martes, mayo 30, 2006

DILE ADIÓS A LOS ASIRIOS

«¡Cobren ánimo y ármense de valor! No se asusten ni se acobarden ante el rey de Asiria y su numeroso ejército, porque nosotros contamos con alguien que es más poderoso. Él se apoya en la fuerza humana, mientras que nosotros contamos con el Señor nuestro Dios, quien nos brinda su ayuda y pelea nuestras batallas.»


(2 Crónicas 32:7-8a, NVI)



¿Cuál es en tu vida el rey de Asiria? ¿Qué te genera temor? Para algunos, puede ser el estado de salud; para otros, el entorno familiar; para algunos más, la relación de pareja; quizás las finanzas....o una mezcla de varios elementos...


Tenemos la posibilidad de elegir con qué ojos ver la vida, es decir, podemos optar por verla de una manera convencional o con una mirada espiritual. La primera de estas formas nos llevará irremediablemente a valorar las circunstancias y evaluar las posibilidades de superarlas en nuestras fuerzas, pero nos conducirá fácilmente el abatimiento cada vez que sintamos que la dificultad nos abruma; en este caso nuestra determinación se deslizará sutilmente en lo que digamos y empezaremos a confesar con nuestros labios lo que estamos sintiendo y experimentando...y el poder de las palabras traerá sobre nuestra vida una mayor conciencia de limitación e inseguridad.


La otra opción es confiar en el Señor, es entender que para los que Le aman todas las circunstancias obran con un propósito beneficioso (Romanos 8:28). Cuando decidimos confiar, estamos reconociendo que Dios es quien nos brinda su ayuda y pelea nuestras batallas. Pero esta elección no es contranatural, no implica un conflicto entre lo que decimos, lo que sentimos y lo que pensamos sino que el Espíritu Santo fluye armoniosamente para ministrarnos y enseñarnos que en la confianza en Dios está nuestra salida. Entonces podemos declarar bendición sobre nuestra vida y victoria sobre nuestras luchas, no como una simple fórmula, no como una mera declaración de fe, sino con la convicción que el Señor nos da en cuanto a que toda circunstancia está bajo Su control.


El Salmo 9:10 dice que quienes conocen el nombre del Señor confían en Él pues jamás abandona a los que Lo buscan. Humanamente a veces nos cuesta trabajo confiar, las olas nos impiden ver el mar, los árboles no nos dejan ver el bosque y las situaciones adversas nos impiden ver y entender que tras ellas la mano amorosa de un Dios grande y poderoso está moviéndose para enseñarnos algo. Sin embargo, no podemos confiar en quien no conocemos y no podemos conocerle si no emprendemos la aventura de pasar tiempo con Él y escudriñar las Escrituras... pero sobre todo, no podemos conocerle si no experimentamos de primera mano una relación personal con Dios. Cuando la vivimos, y empezamos a comprender vivencialmente Su fidelidad en cada detalle, cuando entendemos cómo es el moverse del Señor y reconocemos que cada prueba tiene un fin en sí misma y que estamos en manos del Dios de toda gracia, no podemos menos que aprender a descansar en Él sabiendo que Él se hace cargo de todo.


Hoy te invito a que te olvides de los asirios, a que te involucres en la intimidad de una profunda relación con Dios y dejes que sea Él quien pelee tu batalla. Cuenta con Él. Confía en Él. Reposa en Él. No hay mejor salida. No hay mejor opción.


El Espíritu Santo te guíe y te ilumine.


