá que los que dejareis de ellos serán por aguijones en vuestros ojos y por espinas en vuestros costados, y os afligirán sobre la tierra en que vosotros habitareis."
(Números 33:55, RV60)


Necesitamos aprender a caminar en integridad y a vivir una vida santa delante de nuestro Señor. Y eso significa comprometernos en la tarea de desarraigar de nuestras vidas todo aquello que pone en peligro ese caminar.

En la cita de hoy, el Señor conminó al pueblo a expulsar a los habitantes de la tierra prometida. Si los dejan allí, advirtió, "esa gente les causará problemas" (NVI). Eso es exactamente lo que sucede cuando echamos vino nuevo en odres viejos, cuando nos permitimos a nosotros mismos conservar hábitos pecaminosos, esquemas mentales mundanos o lenguajes obscenos. Gran pecado es la tibieza, y la advertencia de Apocalipsis 3:16 al respecto debería alertarnos lo suficiente como para cortar por lo sano con lo que puede convertirse en aguijón o en espina.

No debe ser el miedo sino el amor perfecto de Dios el que nos impulse, el que nos motive y anime a vivir íntegramente y habitar en Su tabernáculo (Salmo 15:1-2), y ese es el reto que Dios nos plantea hoy a tí y a mí. ¿Quieres aceptarlo?

Dios te bendiga,

JORGE HERNÁN


lunes, febrero 12, 2007

EN OBEDIENCIA

"Sea o no de nuestro agrado, obedeceremos la voz del Señor nuestro Dios, a quien te enviamos a consultar. Así, al obedecer la voz del Señor nuestro Dios, nos irá bien"
(Jeremías 42:6, NVI)

Caminando en el centro de la voluntad de Dios aprendemos una verdad sencilla pero profunda y llena de implicaciones: que no hay mejor forma de expresar nuestro sincero amor por Dios que hacer caso de Su Palabra. En Juan 14:21 (NVI) Jesucristo lo expresó claramente: "¿Quién es el que me ama? El que hace suyos mis mandamientos y los obedece. Y al que me ama, mi Padre lo amará, y yo también lo amaré y me manifestaré a él". El cumplimiento de ese "primero y grande mandamiento" se da entonces cuando yo tomo la decisión de acatar sus mandatos y preceptos y convertirme en un verdadero seguidor de Él.

Jesucristo no mide mi nivel de compromiso y entrega por la asistencia a servicios religiosos, ni por la magnitud de mi involucramiento con actividades de la iglesia, ni por mi grado de conocimiento de las Escrituras. Lo que Él verdaderamente mira es mi corazón y la respuesta del mismo a Su Palabra en términos de obediencia.

Tristemente, hoy hay muchos cristianos nominales, que se dicen seguidores de Jesucristo pero que no viven una vida santa porque prefieren guiarse por sus propias reglas y manejar una obediencia mediocre. Transan con el mundo, dejan que a veces gobierne la carne y no resisten al enemigo, como lo ordena la Escritura. Como resultado, caminan por el sendero del libertinaje o se aferran al camino de la religiosidad, esperando que sus obras compensen la multitud de sus pecados. Olvidan que "hay caminos que al hombre le parecen rectos, pero que acaban por ser caminos de muerte" (Proverbios 14:12, NVI).

No sé en qué estado se encuentre tu obediencia hoy, pero imagina que el Señor te llama a cuentas. ¿Qué tendrías para decirle sin justificarte? Creo que tú, al igual que yo, necesitas hacer ajustes importantes en tu vida, para caminar realmente en el centro de Su voluntad. No los aplaces más, empieza ya mismo. Vé a Su presencia y acepta la invitación que te hace en Isaías 1:18 (NVI): "Vengan, pongamos las cosas en claro, dice el Señor. ¿Son sus pecados como escarlata?¡Quedarán blancos como la nieve!¿Son rojos como la púrpura?¡Quedarán como la lana!"

