lunes, enero 02, 2012

CAMINOS NO TAN DERECHOS

"Hay caminos que parecen derechos pero al final de ellos está la muerte" 
(Proverbios 16:25, DHH)

En estos tiempos es sorprendente ver un extraño renacer de la espiritualidad. Hombres y mujeres buscan conectarse con Dios, no siempre por supuesto a la manera en la que a Él le gustaría que lo hicieran, pero siempre con la intención de vivir una vida más plena, más íntegra, más recta.

Una buena parte lo hacen simplemente volviendo a sus raíces, a la tradición en la que fueron criados, a los rezos que aprendieron en su infancia, a la única forma que saben y entienden de comunicarse con la divinidad, cualquiera que sea el significado que le den a esa expresión. La gran mayoría de ellos no conocen realmente al Dios viviente pero de alguna manera usan Su nombre como una especie de amuleto y se rodean de imágenes u objetos que evoquen la idea que tienen de Dios. A veces se conforman con el equilibrio del viejo adagio "el que peca y reza empata" de modo que cualquier devoción simplemente busca compensar la carga del pecado. Otras veces llevan vidas más o menos planas, pero se acogen a la figura del "Dios bombero" al que acuden sin falta cuando están en dificultades para abandonarlo lentamente cuando las pruebas han sido superadas. Y otras veces cumplen con unos rituales básicos, y a veces incluso mantienen algún tipo de rutina de oración, pero viven un "Evangelio según San Yo" flexibilizando su conciencia para permitirse cosas que la Biblia claramente establece como pecado. En cualquier caso, pregonan también la muy criolla frase "yo no robo, yo no mato, yo no le hago mal a nadie", como si caminar en Cristo simplemente se circunscribiera al cumplimiento de unos mandamientos escogidos.

Otros se van detrás de viejas modas con nuevos nombres, en una onda más o menos esotérica que habla de energías, despertar de la conciencia, reencarnación, frecuencia interior, ser uno con el Universo, trascender y cosas por el estilo. Estos por lo general creen que se encuentran en un estadio superior de conocimiento y miran a los demás con una compasión no desprovista de soberbia, albergando quizás la esperanza de que algún día lleguen a estar tan iluminados como ellos. Muchos de ellos han abandonado la posibilidad de adorar al Creador por adorar a la creación misma y en su confusión terminan asignándole a personas, animales y cosas, y por supuesto al universo mismo, un lugar que no les corresponde. Admiran a hombres y mujeres que los precedieron como si realmente fueran una suerte de maestros ascendidos, y no un grupo de lunáticos desorientados y completamente perdidos del foco establecido por Dios.

Hay una palabra que generalmente aplicamos a los paganos más redomados, y está en Efesios 4:18 (NVI): "A causa de la ignorancia que los domina y por la dureza de su corazón, éstos tienen oscurecido el entendimiento y están alejados de la vida que proviene de Dios". Sin embargo, esta frase puede fácilmente aplicarse de igual modo a quienes andan por los caminos que no son. Recordemos que la Escritura advierte (Juan 14:6) que solo Cristo es EL camino, LA verdad y LA vida. Nadie llega al Padre sino es por Él. No importa que tan bellos nos parezcan los otros caminos, solo hay uno que conduce al único Dios verdadero.

Empieza el año, y con él sobreviene otra vez el temor por el fin de los tiempos. La gente del común no sabe si creer o no en las profecías mayas, las admoniciones apocalípticas o simplemente en los documentales sobre el eventual impacto de un asteroide, la posibilidad de una guerra nuclear, una pandemia, un cataclismo provocado por la erupción de un gran volcán o cualquier desastre semejante.

No importa si estas hipótesis son ciertas o falsas, lo cierto es que el Señor nos llama a estar preparados y a vivir cada día con excelencia, como si fuera el último de nuestras vidas. Lo único que sabemos con absoluta certeza es que nadie sabe el día ni la hora, solo el Padre Celestial (cfr. Mateo 24:36) y que, en ese orden de ideas, lo nuestro es cumplir lo que Él nos ha encomendado. Y, dentro de esa comisión, debemos hacer lo posible por encaminar a aquellos que creen estar transitando por un camino recto pero al final del cual está la muerte (Santiago 5:19). Quizás en esta tarea no nos hagamos más populares pero estaremos realmente atizando la voz del Espíritu Santo que la creación misma ha venido apagando con su desobediencia.

Que Dios nos ayude en el cumplimiento de nuestra tarea.

JORGE HERNÁN