martes, octubre 31, 2006

INTEGRIDAD

"Señor, ¿quién habitará en tu tabernáculo? ¿Quién morará en tu santo monte? El que anda en integridad y obra justicia, que habla verdad en su corazón."
(Salmo 15:1-2, LBLA)


Este mundo necesita personas íntegras, Colombia clama por gente íntegra en todos los niveles de la sociedad, tú yo necesitamos ser íntegros. Tengo un muy buen amigo que abandera esta idea y que sostiene que al mirarnos al espejo cada mañana necesitamos reconocer que no somos íntegros. Pienso que esta declaración es un muy buen comienzo para trabajar la integridad en cada uno y desde adentro.

En una de tantas charlas de la Fundación Cuidarte el conferencista de turno nos lanzaba una pregunta retadora: "¿Qué tan íntegro es usted?", y nos sugería autoevaluarnos en nuestro hogar, en nuestro trabajo, al seguir las normas de tránsito, etc. La conclusión abrumadora, aunque sorprendentemente no tan obvia, es que no podemos ser parcialmente íntegros, ni siquiera un 95%. O somos o no somos. Y si en algún área de nuestra vida tenemos grietas en materia de integridad, entonces estamos "perdiendo el año".

Acabamos de trabajar el tema de la honestidad en un curso de finanzas que estamos tomando en la iglesia, y este es un asunto íntimamente ligado con la integridad. Encuentro que no he estado siendo totalmente transparente con algunas personas y con frecuencia las que más amamos son las que más salen lastimadas. Una canción de Serrat hablaba de alguien de quien el cantautor decía "ni juega sucio por no decir la verdad ni oculta nada porque esconda alguna cosa". Recuerdo que me encantaba porque sentía que me retrataba, pero una frase poética no es ni tiene porque ser necesariamente bibliocéntrica. Y la Palabra dice que cuando somos íntegros no caben ni las verdades a medias, ni los "guardados", ni los secretos. La falta de transparencia resquebraja gravemente la integridad.

¿Cómo estás en este asunto? Repasa la cita bíblica con la que empezamos hoy y reflexiona si necesitas trabajar esta área de tu vida. Y comienza a hacerlo ya. Mañana puede ser tarde.

Bendiciones,

JORGE HERNÁN




martes, octubre 24, 2006

FIEL ES DIOS

"Fiel es Dios..."
(1 Corintios 1:9 a)


¿Sabe algo, mi querido amigo? Creo a pie juntillas en esta palabra. No porque la diga la Escritura, aunque eso sería más que suficiente para creer en ella. Lo digo porque la vivo, día a día y minuto a minuto. Un militar de la Edad de Hierro llamado Josué, dijo un día: "Ustedes bien saben que ninguna de las buenas promesas del Señor su Dios ha dejado de cumplirse al pie de la letra. Todas se han hecho realidad, pues él no ha faltado a ninguna de ellas" (Josué 23:14, NVI). Lo que quería decir era justamente que el Señor había cumplido hasta la última letra de Su Palabra, porque en Su naturaleza está el ser siempre fiel.

Hay muchas canciones e himnos cristianos que hablan de la fidelidad del Señor y es posible inclusive que los entonemos con frecuencia. Pero el ser humano tiene memoria corta y a menudo olvida cómo Dios ha sido fiel inclusive en los momentos de mayor distanciamiento de Dios. "Bendice, alma mía, a Jehová, y no olvides ninguno de sus beneficios", dice el salmista (Salmo 103:2) porque el Señor mismo al inspirarlo era consciente de esta característica tan nuestra. Alguna vez escribí que la vida es una sucesión de crestas y valles y que cuando estamos en uno de ellos no debemos perder de vista que la estación que sigue es la contraria, pero en realidad las cosas no ocurren de ese modo.

Necesitamos grabar en nuestro corazón la poderosa verdad contenida en esas tres palabras del versículo de hoy, para que sepamos que siempre veremos luz en medio de la oscuridad, paz en medio de la tormenta, serenidad en medio de la adversidad. De hecho, dice la Palabra, Dios es fiel aún cuando nosotros no lo somos, porque no puede negarse a sí mismo (2 Timoteo 2:13), lo cual no significa en modo alguno que tengamos licencia para pecar sino más bien una invitación a postrarnos y adorarlo por tan maravillosa y sorprendente gracia.

