lunes, febrero 26, 2007

SEGUNDAS OPORTUNIDADES

"Pero ahora, por favor no se aflijan más ni se reprochen el haberme vendido, pues en realidad fue Dios quien me mandó delante de ustedes para salvar vidas."
(Génesis 45:5, NVI)

Viajo desde Cali hacia Bogotá en un vuelo de rutina. De repente, el piloto nos informa que estamos desabastecidos de combustible y que necesitamos aterrizar en uno de los aeropuertos alternos para poder tanquear. Así lo hacemos, y al cabo de un par de horas estamos tocando finalmente la pista del Aeropuerto Eldorado.

El incidente no pasaría de ser anecdótico de no ser por lo que Dios ministró a mi vida a través del mismo. Por un momento imaginé cómo habría cambiado la vida de mi familia si el final de aquel viaje hubiera sido trágico. Imaginé a mi hijo llegando tarde del colegio después de pasar el rato charlando con sus amigos solo para encontrarse con una noticia tan devastadora. Pensé en mi pequeña hija y en lo que significaría para ella no volver a ver a su papá. Supuse la reacción de mi otro hijo, entre triste y aterrado....Y pensé en mi esposa, en mis padres, en mis amigos...

Cuando estábamos despegando de Pereira (el aeropuerto alterno), mi vecino de silla me comentó que su hijo había estado en un paseo de fin de semana y había regresado casa con una picadura de insecto en un codo. El caso es que la picadura se infectó, y el muchacho terminó hospitalizado, con un estreptococo y luchando contra una infección severa. Al final, salió adelante. “Dios le dio una segunda oportunidad”, me dijo su padre. “Yo le he dicho que busque entender el propósito de Dios en esta situación”.

A mi regreso, medité en todo lo ocurrido y entendí que Dios siempre está brindándonos segundas oportunidades. Como en el caso de José, que pronunció frente a sus hermanos las palabras con las que comienzo esta reflexión, muchas veces las circunstancias que enfrentamos, por difíciles que parezcan, se tornan en situaciones de bendición. Aunque no entendamos por qué el Señor permite que ocurran ciertas cosas, siempre hay un propósito sobrenatural subyacente que estamos llamados a buscar. Y siempre, siempre, hay una segunda oportunidad que Dios nos da.

No esperes al límite, aprovecha las posibilidades que cotidianamente te ofrece el Señor y recuerda que nunca sabes si habrá una próxima oportunidad.

Dios te siga bendiciendo,

JORGE HERNÁN

lunes, febrero 19, 2007

AGUIJONES Y ESPINAS

"Y si no echareis a los moradores del país de delante de vosotros, sucederá que los que dejareis de ellos serán por aguijones en vuestros ojos y por espinas en vuestros costados, y os afligirán sobre la tierra en que vosotros habitareis."
(Números 33:55, RV60)


Necesitamos aprender a caminar en integridad y a vivir una vida santa delante de nuestro Señor. Y eso significa comprometernos en la tarea de desarraigar de nuestras vidas todo aquello que pone en peligro ese caminar.

En la cita de hoy, el Señor conminó al pueblo a expulsar a los habitantes de la tierra prometida. Si los dejan allí, advirtió, "esa gente les causará problemas" (NVI). Eso es exactamente lo que sucede cuando echamos vino nuevo en odres viejos, cuando nos permitimos a nosotros mismos conservar hábitos pecaminosos, esquemas mentales mundanos o lenguajes obscenos. Gran pecado es la tibieza, y la advertencia de Apocalipsis 3:16 al respecto debería alertarnos lo suficiente como para cortar por lo sano con lo que puede convertirse en aguijón o en espina.

No debe ser el miedo sino el amor perfecto de Dios el que nos impulse, el que nos motive y anime a vivir íntegramente y habitar en Su tabernáculo (Salmo 15:1-2), y ese es el reto que Dios nos plantea hoy a tí y a mí. ¿Quieres aceptarlo?

Dios te bendiga,

JORGE HERNÁN


lunes, febrero 12, 2007

EN OBEDIENCIA

"Sea o no de nuestro agrado, obedeceremos la voz del Señor nuestro Dios, a quien te enviamos a consultar. Así, al obedecer la voz del Señor nuestro Dios, nos irá bien"
(Jeremías 42:6, NVI)

Caminando en el centro de la voluntad de Dios aprendemos una verdad sencilla pero profunda y llena de implicaciones: que no hay mejor forma de expresar nuestro sincero amor por Dios que hacer caso de Su Palabra. En Juan 14:21 (NVI) Jesucristo lo expresó claramente: "¿Quién es el que me ama? El que hace suyos mis mandamientos y los obedece. Y al que me ama, mi Padre lo amará, y yo también lo amaré y me manifestaré a él". El cumplimiento de ese "primero y grande mandamiento" se da entonces cuando yo tomo la decisión de acatar sus mandatos y preceptos y convertirme en un verdadero seguidor de Él.

Jesucristo no mide mi nivel de compromiso y entrega por la asistencia a servicios religiosos, ni por la magnitud de mi involucramiento con actividades de la iglesia, ni por mi grado de conocimiento de las Escrituras. Lo que Él verdaderamente mira es mi corazón y la respuesta del mismo a Su Palabra en términos de obediencia.

Tristemente, hoy hay muchos cristianos nominales, que se dicen seguidores de Jesucristo pero que no viven una vida santa porque prefieren guiarse por sus propias reglas y manejar una obediencia mediocre. Transan con el mundo, dejan que a veces gobierne la carne y no resisten al enemigo, como lo ordena la Escritura. Como resultado, caminan por el sendero del libertinaje o se aferran al camino de la religiosidad, esperando que sus obras compensen la multitud de sus pecados. Olvidan que "hay caminos que al hombre le parecen rectos, pero que acaban por ser caminos de muerte" (Proverbios 14:12, NVI).

No sé en qué estado se encuentre tu obediencia hoy, pero imagina que el Señor te llama a cuentas. ¿Qué tendrías para decirle sin justificarte? Creo que tú, al igual que yo, necesitas hacer ajustes importantes en tu vida, para caminar realmente en el centro de Su voluntad. No los aplaces más, empieza ya mismo. Vé a Su presencia y acepta la invitación que te hace en Isaías 1:18 (NVI): "Vengan, pongamos las cosas en claro, dice el Señor. ¿Son sus pecados como escarlata?¡Quedarán blancos como la nieve!¿Son rojos como la púrpura?¡Quedarán como la lana!"

Bendiciones,

JORGE HERNÁN