domingo, julio 22, 2007

SENDAS DIOS HARÁ

"¡Voy a hacer algo nuevo! Ya está sucediendo, ¿no se dan cuenta? Estoy abriendo un camino en el desierto, y ríos en lugares desolados."
(Isaías 43:19, NVI)


Titulo esta reflexión con el nombre de una muy conocida canción de Don Moen basada justamente en Isaías 43:19. Hace unos pocos días, pidiéndole al Señor dirección acerca de una situación particularmente compleja, encontré esta respuesta de labios de Danilo Montero. ¿Dije "respuesta"? Creo que debí haber dicho mejor "reto" porque la pregunta contenida en este versículo es realmente desafiante.

Para ser sinceros, debo reconocer que si el Señor me lo estuviera preguntando cara a cara quizás debería responderle: "Señor, la verdad, no, no me doy cuenta"...Dios abre caminos donde pensamos que no es posible, y probablemente por esa misma limitación derivada de nuestros propios esquemas mentales no podemos reconocer el camino aunque lo tengamos al frente nuestro. Así, aunque Jesucristo mismo me asegure que está abriendo trocha, no consigo verla. Aunque me han enseñado que debo encarar los problemas con visión divina, inconscientemente los abordo de la forma más humana posible. Noto que me parezco cada vez más a los espías enviados a Canaan que dijeron: "¡Hasta vimos anaquitas! Comparados con ellos, parecíamos langostas, y así nos veían ellos a nosotros" (Números 13:33, NVI).

Talvez los anaquitas de hoy no sean gigantes en el sentido físico pero, lo que es peor, lo son en el sentido emocional o aún espiritual...¡Y somos nosotros mismos quienes les hemos dado esa estatura! Una persona a quien aprecio entrañablemente me explicó justamente la semana pasada que un 80% de las situaciones adversas que enfrentamos se originan en nosotros mismos. Y si de algo estoy seguro es que por lo menos es nuestra responsabilidad darles la categoría de "gigantes"...¿Gigantes para quien? No para Dios, en todo caso. Un joven pastor de ovejas enfrentado a un guerrero de casi tres metros de estatura se atrevió a hablarle con estas palabras: "...Tú vienes contra mí con espada, lanza y jabalina, pero yo vengo a ti en el nombre del Señor Todopoderoso, el Dios de los ejércitos de Israel, a los que has desafiado. Hoy mismo el Señor te entregará en mis manos; y yo te mataré y te cortaré la cabeza. Hoy mismo echaré los cadáveres del ejército filisteo a las aves del cielo y a las fieras del campo, y todo el mundo sabrá que hay un Dios en Israel." (1 Samuel 17:45-46, NVI)

Dios hace sendas nuevas a pesar de los anaquitas, y yo todavía estoy pidiéndole al Señor que interiorice esta verdad en mí y la haga vida en mi vida. Quiero enfrentarme a mis anaquitas y verlos como Dios los ve, y entender que no porque yo tenga que ajustar mi visión espiritual deja de ser cieto que el Señor está abriendo un camino justo en medio del desierto y trayendo soluciones y respuestas mucho más efectivas de las que yo puedo imaginar.

Hoy te invito a que me acompañes en este reto, y que le digas conmigo a Dios: "Señor, abre mis ojos para que yo pueda ver el camino que estás abriendo, y dame un corazón agradecido que te glorifique por abrirlo aunque yo todavía no hay entendido cómo lo estás haciendo. En Tí confío y en Tí espero y por eso desde ya te alabo por la respuesta a mis plegarias y por hacer sendas donde aún he pensado que no hay. Amén."

Dios derrame bendiciones sobrenaturales en tu vida y en la mía,

JORGE HERNÁN

sábado, julio 14, 2007

PESO PLUMA

"Así que pongan sus preocupaciones en las manos de Dios, pues él tiene cuidado de ustedes."
(1 Pedro 5:7, LBLS)


Me encanta esta cita bíblica y, como es apenas natural, debo recurrir a ella con frecuencia. El estado de ansiedad pareciera ser una constante en nuestro tiempo y hay diversas circunstancias que nos ponen en tal situación cuando menos lo esperamos.