Así que simplemente recuerda, fiel es Dios.

Fraternal saludo en Cristo Jesús,

JORGE HERNÁN

lunes, octubre 23, 2006

PAZ COMPLETA

"Tú guardarás en completa paz a aquel cuyo pensamiento en ti persevera; porque en ti ha confiado"
(Isaías 26:3)

Nada puede ser más deseable para cualquier ser humano que alcanzar la paz completa, esto es, aquella clase de paz que sobrepasa todo entendimiento porque está por encima de cualquier circunstancia, no importa lo adversa o compleja que parezca. Es la que nos permite dormir tranquilos, como hizo el Señor Jesús en medio de la tormenta, o Pedro estando encarcelado

Los creyentes tenemos acceso a la paz completa. Y la Escritura tiene la fórmula. No es una receta mágica, sino el fruto de una mente rendida a Cristo: confianza en Dios. Cuando aprendemos a confiar en Él, a creerle, a saber que Sus promesas son verdaderas, que realmente cuida de nosotros y tiene un profundo interés en nuestras vidas, todo pensamiento empieza a confluir hacia Él. Comenzamos a entender que Dios es nuestro Proveedor, nuestro Sanador y mil cosas más, y que por lo tanto estamos en las mejores manos.

El "pensamiento perseverante" no es pues un ejercicio de control mental, sino más bien el resultado de un conocimiento profundo de Dios que nos lleva a una comunión intensa con Él. Es imposible conocerlo y no confiar, y cuando emprendemos la aventura íntima de cultivar Su amistad llegamos a darnos cuenta de una manera asombrosamente sencilla por qué razón es que no hay verdaderamente de qué preocuparnos cuando estamos en Cristo Jesús.

Anímate a consolidar hoy tu relación con Dios. Trabaja en ella, y verás que la paz completa es una realidad absolutamente posible.

Bendiciones,

JORGE HERNÁN



jueves, octubre 12, 2006

UN EVANGELIO COMPLETO

"A todo el que escuche las palabras del mensaje profético de este libro le advierto esto: Si alguno le añade algo, Dios le añadirá a él las plagas descritas en este libro. Y si alguno quita palabras de este libro de profecía, Dios le quitará su parte del árbol de la vida y de la ciudad santa, descritos en este libro."
(Apocalipsis 22:18-19, NVI)

Hace algunos años se pusieron de moda los libros, y más tarde las películas, con final alternativo. Básicamente de lo que se trata es de que el autor plantea varias posibilidades de desarrollo para que el lector, o el espectador, escoja la que más le gusta. Ese es un buen comienzo para pensar en otra modalidad literaria, que podría ser la de permitirle al lector que quite de una determinada obra las partes que no le gustan y añada a capricho lo que quiera. El problema con esta alternativa es que más que un corrector de estilo, el supuesto lector realmente se convertiría en una especie de plagiador de obras de segunda categoría.

Eso es justamente lo que muchas personas hacen con la Palabra de Dios, y tristemente ello no ocurre solamente entre los incrédulos. Muchos autoproclamados hermanos en la fe que sencillamente se sienten incómodos con determinadas partes de la Escritura las pasan por alto para seguir viviendo a su manera. Dice la Biblia que "ciertamente, la palabra de Dios es viva y poderosa, y más cortante que cualquier espada de dos filos. Penetra hasta lo más profundo del alma y del espíritu, hasta la médula de los huesos, y juzga los pensamientos y las intenciones del corazón" (Hebreos 4:12). Y como esto es así, a veces la Palabra se vuelve como una aguda espina que nos talla y no nos deja mover en la dirección que queremos. Versículos sobre el orden de Dios para el matrimonio, la santidad, el dinero o casi cualquier otro ítem parecieran estar puestos allí solamente para estorbar el modo de vida de algunos. Y la decisión más facilista es pasar por encima de ellos y seguir viviendo a la manera de cada uno.

Pues bien, la mala noticia para quienes así proceden es que la Palabra de Dios es una unidad compacta que no puede ni debe ser alterada; la cita de Apocalipsis con la que empezamos no se refiere solamente al libro de la Revelación. De hecho, Dios espera que no alteremos Su Palabra en ninguna manera, y si encontramos fragmentos que nos incomodan en lugar de omitirlos o ignorarlos lo que debemos hacer es preguntarnos en qué áreas estamos siendo confrontados para experimentar lo que experimentamos al leerlos.