Bendiciones,


JORGE HERNÁN

miércoles, mayo 24, 2006

SABIDURÍA E INTELIGENCIA

"Por lo cual también nosotros, desde el día que lo oímos, no cesamos de orar por vosotros y de pedir que seáis llenos del conocimiento de su voluntad en toda sabiduría e inteligencia espiritual"
Colosenses 1:9, RV95
La petición de Pablo al Señor era que los colosenses lograran conocer plenamente la voluntad de Dios por medio de la sabiduría y la inteligencia, no como el mundo las entiende, sino como el Espíritu Santo las concibe y las entrega.
La Palabra establece que la sabiduría empieza con el temor del Señor (Proverbios 9:10). Cuando reconocemos quién es Él y nos relacionamos con Él de manera amorosa pero reverente, estamos demostrando que nuestro entendimiento está siendo iliuminado con la luz de Dios. A los ojos de nuestro Creador la acumulación de conocimientos académicos carece de sentido; de hecho, es mucho más probable que nos envanezcamos por creer que dominamos muchos campos del llamado conocimiento humano, pero se trata de áreas que no tienen un impacto eterno y no van a determinar de ninguna manera el curso actual y futuro de nuestra vida. La expresión "conocimiento", que a menudo denota intimidad, es utilizada en Proverbios 1:7 para marcar el resultado del temor de Dios. Ser sabios bajo la óptica divina es una experiencia vivificante porque nos permite experimentar el poder del Espíritu de Dios en nuestras vidas y nos abre los ojos a las realidades que el Señor ha establecido para nosotros.
Pablo dice que la sabiduría de Dios estaba escondida y que Dios la había destinado para nuestra gloria desde la eternidad (1 Corintios 2:7) pero ahora, gracias a Jesucristo, el Espíritu Santo la ha revelado para nosotros, a fin de que podamos discernir las verdades espirituales que para el mundo son locura. Cristo es, en efecto, "nuestra sabiduría -- es decir, nuestra justificación, santificación y redención" (1 Corintios 1:30, NVI) así que en Él encontramos todo lo que necesitamos saber y entender. Aunque la mente humana sea creación de Dios, está demasiado limitada por los paradigmas mundanos como para lograr comprender las verdades que están en la Palabra; necesitamos seguir el consejo de Santiago y pedirle a Dios la sabiduría que viene de lo alto, la luz del Espíritu, la presencia viva de Jesús en nuestras vidas, para llegar a entender la voluntad y el propósito de Dios.
Yo quiero ser sabio, pero a la manera de Dios...¿y tú? Si ese es tu deseo, tómate ya mismo unos minutos y dile al Señor que te lo conceda...el universo de las realidades espirituales más profundas y poderosas está a tu alcance ahora mismo...a una oración de distancia.
Dios te siga bendiciendo,
JORGE HERNÁN

miércoles, mayo 17, 2006

ADORÉMOSLE

Salmo 100
Biblia en Lenguaje Sencillo (BLS), Copyright © 2000 by United Bible Societies

1 Habitantes de toda la tierra,
griten con todas sus fuerzas:
¡Viva Dios!
2 ¡Adórenlo con alegría!
¡Vengan a su templo
lanzando gritos de felicidad!
3 Reconozcan que él es Dios;
él nos hizo, y somos suyos.
Nosotros somos su pueblo:
¡él es nuestro pastor,
y nosotros somos su rebaño!
4 Vengan a las puertas de su templo;
¡denle gracias y alábenlo!
5 Él es un Dios bueno;
su amor es siempre el mismo,
y su fidelidad jamás cambia.


Hoy es un buen día para adorar al Señor. Toda la creación tiene un propósito, y es el de rendirle gloria a Su Creador, y cada segundo que pasa es el momento oportuno para hacerlo. Lo que Dios pide de nosotros es que nuestro corazón tenga la actitud correcta. La alegría que demanda de nuestro corazón no es una emoción sino más bien una disposición...Él nos hizo y somos suyos, y cuando logramos interiorizar esta profunda y tremenda verdad, comprendemos que no podemos menos que lanzar gritos de felicidad. Sabernos suyos implica que estamos en manos de un Dios amoroso, sabio y omnipotente que permitirá que toda circunstancia obre en nuestro favor y sirva para nuestro crecimiento. Entender que le pertenecemos significa que Nuestro Hacedor y Dueño hará en nosotros lo que tenga que hacer para llevarnos a donde nos quiera llevar, siempre movido por Su bondad, Su amor y Su gracia.


"Venid ante su presencia con regocijo" dice la versión Reina-Valera 1960. Cuando comprendemos nuestro rol en el plan de Dios tenemos que sentirnos grandemente regocijados al saber que se nos permite entrar en Su presencia sin tener que recurrir a intermediarios. A veces no magnificamos lo que significa ésto, aunque humanamente entendemos que la posibilidad de que alguien tenga acceso a un jefe de estado o a un líder empresarial dice mucho acerca de la importancia de esa persona. ¿Qué podría decirse de nosotros, que tenemos tanto valor a los ojos de Dios que Él no solo nos admite sino que nos invita a entrar a Su presencia? Eso es motivo de felicidad y más que eso...El Señor de Señores mismo quiere contar con nuestra compañía.


Somos su pueblo, somos su rebaño...¡Qué inmenso privilegio el que Dios nos ha conferido! Definitivamente tenemos razones de sobra para que nuestro corazón se exalte, pero tenemos que partir de un principio: el reconocimiento de que Él es Dios. Parece obvio, pero realmente no lo es, porque el hacerlo supone que nosotros, de una manera absolutamente vivencial y real le cedamos el lugar que le corresponde, le entreguemos el control y aceptemos que tiene nuestro permiso explícito para hacer en nuestra vida los ajustes que considere necesarios para cumplir Su propósito en nosotros. Implica reconocer que aunque muchas veces no entendamos el porqué de determinadas situaciones y circunstancias que debemos afrontar, Él no está ausente sino perfeccionando su plan. Y conlleva la necesidad que tenemos de aprender a adaptarnos a los caminos que Él escoge para nosotros, no con resignación sino con el sentimiento de quien anhela descubrir cuál es el siguiente paso que Dios tiene previsto y cuál es la altura a la que Él nos quiere llevar en ese tránsito.