Se me ocurre ahora que quien logra mantener un nivel de comunión íntimo con Cristo de la intensidad espiritual que Él siempre soñó, debe vivir como un "peso pluma": livianito, porque cada preocupación que llega a su vida, la pone en las manos de Dios.

Y me miro interiormente y reconozco que no he alcanzado esa altura espiritual, porque todavía hay cosas en la vida que me inquietan, que me hacen sentir como un nudo en el estómago y que me jalonan de los lugares celestiales hacia abajo. Voces que me susurran: "aterriza", en contraposición a la voz del Espíritu que me dice: "levántate, elévate" porque las respuestas no están abajo sino arriba.

Entiendo que debo enfocarme mucho más en mi Señor, que no puedo dejarme abrumar por situaciones que escapan de mi control pero nunca del control de Dios, y que lo único sensato que puedo hacer no es preocuparme sino depositar mi ansiedad en el Señor, quien cuida de mí.

Quiero sentirme ligero de equipaje, y no seguirme echando a cuestas cada carga que me encuentro por el camino, así que aunque me haya acostumbrado a cargar con mis preocupaciones, hoy voy a descargarlas en Quien dio Su vida para que yo fuera libre aún de la angustia y la zozobra. Voy a llevarlas a los pies de la Cruz y allí las voy a entregar para que Jesucristo, mi Rey y Salvador, las tome por su cuenta y se encargue de cada solución.

Y tú, ¿qué vas a hacer?

Bendiciones en Cristo Jesús,

JORGE HERNÁN

sábado, julio 07, 2007

MEJOR VIDA

"El ladrón no viene sino para hurtar y matar y destruir; yo he venido para que tengan vida, y para que la tengan en abundancia."
(Juan 10:10)

La concepción católica tradicional que describe nuestro paso por este mundo como un "valle de lágrimas" es la misma que nos ha enseñado que al morir pasamos a mejor vida, despojándonos de nuestro cuerpo mortal y de todos los padecimientos que nos aquejan en este mundo.

Pero la Palabra enseña otra cosa, y es que la mejor vida empieza cuando, al recibir a Cristo en nuestro corazón, como Señor y Salvador de nuestras vidas, empezamos a caminar en Él y a experimentar la vida abundante para la cual nos creó.

Vida abundante no es ausencia de dificultades, no significa que al hacernos discípulos de Cristo de repente las circunstancias adversas se esfuman. Simplemente comenzamos a abordar la vida de una manera diferente, de la mano del Maestro, quien vino a esta tierra a pagar un precio alto por nuestra salvación, pero también por nuestra sanidad, por nuestra prosperidad, por nuestra felicidad, por nuestra paz...

Las situaciones quizás sean las mismas, pero ya no las vemos iguales. Los gigantes, vistos desde el cielo, son enanos...y lo mismo ocurre con nuestros problemas. Todo es cuestión de adquirir la perspectiva correcta.

Cuando entendemos el real significado de esta "mejor vida" comprendemos en el fondo de nuestro corazón que todo hace parte del plan perfecto de Dios, que todo tiene un propósito y que las cosas no pasan simplemente porque sí. Que el Señor nos está formando, a veces haciéndonos pasar por cursos que no elegiríamos libremente, pero a sabiendas de que está forjando en nosotros el carácter de Cristo.

Cualesquiera que sean las circunstancias que estés viviendo hoy, alábale por permitirte haber pasado a mejor vida disfrutando desde ya las maravillas del Reino, y las buenas obras que de antemano preparó para que anduvieras en ellas (Efesios 2:10)... y dile al Señor que quieres entender la lección que hoy tiene para tí.

Bendiciones sobreabundantes en Cristo,

JORGE HERNÁN