Dios quiere que tú y yo tengamos una relación íntima, personal y creciente con Él y ello solamente es posible cuando la cultivamos con tanto esmero que estamos dispuestos a morir al yo incluso en aquellos aspectos en los que podríamos no sentirnos cómodos desde el punto de vista intelectual. El asunto aquí es que las cosas de Dios no se disciernen con la mente sino con el espíritu, y es el Espíritu Santo el que tiene que producir la conexión adecuada para que cambie nuestra manera de pensar y consecuentemente nuestro modo de obrar.

Hoy te invito a que te dispongas a ser ministrado y confrontado por cada palabra de la Escritura y a que trabajes con el Señor todo lo que no comprendas o no compartas. Seguro que tiene cosas grandes por hacer en tu vida.

Bendiciones,

JORGE HERNÁN

martes, octubre 10, 2006

MILAGROS INESPERADOS

"De pronto, al cortar un tronco, a uno de los profetas se le zafó el hacha y se le cayó al río.
- ¡Ay, maestro! - gritó. - ¡Esa hacha no era mía!
- ¿Dónde cayó? - preguntó el hombre de Dios.
Cuando se le indicó el lugar, Eliseo cortó un palo y, echándolo allí, hizo que el hacha saliera a flote.
-Sácala - ordenó Eliseo.
Así que el hombre extendió el brazo y la sacó."
(2 Reyes 6:5-7, NVI)



Hace unos días tuve la oportunidad de escuchar una conferencia para parejas basada en el relato bíblico de las bodas de Caná. Uno de los elementos centrales que se observa en este relato, decía el orador, es la disposición oportuna de los sirvientes a hacer lo que Jesús les dijo. Desde el punto de vista humano, efectivamente, parecía sin sentido llenar de agua una tinaja tras otra cuando lo que hacía falta en la fiesta era vino. Pero siguiendo instrucciones de María, los sirvientes no solo llenaron las tinajas sino que se las llevaron al maestresala, es decir, al encargado del banquete, quien pudo constatar que estaban llenas de vino de la mejor calidad.

En el relato del segundo libro de los Reyes del cual extractamos los versículos con los que empezamos esta reflexión, Dios pasó por encima de las leyes de la física para obrar por medio del profeta Eliseo y hacer flotar un hacha en el Jordán. El desespero del profeta al que se le cayó el hacha sumado a la necesidad de recuperarla derivó en este otro milagro inesperado.

Dios no tiene límites, y Su mano no se ha acortado (Isaías 59:1). Es más bien nuestro empeño en encasillar al Señor dentro de las paredes de nuestra limitada mente y entendimiento lo que hace que perdamos la disposición a verle obrar de una manera sorprendente.

La buena nueva es que Dios está listo para obrar milagros inesperados en tu vida y en la mía a
cada momento. Cuando abrimos nuestro corazón y disfrutamos de una verdadera e íntima comunión con Él, el Señor mismo nos ayuda a expandir nuestra mente y nuestro corazón para alistarnos a recibir lo que tiene para darnos.

Cualquiera que sea tu situación hoy y sin importar el tamaño del milagro que talvez estás necesitando hoy, recuerda que Dios puede hacerlo. Deja que Él saque a flote lo que tenga que sacar y prepárate para verlo en acción.

Bendiciones,

JORGE HERNÁN

jueves, octubre 05, 2006

CAMINANDO EN LIBERTAD

"Cristo nos libertó para que vivamos en libertad. Por lo tanto, manténganse firmes y no se sometan nuevamente al yugo de esclavitud"
(Gálatas 5:1, NVI)

De todos los mensajes del Evangelio de la gracia, el que más me gusta es el que se refiere a la libertad. Las religiones encadenan pero Cristo libera. Las religiones están llenas de normas, preceptos y reglas a observar, porque generalmente dan mayor importancia a lo externo que al hombre interior. "La gente se fija en las apariencias, pero yo me fijo en el corazón", es la respuesta divina a esta manera de ver la vida (1 Samuel 16:7).