Cuando nuestro corazón escoge darle gracias y alabarlo, estamos demostrando que finalmente le hemos dado a Dios el reconocimiento que Él merece y desea, y que comprendemos que tenemos un Señor bueno, misericordioso y fiel y que ante tal naturaleza no podemos pensar de ninguna manera que esté proyectando para nosotros cosas malas.


Hoy es un buen día para adorar al Señor. ¿Por qué no te tomas un tiempo y lo haces?


Bendiciones sobreabundantes en Cristo Jesús,


Jorge Hernán

miércoles, mayo 10, 2006

ESTE ES EL DÍA

"Este es el día que el SEÑOR ha hecho; regocijémonos y alegrémonos en él" (Salmos 118:24, LBLA)

Hoy es tu día. No esperes un mañana incierto, ni dependas de terceros o de la posibilidad de ocurrencia de ciertos eventos, acontecimientos o circunstancias para que cambie tu situación.


Jesucristo determinó un día: HOY. Hoy es el día que la salvación ha llegado a tu casa (Lucas 19:9). Hoy es el día en que estamos llamados a oir Su voz (Hebreos 4:7). Hoy es el día para actuar.


Quizás estás posponiendo decisiones a la espera del momento preciso. Pero solamente Dios conoce el futuro y quizás ese mañana no será como lo esperas. Ama hoy. Sirve hoy. Perdona hoy. Emprende hoy. Comparte hoy. Aprende a mirar la vida con una perspectiva eterna, Dios la puso en tu corazón para eso. Y entiende que "hoy" es apenas un punto en la eternidad, pero es el punto crucial en el que Dios te llama la acción.

Lo que haces determina lo que verdaderamente crees, incluso más allá de tus palabras. Te animo a que HOY hagas lo que tienes que hacer, dentro de la voluntad de Dios.


Dios te bendiga HOY...y siempre.


Jorge Hernán

miércoles, mayo 03, 2006

PALABRA VIVA

"Ciertamente, la palabra de Dios es viva y poderosa, y más cortante que cualquier espada de dos filos. Penetra hasta lo más profundo del alma y del espíritu, hasta la médula de los huesos, y juzga los pensamientos y las intenciones del corazón."
(Hebreos 4:12, NVI)

¡Qué bueno que nuestro Amado Padre se encargó de dejarnos por escrito las instrucciones! En la Palabra encontramos la clave para emprender la experiencia de construir una relación sólida con Él. Es el medio primario que Dios utiliza para hablar a nuestros corazones, y la revelación escrita que nos señala los linderos de nuestro tránsito terrenal.

Porque es viva nos reanima, nos conforta, nos estimula a alcanzar nuevas alturas en nuestro caminar en Cristo.

Porque es poderosa, su verdad nos revela lo que es cierto y real para Dios, independientemente de lo que nosotros pensemos o de lo que nuestros sentidos corporales nos permitan percibir. Su eficacia trasciende nuestra limitada comprensión porque los resultados que consigue van más allá de lo que imaginamos.

Porque es cortante y aguda, nos confronta, llega a donde tiene que llegar y hace lo que tiene de hacer. Las Escrituras mismas declaran que la Palabra de Dios nunca vuelve vacía sino que hace en nosotros lo que tiene que hacer según la voluntad de Dios.

Porque penetra hasta lo más profundo del alma y del espíritu, y hasta la médula de los huesos, no deja rincones a media luz ni puntos ciegos sino que alcanza cada espacio de nuestra vida sacando a flote lo que tiene que sacar, derribando lo que tiene que derribar y removiendo lo que tiene que remover.

Porque juzga los pensamientos y las intenciones del corazón revela nuestras motivaciones ocultas y desnuda nuestros intereses más escondidos.

La Palabra de Dios es el vehículo diseñado por Él para conocer al Dios de la Palabra. Nos da las pautas para establecer una relación personal, íntima y profunda con Jesucristo y a entender que cada verdad que Él nos revele en la comunión derivada de la amistad con Él siempre estará en armonía con Su Palabra.

Alguien llamó a la Biblia "el Manual del Fabricante"; familiarizarnos con ese manual nos permitirá encontrar muchas respuestas, no solo frente a los grandes interrogantes de la vida sino también frente a los pequeños.

Si estás buscando que Dios te hable, empieza por discernir lo que te quiere comunicar a través de su Palabra. Pero recuerda que, como dice el Dr. Bill Hamon, "Su más grande deseo es siempre que sus hijos tomen tiempo de calidad para esperar en Él hasta que nuestra mente, emociones y voluntad estén suficientemente claras para que Él comunique Su mente y corazón claramente a nosotros".

Comienza hoy, no esperes a que otros te digan qué es lo que Dios tiene para tí, te animo a que te comprometas tú mismo a descubrirlo. Escudriña la Palabra y empieza a vivir tu propia relación con Dios.

El Señor te siga bendiciendo,

JORGE HERNÁN