"Vosotros pensasteis mal contra mí, mas Dios lo encaminó a bien, para hacer lo que vemos hoy, para mantener en vida a mucho pueblo"
(Génesis 50:20)
Cedo hoy el espacio a Margaret Manning. Simplemente anoto que, como le escuché decir alguna vez a un pastor amigo, la realidad no siempre es la verdad. Y a lo que Dios nos llama es a aferrarnos a Su verdad y no a la realidad qu perciben nuestros sentidos corporales. Discernir en el Espíritu no es un ejercicio sencillo, pero es sin duda necesario. Bendiciones, JORGE HERNÁN
Has experimentado el conflicto que sobreviene por la contradicción entre tu experiencia personal y tus creencias? Qué haces, por ejemplo, cuándo has creído que Dios siempre sana, mientras observas impotente cómo tu madre muere de cáncer? Cómo afirmarle el amor de Dios a una mujer que fue abusada de niña? Cómo te sientes cuando te han dicho que Dios tiene un plan maravilloso para tu vida, pero aún no logras encuadrar ese plan maravilloso en una serie de problemas personales y profesionales?
Si eres como yo, la fortaleza de las creencias que tú creías impenetrables se derrumba cuando las experiencias de la vida destrozan esa fortaleza como un ariete. Tras la desgracia, los refugios alternativos de la duda cínica o la fe ciega nos hacen señas para que nos abriguemos en ellos. La mayoría de nosotros corremos peligrosamente entre ambos extremos, sin la sensación de seguridad que una vez nos proveyó esa fortaleza.
La Biblia está replete de historias sobre individuos que encararon conflictos difíciles entre lo que ellos creían que era verdad y lo que habían experimentado vivencialmente. Piensa en el patriarca José. Dios le dijo a través de una serie de sueños que llegaría a ser grande algún día, tan grande que sus propios hermanos vendrían y se postrarían delante de él en señal de reverencia. Se le permitió vislumbrar su destino, y talvez él creyó que el sendero hacia su destino estaba pavimentado en oro. En vez de eso, su viaje dorado a la gloria pasó por un intento de homicidio de parte de sus hermanos, su esclavización en tierra foránea, y buena parte de su vida gastado en la cárcel falsamente acusado de varios crímenes que no cometió. Cómo podría ser este el patrón de gloria que Dios prometió darle a José?
La creencia de José en un Dios que lo amaba y tenía compasión de él estaba siendo desafiada ahora por la demostración por parte de Dios de Su cuidado compasivo. Sentado en su cárcel, estoy segura de que José batallaba con sus ideas acerca del cuidado amoroso de Dios.
A pesar de la contradicción entre su experiencia de vida y lo que él pensaba que conocía acerca de Dios, José en última instancia afirmó que Dios es bueno y digno de confianza. Cómo llegó a esta conclusión? Yo sugeriría que cuando José (como su padre, Jacob) luchaba con Dios, el Señor le dio una nueva perspectiva y un entendimiento más profundo de Su amor por él. Pero esta nueva perspectiva no es fácilmente ganada. Note lo que el autor y pastor Craig Barnes patéticamente describe como la emergencia de nuevas perspectivas en el proceso de conversión: “El temor más profundo que se esconde detrás de cada pérdida es que hemos sido abandonados por el Dios que nos salvó. El momento de transformación en la conversión cristiana viene cuando nos damos cuenta de que Él nos ha dejado. Entonces descubrimos que no es Dios, sino la imagen que tenemos de él, la que nos ha abandonado. Solo entonces el cambio es posible.”
De hecho, José les reveló esta nueva perspectiva a sus hermanos que lo engañaron.” Vosotros pensasteis mal contra mí, mas Dios lo encaminó a bien, para hacer lo que vemos hoy, para mantener en vida a mucho pueblo” (Génesis 50:20). Este no es un cliché bíblico. José fue testigo del amor y la intervención de Dios. Pero no en la forma en que esperaba. Dios no prometió que nuestras vidas marcharan como nosotros lo planeamos. En vez de eso, prometió darnos la nueva perspectiva necesaria para ver su bondad y su gracia en medio de nuestras expectativas abandonadas.
