martes, agosto 14, 2007

VEREDAS DERECHAS

“Por el camino de la sabiduría te he encaminado, y por veredas derechas te he hecho andar” (Proverbios 4:9)

Parece que hay una sutil diferencia de percepciones entre el Señor y nosotros, al menos si nos atenemos a lo que Él afirma en este versículo. Nos dice Dios que nos ha hecho andar por veredas derechas, y cuando leemos esta expresión pensamos sin duda en lo que aprendimos en el colegio sobre la línea recta: “la distancia más corta entre dos puntos”. Pero esa no es la misma concepción de Dios. Para Él las veredas derechas no son siempre las más cortas ni mucho menos están exentas de obstáculos. De hecho, a veces son largas y a nuestro modo de parecer, tortuosas.

Atravesar pruebas nunca será fácil, y aunque nos lo digan una y mil veces, siempre será complejo asimilar que todo responde a un propósito divino superior, que está fuera del alcance de nuestros sentidos e incluso de nuestra percepción. Sabemos que Dios tiene el control, que todo se mueve dentro de su buena, agradable y perfecta voluntad, y que le hecho de que sus tiempos no coincidan con los nuestros no significa en modo alguno que el Señor se haya ausentado.

Decía Margaret Manning en una reflexión que compartí en días pasados que realmente Dios nunca nos abandona, pero sí las expectativas que tenemos de Él. Hace tiempo aprendí que expectativas no resueltas generan primero frustración y luego ira; y eso es exactamente lo que a veces nos ocurre con nuestro Señor: nos sentimos frustrados y enojados porque la respuesta no ocurre cuando queremos y porque los senderos que siempre entendimos que eran derechos, ahora nos parecen absolutamente torcidos.

Pero si nos apegamos a la Escritura y creemos en el Dios que proclama la Biblia debemos entender que estamos frente al Santo, Justo, Misericordioso y Todopoderoso y que estos atributos suyos nos garantizan que al final el resultado será el que Dios espera.
Y Él nunca, nunca se equivoca. Felizmente.

Aguantar en el tiempo de prueba jamás será sencillo, pero si sabemos en quién hemos puesto nuestra confianza, al menos será menos duro.

Dios nos siga bendiciendo,

JORGE HERNÁN


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COROLARIO



"Os rogamos, hermanos, que reconozcáis a los que trabajan entre vosotros, y os presiden en el Señor, y os amonestan"
(1 Tesalonicenses 5:12)


A Rafael Cantor, in memoriam

Anteayer estuve en el servicio fúnebre de un tremendo hombre de Dios. Rafael Cantor llevó a cientos de personas a los pies de Cristo y fue un pastor y un evangelista en toda la extensión de la palabra. Fogoso en sus primeros años de ministerio, alcanzó una madurez notable con el correr del tiempo y terminó sus días amando a su familia y al cuerpo de Cristo al cual siempre sirvió.

Escuchar el testimonio de su hijo, que solo pudo vernos a unos pocos de sus discípulos, cosecha de más de treinta años de servicio a Jesús de Nazareth, pero que entendió la razón de ser de la vida de su padre, obsesionado por su trabajo y empeñado en extender cada día más y más el Evangelio del Reino. Toda una generación de pastores, líderes y siervos fuimos edificados por las enseñanzas profundas de Rafael. Quizás para muchas personas fuera un desconocido, pero sin duda en los cielos (donde ahora disfruta de la presencia del Padre) y en los infiernos era ampliamente conocido.

Tuvo aciertos y errores, como todos nosotros, pero siempre estuvo dispuesto a aprender de estos últimos y capitalizarlos en su continuo proceso de aprendizaje y peregrinación, pues su corazón siempre estaba dispuesto a asimilar cosas nuevas y hacerlas vida en su vida.