Bendiciones,

JORGE HERNÁN




domingo, enero 21, 2007

LA IGLESIA EN CASA

"...porque si alguno no provee para los suyos, y mayormente para los de su casa, ha negado la fe, y es peor que un incrédulo."
(1 Timoteo 5:8, RV60)


Cuando leo este versículo, recuerdo vívidamente a una amada sierva de Dios que en cada servicio insistía en la importancia del altar familiar. Pero también me viene a la mente un hermano preocupado porque entendía que esta cita se refería a la necesidad imperiosa de que el varón fuera el responsable del sustento económico del hogar. Y, finalmente, recuerdo una historia sobre un hombre que, quizás como muchos, se cuestionaba si podía hacerse cargo de una responsabilidad ministerial si su iglesia doméstica, es decir, su hogar, no estaba viviendo al 100% el fluir del Espíritu de Dios. Por algo Pablo instaba a Timoteo que los que anhelaran ser obispos debían gobernar bien su casa y hacer que sus hijos les obedecieran con el debido respeto (1 Timoteo 3:4).

Proveer para los nuestros efectivamente va mucho más allá de lo que desde el punto de vista financiero debemos hacer. Sin embargo, algunos son muy generosos con terceros mientras en sus propios hogares se viven estrecheces y aún sus padres afrontan penurias por la escasez de dinero; cualquiera que viva esta situación está indudablemente por fuera de la voluntad de Dios.

Pero, ¿qué podemos decir sobre la necesidad de proveer amor? Nuestra familia es lo más importante que tenemos después de Dios y debería ser, después de Él, la prioridad inmediata en nuestra vida. Muchos anteponen el trabajo, o la iglesia o incluso la diversión, a esta prioridad, y hacen mal cualquiera que sea la excusa que utilicen. Dios necesita gente consagrada a Él, pero también personas que le den a la unidad familiar el sentido que Él siempre quiso que tuviera. Se dice que la familia es el núcleo de la sociedad, y es verdad. Por eso Satanás golpea esta institución con tanta sevicia. Hay, sin embargo, una forma de enfrentar este ataque, y es haciendo lo que nos corresponde, y lo primero en este orden de ideas es ser un instrumento del amor de Dios para nuestra pareja y nuestros hijos. Y también para nuestros padres, estemos o no solteros. Todos ellos necesitan ser amados, especialmente cuando menos lo merecen, y Dios nos ha colocado en medio de ellos para ser ministros de Su amor y Su reconciliación. Vivámoslo entonces, vivámoslo más aunque lo prediquemos menos.

Seamos ejemplo. Seamos testimonio. Seamos proveedores de cariño, de ternura, de comprensión, de tolerancia. No neguemos la fe. Permitamos que Dios sea una realidad cotidiana en nuestro hogar, mucho más que un formalismo. Oremos unos por otros. Pasemos tiempo con Dios e invitemos a nuestra familia a hacerlo. Que al vernos en la iglesia que es nuestra casa, los nuestros se sientan motivados a seguir el ejemplo.

Ese es hoy mi reto para tí. Y sobre todo, para mí. Que el Señor nos ayude a cumplirlo con éxito.

Bendiciones,

JORGE HERNÁN

domingo, enero 14, 2007

DISCIPULANDO

"Por tanto, id, y haced discípulos a todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo"
(Mateo 28:19)


Decía hace algunos días el pastor de nuestra iglesia que es necesario volver a lo fundamental, y uno de esos fundamentos esenciales sobre los cuales está construida nuestra fe es el discipulado. El llamado urgente a extender el Evangelio que Jesús nos encomendó desde hace siglos y el cual lamentablemente muchos pasamos por alto. Conocemos a Cristo, entablamos una relación personal con Él y nos solazamos en una profunda e intensa pero egoísta aproximación a nuestro Salvador. Olvidando la dimensión espiritual de la cruz, nos concentramos en nosotros mismos y nos perdemos de la maravillosa experiencia y el inmenso privilegio que significa alcanzar a otros para el Reino.

Tenemos un llamado, a seguir al Señor pero también a servirle. Cualquiera que sea tu ocupación o modo de vida, donde estás es un buen lugar para ejercer la función a la que fuiste llamado dentro del cuerpo de Cristo, y para dar cumplimiento al mandato del Señor contenido en el versículo de hoy.