Pablo conocía bien a las personas religiosas y sabía qué era lo que se escondía detrás de ellas, por ello tuvo que advertir a los colosenses: "Si con Cristo ustedes ya han muerto a los principios de este mundo, ¿por qué, como si todavía pertenecieran al mundo, se someten a preceptos tales como: "No tomes en tus manos, no pruebes, no toques"? Estos preceptos, basados en reglas y enseñanzas humanas, se refieren a cosas que van a desaparecer con el uso" (Colosenses 2:20-22). Sin embargo, dado el marco cultural en que vivimos y las raíces en las que se desarrolló originalmente el proceso de evangelización en América Latina, llegamos a un punto en el que aquellos que no caminan en Cristo están convencidos de que los cristianos vivimos con dificultad un evangelio lleno de restricciones y prohibiciones. Suponen que no podemos bailar, no podemos beber alcohol, no podemos fumar, etc. sin entender que nuestra vida está marcada justamente por la libertad que nos dio Cristo gracias a la cual ya no estamos sometidos a los preceptos de este mundo. Cuando estábamos en ellos, en efecto, no podíamos dejar de hacer aquellas cosas porque la presión de grupo y los cánones mundanos así nos lo imponían. Si los demás bebían, teníamos que beber; ahora somos libres para no hacerlo con la libertad que Cristo nos dio.

No sé bien si aún en tu vida hay ataduras que están amarrando a un estilo de vida mundano; si es así, pídele al Creador que te despoje de ellas, que te libere y que no te permita sujetarte de nuevo al yugo de la esclavitud. Jesús vino a traerte una nueva libertad, acompañada de la dosis necesaria de responsabilidad para poderla administrar. No puedes caer en imposiciones humanas pero tampoco en prohibiciones que han sido establecidas no por Dios sino por los hombres.

Desarrolla una comunión íntima con tu Señor para que aprendas a escuchar Su voz y seguirle, y a saber qué es lo que Él ve con agrado y qué no, recordando en todo caso que "todo lo que no se hace por convicción es pecado" (Romanos 14:23).

Que los cielos se abran sobreabundantemente para ti en este día,

JORGE HERNÁN


miércoles, octubre 04, 2006

BUENA PALANCA

"Como canales de agua es el corazón del rey en la mano del SEÑOR; El lo dirige donde le place"
(Proverbios 21:1, LBLA)

Me encanta este versículo; de hecho, es una de mis citas predilectas. Me dice que cuento con la mejor "palanca" del mundo: Dios. Es Él el único que tiene el poder de inclinar el corazón de aquellos que toman decisiones. El diccionario Espasa-Calpe trae dos definiciones de rey. La más obvia, "monarca o soberano de un reino". La otra, "alguien que sobresale entre los demás de su clase o especie por sus cualidades superiores". Ambas apuntan hacia lo mismo, es decir, hacia personas que tienen una autoridad que les ha sido conferida por Dios (cfr. Romanos 13:1).

La Escritura es clarísima al señalar que el Señor toma el corazón de estos individuos y lo dirige hacia donde a Él le place. Sean o no conscientes de ello, tales personas son simples canales de la voluntad de Dios y por lo tanto están sujetos a ella.

Cuando uno enfrenta una dificultad, digamos al realizar un determinado trámite ante una institución, muchas veces llega a un cuello de botella en el que se evidencia de hablar con un superior del funcionario que está entrabando las cosas para que intervenga en favor de una pronta solución. Y en la vida práctica, no importa el nivel de la persona en cuyas manos está la capacidad de tomar decisiones que nos afectan, siempre tenemos la opción de ir donde el Superior para que Él se encargue de inclinar su corazón.

"Dádme una palanca y moveré el mundo", es una frase que usualmente se atribuye a Arquímedes y en el mundo empresarial la expresión se utiliza a veces como sinónimo de la importancia de contar con un apoyo privilegiado para avanzar exitosamente.

Hoy quiero recomendarte la mejor palanca: el Señor. Ensaya y verás que tengo razón.

Dios te siga bendiciendo,

JORGE HERNÁN

martes, octubre 03, 2006

¿QUÉ TIENES EN LA MANO?

"Entonces Moisés respondió diciendo: He aquí que ellos no me creerán, ni oirán mi voz; porque dirán: No te ha aparecido Jehová. Y Y Jehová dijo: ¿Qué es eso que tienes en tu mano? Y él respondió: Una vara. El le dijo: Echala en tierra. Y él la echó en tierra, y se hizo una culebra; y Moisés huía de ella."
(Exodo 4:1-3, RV60)


Dios nos dotó con diferentes habilidades, dones y talentos. Los distribuyó de acuerdo con Su voluntad y en armonía con Su plan perfecto, de manera tal que pudiéramos servirle al ponerlos nosotros mismos al servicio de los demás. A Moisés le preguntó qué tenía en la mano, para hacerle entender que los recursos que le había dado, y no aquellos de los que carecía, eran los que iban a servirle para cumplir la tarea que le iba a encomendar. Mucho tiempo después, Eliseo le preguntó a la viuda de Sarepta: "¿qué tienes en casa?", antes de ser un instrumento divino para el milagro de multiplicar el aceite y permitirle a la viuda saldar sus deudas. Jesús de Nazareth hizo del agua que le facilitaron en las bodas de Caná el mejor vino. Dios siempre se vale de lo que tenemos, no de lo que nos falta.

Muchas veces nos permitimos una pausa para servir a Dios esperando algo que no sabemos si ha de llegar. Tenemos las herramientas pero no las usamos, nos quedamos esperando a tener más dinero, más tiempo libre, mayor conocimiento, etc., etc. Me admira ver lo que dice Hechos 4:13 acerca de dos de los más reconocidos gigantes de fe: "Entonces viendo el denuedo de Pedro y de Juan, y sabiendo que eran hombres sin letras y del vulgo, se maravillaban; y les reconocían que habían estado con Jesús."

No sé si experimentes lo mismo al releer este pasaje, lo que yo veo es que la comunión con Jesús, la llenura del Espíritu Santo y la cobertura del Padre eran tan grandes y tan fuertes para estos dos hombres, que ellos mismos no estaban esperando ningún evento futuro para decidirse a ser instrumentos de bendición para otros. Trabajaron con lo que tenían. "Porque no podemos dejar de decir lo que hemos visto y oído", dijeron (Hechos 4:20) y pusieron manos a la obra. La Biblia no nos dice nada de cuál era su situación financiera, su estado de salud o su disponibilidad de tiempo; en cambio sí nos confirma que eran personas "sin estudios ni preparación", y aún así no buscaron excusas para posponer su tiempo de servicio.

Recuerda que fuimos formados para servir a Dios, y el servicio hace parte de tu rol como creyente y discípulo, no es algo reservado solamente a los ministros. Así que piensa qué es lo que tienes en tu mano, cuáles son esos talentos con los que Dios naturalmente te dotó y pónlos a trabajar para Él desde ya. Te aseguro que verás pronto la recompensa.

Bendiciones fraternales en Cristo Jesús,

JORGE HERNÁN

lunes, octubre 02, 2006

POCA COSA

"Esto es poca cosa para el Señor, que además entregará a Moab en manos de ustedes."
(2 Reyes 3:18, NVI)


El contexto de este versículo es la marcha de los reyes de Israel, Judá y Edom contra los moabitas que se habían rebelado contra el primero de éstos, Jorán, quien estaba convencido de que iba a ser derrotado. Después de siete días de marcha por el desierto los animales se quedaron sin agua y el Señor, a través de Eliseo, les dijo que abrieran zanjas por todo el valle y este se llenaría de agua. Es allí cuando Eliseo pronuncia las palabras del versículo que abre esta reflexión.

Para el Señor, mis queridos amigos, no hay dificultades suficientemente grandes. Tal es Su poder y majestad que definitivamente no hay quién se le pueda enfrentar. Incluso la legendaria contienda entre el bien y el mal no es una lucha entre iguales, sino entre un Dios Glorioso y Todopoderoso y un enemigo derrotado y avergonzado. No perdamos nunca esto de vista.

Sé que a veces enfrentamos situaciones que nos parecen imposibles de resolver. Crisis matrimoniales, bancarrotas, enfermedades graves, desgracias familiares...en fin, lo único cierto es que cuando Dios se para de frente y ve tu situación, dice "esto es poca cosa para el Señor". El tamaño de tu milagro realmente depende del tamaño de tu Dios. Si eres consciente de quién es Aquel en el que está puesta tu fe, no hay obstáculo insalvable para tí.

Anímate, hoy Dios va a hacer cosas grandes.

JORGE HERNÁN