Tengo en mente la calidez de su sonrisa, la misma que seguramente está disfrutando el Creador justo ahora. Siempre estará presente en nuestro recuerdo, e indirectamente, en nuestro ministerio. Y como dijo el pastor Aicardo Beltrán en el servicio, ahora nos corresponde a nosotros – sus discípulos, sus amigos, sus consiervos – recibir la posta y continuar la carrera llevando a otros a conocer al Señor y a crecer en Él cada día.

viernes, agosto 03, 2007

ABANDONADOS POR NUESTRAS EXPECTATIVAS

"Vosotros pensasteis mal contra mí, mas Dios lo encaminó a bien, para hacer lo que vemos hoy, para mantener en vida a mucho pueblo"
(Génesis 50:20)

Cedo hoy el espacio a Margaret Manning. Simplemente anoto que, como le escuché decir alguna vez a un pastor amigo, la realidad no siempre es la verdad. Y a lo que Dios nos llama es a aferrarnos a Su verdad y no a la realidad qu perciben nuestros sentidos corporales. Discernir en el Espíritu no es un ejercicio sencillo, pero es sin duda necesario. Bendiciones, JORGE HERNÁN


Has experimentado el conflicto que sobreviene por la contradicción entre tu experiencia personal y tus creencias? Qué haces, por ejemplo, cuándo has creído que Dios siempre sana, mientras observas impotente cómo tu madre muere de cáncer? Cómo afirmarle el amor de Dios a una mujer que fue abusada de niña? Cómo te sientes cuando te han dicho que Dios tiene un plan maravilloso para tu vida, pero aún no logras encuadrar ese plan maravilloso en una serie de problemas personales y profesionales?

Si eres como yo, la fortaleza de las creencias que tú creías impenetrables se derrumba cuando las experiencias de la vida destrozan esa fortaleza como un ariete. Tras la desgracia, los refugios alternativos de la duda cínica o la fe ciega nos hacen señas para que nos abriguemos en ellos. La mayoría de nosotros corremos peligrosamente entre ambos extremos, sin la sensación de seguridad que una vez nos proveyó esa fortaleza.

La Biblia está replete de historias sobre individuos que encararon conflictos difíciles entre lo que ellos creían que era verdad y lo que habían experimentado vivencialmente. Piensa en el patriarca José. Dios le dijo a través de una serie de sueños que llegaría a ser grande algún día, tan grande que sus propios hermanos vendrían y se postrarían delante de él en señal de reverencia. Se le permitió vislumbrar su destino, y talvez él creyó que el sendero hacia su destino estaba pavimentado en oro. En vez de eso, su viaje dorado a la gloria pasó por un intento de homicidio de parte de sus hermanos, su esclavización en tierra foránea, y buena parte de su vida gastado en la cárcel falsamente acusado de varios crímenes que no cometió. Cómo podría ser este el patrón de gloria que Dios prometió darle a José?

La creencia de José en un Dios que lo amaba y tenía compasión de él estaba siendo desafiada ahora por la demostración por parte de Dios de Su cuidado compasivo. Sentado en su cárcel, estoy segura de que José batallaba con sus ideas acerca del cuidado amoroso de Dios.

A pesar de la contradicción entre su experiencia de vida y lo que él pensaba que conocía acerca de Dios, José en última instancia afirmó que Dios es bueno y digno de confianza. Cómo llegó a esta conclusión? Yo sugeriría que cuando José (como su padre, Jacob) luchaba con Dios, el Señor le dio una nueva perspectiva y un entendimiento más profundo de Su amor por él. Pero esta nueva perspectiva no es fácilmente ganada. Note lo que el autor y pastor Craig Barnes patéticamente describe como la emergencia de nuevas perspectivas en el proceso de conversión: “El temor más profundo que se esconde detrás de cada pérdida es que hemos sido abandonados por el Dios que nos salvó. El momento de transformación en la conversión cristiana viene cuando nos damos cuenta de que Él nos ha dejado. Entonces descubrimos que no es Dios, sino la imagen que tenemos de él, la que nos ha abandonado. Solo entonces el cambio es posible.”

De hecho, José les reveló esta nueva perspectiva a sus hermanos que lo engañaron.” Vosotros pensasteis mal contra mí, mas Dios lo encaminó a bien, para hacer lo que vemos hoy, para mantener en vida a mucho pueblo” (Génesis 50:20). Este no es un cliché bíblico. José fue testigo del amor y la intervención de Dios. Pero no en la forma en que esperaba. Dios no prometió que nuestras vidas marcharan como nosotros lo planeamos. En vez de eso, prometió darnos la nueva perspectiva necesaria para ver su bondad y su gracia en medio de nuestras expectativas abandonadas.

Margaret Manning es escritora asociada de los Ministerios Internacionales Ravi Zacharias en Atlanta, Georgia.