Margaret Manning es escritora asociada de los Ministerios Internacionales Ravi Zacharias en Atlanta, Georgia.
(Génesis 50:20)
Cedo hoy el espacio a Margaret Manning. Simplemente anoto que, como le escuché decir alguna vez a un pastor amigo, la realidad no siempre es la verdad. Y a lo que Dios nos llama es a aferrarnos a Su verdad y no a la realidad qu perciben nuestros sentidos corporales. Discernir en el Espíritu no es un ejercicio sencillo, pero es sin duda necesario. Bendiciones, JORGE HERNÁN
Has experimentado el conflicto que sobreviene por la contradicción entre tu experiencia personal y tus creencias? Qué haces, por ejemplo, cuándo has creído que Dios siempre sana, mientras observas impotente cómo tu madre muere de cáncer? Cómo afirmarle el amor de Dios a una mujer que fue abusada de niña? Cómo te sientes cuando te han dicho que Dios tiene un plan maravilloso para tu vida, pero aún no logras encuadrar ese plan maravilloso en una serie de problemas personales y profesionales?
Si eres como yo, la fortaleza de las creencias que tú creías impenetrables se derrumba cuando las experiencias de la vida destrozan esa fortaleza como un ariete. Tras la desgracia, los refugios alternativos de la duda cínica o la fe ciega nos hacen señas para que nos abriguemos en ellos. La mayoría de nosotros corremos peligrosamente entre ambos extremos, sin la sensación de seguridad que una vez nos proveyó esa fortaleza.
La Biblia está replete de historias sobre individuos que encararon conflictos difíciles entre lo que ellos creían que era verdad y lo que habían experimentado vivencialmente. Piensa en el patriarca José. Dios le dijo a través de una serie de sueños que llegaría a ser grande algún día, tan grande que sus propios hermanos vendrían y se postrarían delante de él en señal de reverencia. Se le permitió vislumbrar su destino, y talvez él creyó que el sendero hacia su destino estaba pavimentado en oro. En vez de eso, su viaje dorado a la gloria pasó por un intento de homicidio de parte de sus hermanos, su esclavización en tierra foránea, y buena parte de su vida gastado en la cárcel falsamente acusado de varios crímenes que no cometió. Cómo podría ser este el patrón de gloria que Dios prometió darle a José?
La creencia de José en un Dios que lo amaba y tenía compasión de él estaba siendo desafiada ahora por la demostración por parte de Dios de Su cuidado compasivo. Sentado en su cárcel, estoy segura de que José batallaba con sus ideas acerca del cuidado amoroso de Dios.
A pesar de la contradicción entre su experiencia de vida y lo que él pensaba que conocía acerca de Dios, José en última instancia afirmó que Dios es bueno y digno de confianza. Cómo llegó a esta conclusión? Yo sugeriría que cuando José (como su padre, Jacob) luchaba con Dios, el Señor le dio una nueva perspectiva y un entendimiento más profundo de Su amor por él. Pero esta nueva perspectiva no es fácilmente ganada. Note lo que el autor y pastor Craig Barnes patéticamente describe como la emergencia de nuevas perspectivas en el proceso de conversión: “El temor más profundo que se esconde detrás de cada pérdida es que hemos sido abandonados por el Dios que nos salvó. El momento de transformación en la conversión cristiana viene cuando nos damos cuenta de que Él nos ha dejado. Entonces descubrimos que no es Dios, sino la imagen que tenemos de él, la que nos ha abandonado. Solo entonces el cambio es posible.”
De hecho, José les reveló esta nueva perspectiva a sus hermanos que lo engañaron.” Vosotros pensasteis mal contra mí, mas Dios lo encaminó a bien, para hacer lo que vemos hoy, para mantener en vida a mucho pueblo” (Génesis 50:20). Este no es un cliché bíblico. José fue testigo del amor y la intervención de Dios. Pero no en la forma en que esperaba. Dios no prometió que nuestras vidas marcharan como nosotros lo planeamos. En vez de eso, prometió darnos la nueva perspectiva necesaria para ver su bondad y su gracia en medio de nuestras expectativas abandonadas.
Margaret Manning es escritora asociada de los Ministerios Internacionales Ravi Zacharias en Atlanta, Georgia.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario