miércoles, septiembre 26, 2007

PLENAMENTE CONVENCIDO

"...Ante la promesa de Dios no vaciló como un incrédulo, sino que se reafirmó en su fe y dio gloria a Dios, plenamente convencido de que Dios tenía poder para cumplir lo que había prometido. Por eso se le tomó en cuenta su fe como justicia."
(Romanos 4:20-22, NVI)


¿Ves lo que yo veo en este pasaje? Algo así como lo que en matemáticas se llama "conector lógico": es la expresión por eso. Dice la Escritura que los hechos por los cuales Abraham fue justificado fueron tres: se reafirmó en su fe; dio gloria a Dios; y estuvo todo el tiempo PLENAMENTE CONVENCIDO de que el Señor era poderoso para cumplir Su promesa.

"Y esto de que «se le tomó en cuenta» no se escribió sólo para Abraham, sino también para nosotros", dice el versículo 23 y el inicio del 24. Lo que Dios nos está diciendo es que estos mismos principios aplican para tí y para mí hoy porque hemos creido en Cristo cuando:

1. Nos reafirmamos en nuestra fe, no solo en el sentido de reconfirmar cada día nuestro compromiso de vida con Jesucristo de Nazareth, sino también de creer en Aquel que llama a las cosas que no son como si fuesen. Esta reafirmación supone pues una fe activa y activadora, la capacidad sobrenatural de hacer que verdades espirituales se hagan realidad en el mundo material;

2. Damos gloria a Dios, porque el propósito de la creación entera es rendir alabanza y gloria a nuestro Señor y en consecuencia todos nuestros actos, palabras, comportamientos y actitudes deben glorificarlo;

3. Estamos planamente convencidos del Poder de Dios para cumplir Sus promesas. La incredulidad no lo limita a Él, en lo absoluto, solamente nos limita a nosotros. Y Su poder es ciertamente ilimitado, y supera incluso toda circunstancia por adversa que parezca. Ese convencimiento pleno, esa certeza absoluta, es lo que mejor puede sostenernos en momentos difíciles, y puede ser muy real cuando entendemos en Quién hemos puesto nuestra confianza. Cuando hemos experimentado, como seguramente nos ha ocurrido a tí y a mí en nuestras vidas, la abrumadora realidad del amor contundente de Dios que derriba barreras, pulveriza murallas y hace cosas tremendas en nosotros, entonces podemos decir que ese conocimiento de Dios nos permite estar plenamente convencidos.

Mira hacia atrás hoy, observa el camino recorrido y cómo la mano de Dios ha obrado en tu vida cada día, repasa los milagros grandes y pequeños de los que eres testigo y deja que el Espíritu Santo ministre en tí ese convencimiento pleno.

En el amor de Cristo,

JORGE HERNÁN




domingo, septiembre 16, 2007

EXACTAMENTE COMO TE LO DIJERON

"Por tanto, tened buen ánimo amigos, porque yo confío en Dios, que acontecerá exactamente como se me dijo."
(Hechos 27:25, LBLA)

Hace algunos días les compartí la importancia de aferrarnos a las promesas de Dios. Para mí es vital, y de hecho lo considero como un elemento indispensable en mi caminar diario con Cristo. Entender que lo que Él me ha prometido es verdad me permite dirigirme hacia adelante caminando en fe en la seguridad de que mi futuro está siendo trazado por Dios con pinceladas maestras. Alguna vez escuché a un pastor decir que la realidad no es necesariamente la verdad y hoy entiendo que con frecuencia lo "real" del mundo que vivimos distrae nuestros sentidos de la Verdad, la cual debe ser percibida espiritualmente. Discernir lo que para Dios es cierto a pesar de lo que nuestros sentidos corporales experimentan no es ciertamente tarea fácil, pero sí es indispensable para vivir en el centro de la voluntad de Dios extendiéndonos hacia lo que está delante, como lo decía el apóstol Pablo (Fil 3:13-14).

¿Dios te ha prometido algo? Pues hoy Él quiere que recuerdes que acontecerá exactamente como se te dijo. Cree en Él. Confía en Su Palabra. Reafírmate en ella. No sucederá de otro modo, no importa lo que las circunstancias parezcan decirte. Hay una Verdad decretada por el Señor para tu vida que está esperando el momento preciso para convertirse en realidad. Es solo cuestión de tiempo. Pero tú, no temas, no desmayes, el Señor tu Dios está contigo en cada instante. Y algo maravilloso está por suceder. Exactamente como te lo dijeron.

