"Fiel es Dios..."
(1 Corintios 1:9 a)
¿Sabe algo, mi querido amigo? Creo a pie juntillas en esta palabra. No porque la diga la Escritura, aunque eso sería más que suficiente para creer en ella. Lo digo porque la vivo, día a día y minuto a minuto. Un militar de la Edad de Hierro llamado Josué, dijo un día: "Ustedes bien saben que ninguna de las buenas promesas del Señor su Dios ha dejado de cumplirse al pie de la letra. Todas se han hecho realidad, pues él no ha faltado a ninguna de ellas" (Josué 23:14, NVI). Lo que quería decir era justamente que el Señor había cumplido hasta la última letra de Su Palabra, porque en Su naturaleza está el ser siempre fiel.
Hay muchas canciones e himnos cristianos que hablan de la fidelidad del Señor y es posible inclusive que los entonemos con frecuencia. Pero el ser humano tiene memoria corta y a menudo olvida cómo Dios ha sido fiel inclusive en los momentos de mayor distanciamiento de Dios. "Bendice, alma mía, a Jehová, y no olvides ninguno de sus beneficios", dice el salmista (Salmo 103:2) porque el Señor mismo al inspirarlo era consciente de esta característica tan nuestra. Alguna vez escribí que la vida es una sucesión de crestas y valles y que cuando estamos en uno de ellos no debemos perder de vista que la estación que sigue es la contraria, pero en realidad las cosas no ocurren de ese modo.
Necesitamos grabar en nuestro corazón la poderosa verdad contenida en esas tres palabras del versículo de hoy, para que sepamos que siempre veremos luz en medio de la oscuridad, paz en medio de la tormenta, serenidad en medio de la adversidad. De hecho, dice la Palabra, Dios es fiel aún cuando nosotros no lo somos, porque no puede negarse a sí mismo (2 Timoteo 2:13), lo cual no significa en modo alguno que tengamos licencia para pecar sino más bien una invitación a postrarnos y adorarlo por tan maravillosa y sorprendente gracia.
Así que simplemente recuerda, fiel es Dios.
Fraternal saludo en Cristo Jesús,
JORGE HERNÁN
(1 Corintios 1:9 a)
¿Sabe algo, mi querido amigo? Creo a pie juntillas en esta palabra. No porque la diga la Escritura, aunque eso sería más que suficiente para creer en ella. Lo digo porque la vivo, día a día y minuto a minuto. Un militar de la Edad de Hierro llamado Josué, dijo un día: "Ustedes bien saben que ninguna de las buenas promesas del Señor su Dios ha dejado de cumplirse al pie de la letra. Todas se han hecho realidad, pues él no ha faltado a ninguna de ellas" (Josué 23:14, NVI). Lo que quería decir era justamente que el Señor había cumplido hasta la última letra de Su Palabra, porque en Su naturaleza está el ser siempre fiel.
Hay muchas canciones e himnos cristianos que hablan de la fidelidad del Señor y es posible inclusive que los entonemos con frecuencia. Pero el ser humano tiene memoria corta y a menudo olvida cómo Dios ha sido fiel inclusive en los momentos de mayor distanciamiento de Dios. "Bendice, alma mía, a Jehová, y no olvides ninguno de sus beneficios", dice el salmista (Salmo 103:2) porque el Señor mismo al inspirarlo era consciente de esta característica tan nuestra. Alguna vez escribí que la vida es una sucesión de crestas y valles y que cuando estamos en uno de ellos no debemos perder de vista que la estación que sigue es la contraria, pero en realidad las cosas no ocurren de ese modo.
Necesitamos grabar en nuestro corazón la poderosa verdad contenida en esas tres palabras del versículo de hoy, para que sepamos que siempre veremos luz en medio de la oscuridad, paz en medio de la tormenta, serenidad en medio de la adversidad. De hecho, dice la Palabra, Dios es fiel aún cuando nosotros no lo somos, porque no puede negarse a sí mismo (2 Timoteo 2:13), lo cual no significa en modo alguno que tengamos licencia para pecar sino más bien una invitación a postrarnos y adorarlo por tan maravillosa y sorprendente gracia.
Así que simplemente recuerda, fiel es Dios.
Fraternal saludo en Cristo Jesús,
JORGE HERNÁN
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