Mike Breen y Walt Kallestad, autores del libro "Una Iglesia Apasionada" (Editorial Patmos, 2006), sostienen que la asistencia a un servicio religioso por un par de horas no va a hacer de nadie un discípulo de Jesús. Solamente el discipulado personal, que permite la formación cercana de creyentes verdaderamente comprometidos con la causa del Señor, logra el objetivo de desarrollar cristianos involucrados activamente en la vida de la iglesia. Y no hay mejor manera de discipular que ser personas que pasamos tiempo a los pies del Maestro, aprendiendo de Él para edificar a otros, y que tenemos claridad sobre la misión que Jesucristo nos encomendó.

Una breve invitación para hoy: sé discípulo y haz discípulos. Cumple el llamado. Dios te recompensará grandemente.....Bendiciones,

JORGE HERNÁN

sábado, enero 06, 2007

LO ADORARON

"Y al entrar en la casa, vieron al niño con su madre María, y postrándose, lo adoraron; y abriendo sus tesoros, le ofrecieron presentes: oro, incienso y mirra."
(Mateo 2:11, RV60)



Hace varios días me viene dando vueltas en la cabeza la adoración de los magos de oriente a Jesús recién nacido. Porque pienso en la actitud de estos hombres sabios. En el versículo 2 del Evangelio de Mateo los magos revelan sus intenciones con respecto al Salvador: "Porque su estrella hemos visto en el oriente, y venimos a adorarle." Guiados por la estrella de Belén, llegaron al pesebre y "se regocijaron con muy grande gozo" cuando ella se detuvo donde estaba el niño.

Lo que había en el corazón de los magos era admirable: un deseo inmenso de adorar a Dios. Por eso lo buscaron aún a costa de emprender un largo viaje. Dice la Escritura que ellos conocían la profecía de Miqueas 5:2: "Pero tú, Belén Efrata, pequeña para estar entre las familias de Judá, de ti me saldrá el que será Señor en Israel; y sus salidas son desde el principio, desde los días de la eternidad". Estaban buscando al Cristo y la revelación de Dios a sus vidas les decía que la profecía se estaba cumpliendo en aquel niño.

Me sorprende pensar en la manera en que normalmente concebimos a Dios: como un solucionador de problemas, como alguien a quien acudimos muchas veces como última instancia o a cuya presencia entramos para pedirle. A veces nuestro tiempo con el Señor parece más una lista de peticiones que cualquier otra cosa. Vamos a buscarle para decirle "dame, dame" y no con actitud de "aquí estoy...Señor, ¿en qué puedo servirte?". En "La vita e bella" de Roberto Benigni (1997), el tío Eliseo Orefice magistralmente interpretado por Giustino Durano dice: "Servir es el arte supremo. Dios es el primer servidor, pero eso no significa que sea nuestro servidor". Una verdad profunda que muchas veces no comprendemos y por eso lo abordamos de manera utilitarista, esperando saber qué recibiremos a cambio y a veces molestándonos incluso porque la respuesta no es lo que esperábamos.

Los magos, en cambio, estaban resueltos a adorarle. Desde el principio, sabían a qué iban. Los regalos que llevaban eran dignos de un Rey, y reflejaban su corazón de adoradores. Estaban allí para entregar, no para recibir; para dar, no para exigir; para reconocer, no para ser reconocidos. ¡Cuán diferente era su motivación a la que nos impulsa muchas veces a acercarnos a Dios! Tal vez por eso, aunque realmente no sepamos cuántos eran, ni de qué raza, ni si tenían o no determinada jerarquía administrativa, ocupan un lugar especial en la historia del cristianismo y, sin duda, uno más especial aún en el Reino de los Cielos.

Empezando este año, quiero pedirle al Señor que me dé un corazón y una actitud como la que ellos tenían. Que me conmueva y me sacuda el deseo de adorar a Jesús, más que cualquier otra cosa. Que sea Él verdaderamnete mi motivo y mi razón. ¿Quieres pedirle lo mismo? Te invito a que te tomes un par de minutos cuando acabes de leer estas líneas y le pidas Su toque santo en tu vida para que esto también sea una realidad para tí. Y que postrándonos lo adoremos....

Bendiciones,

JORGE HERNÁN