Jesucristo te bendice hoy y siempre,

JORGE HERNÁN

viernes, septiembre 07, 2007

¿QUIÉN ES JESÚS PARA TÍ?

“—Y ustedes, ¿quién dicen que soy yo?
—Tú eres el Cristo, el Hijo del Dios viviente —afirmó Simón Pedro.
—Dichoso tú, Simón, hijo de Jonás —le dijo Jesús—, porque eso no te lo reveló ningún mortal, sino mi Padre que está en el cielo.”
(Mateo 16:15-17, NVI)


Revelación. Ese es el resultado de una relación íntima, personal y profunda con Jesucristo de Nazareth. Filósofos, historiadores, autoridades religiosas y hasta ciudadanos del común llevan años discutiendo quién es Jesús, y las respuestas son tan variadas como el número de los que han entrado en el debate.

Pero la respuesta verdadera está en tu corazón y en el mío, y es fruto de la comunión con Dios. Cuando es profunda e intensa, no necesitamos ir a una enciclopedia a buscar ayuda para contestar la pregunta. Simplemente conocemos la respuesta.

¿Nosotros quién decimos que es Jesús? Piensa simplemente en lo que ha hecho en tu vida, y encontrarás que a veces aún los nombres con los que la Biblia se refiere a Dios se quedan cortos para expresar lo que Él significa para nosotros. Creador. Amigo. Torre fuerte. Salvador. Sanador. Refugio. Castillo. Soberano Señor. Maestro bueno. Buen pastor. Santo. Príncipe de paz. Rey de reyes. Señor de señores. Escudo. Amparo. Fortaleza. Libertador. Camino. Verdad. Vida. Tantos nombres, tantos títulos, tantas descripciones se quedan cortas para expresar lo que Jesucristo ha hecho en la tuya y en la vida.

Pero cuando te pregunten por él, no te quedes con el Jesús histórico al responder. Busca dentro de ti la revelación que Dios te da al respecto, y entonces deja que el Espíritu hable desde tu experiencia personal para compartir quién es Él y qué puede llegar a ser para otros.

Todos hemos sido comisionados para expandir el Evangelio del Reino. Y cuando compartimos lo que Él significa para nosotros simplemente no podemos dejar de contar las maravillas que hemos vivido de Su mano.

Bendiciones,

JORGE HERNÁN

domingo, septiembre 02, 2007

APROPIÁNDOSE DE LAS PROMESAS

"...que después de deshecha esta mi piel, en mi carne he de ver a Dios. Lo veré por mí mismo; mis ojos lo verán, no los de otro. Pero ahora mi corazón se consume dentro de mí."
(Job 19:26-27, RV95)


Preguntaba el pastor hoy en el servicio que quiénes habíamos recibido promesas de parte de Dios. Muchas manos se levantaron. También la mía. Cuando el Señor te da una promesa y tú la crees, te aferras a ella con una esperanza sobrenatural y la alegría de quien está seguro de lo que va a recibir de parte de Dios. Pero cuando el ambiente empieza a oscurecerse, cuando aparecen las sombras, la misma sonrisa con que recibimos la promesa se desvanece para dar paso a un gesto angustioso.

La salud empeora. Las finanzas se ven cada vez más amenazadas. La armonía del hogar es interrumpida abruotamente por un suceso inesperado. La relación de pareja se resquebraja. El ministerio se sacude. Tantas situaciones posibles, y tantas que créíamos lejos. Quizás pensamos que la promesa era de "entrega inmediata", nos olvidamos de los tiempos de Dios y de los procesos a los cuales nos somete forjando nuestro carácter.

Empezamos a movernos, como decía Margaret Manning, entre la fe ciega y la duda cínica. A veces se nos dificulta mantener el equilibrio. El enemigo parece susurrarnos mil cosas que buscan sembrar en nosotros la duda, el temor, la incredulidad. El Espíritu de Dios, por Su parte, apaciblemente nos dice que confiemos, y que recordemos a Aquel en quien hemos puesto nuestra confianza.

Pero estamos desgarrados. Y entonces recordamos a Job, quien en un momento de extrema desesperanza pronunció estas palabras, que hoy te invito a que hagas tuyas. Verás el cumplimiento de las promesas, con tus propios ojos. Aunque tu corazón se consuma dentro de tí, fiel es Dios y hará que Su Palabra se haga realidad en tu vida letra por letra.

No te desanimes, ni hoy ni el día en que las cosas se pongan difíciles. Aprópiate de las promesas. Hoy es tu día.

Bendiciones,

JORGE HERNÁN