“—Y ustedes, ¿quién dicen que soy yo?
—Tú eres el Cristo, el Hijo del Dios viviente —afirmó Simón Pedro.
—Dichoso tú, Simón, hijo de Jonás —le dijo Jesús—, porque eso no te lo reveló ningún mortal, sino mi Padre que está en el cielo.”
(Mateo 16:15-17, NVI)
Revelación. Ese es el resultado de una relación íntima, personal y profunda con Jesucristo de Nazareth. Filósofos, historiadores, autoridades religiosas y hasta ciudadanos del común llevan años discutiendo quién es Jesús, y las respuestas son tan variadas como el número de los que han entrado en el debate.
Pero la respuesta verdadera está en tu corazón y en el mío, y es fruto de la comunión con Dios. Cuando es profunda e intensa, no necesitamos ir a una enciclopedia a buscar ayuda para contestar la pregunta. Simplemente conocemos la respuesta.
¿Nosotros quién decimos que es Jesús? Piensa simplemente en lo que ha hecho en tu vida, y encontrarás que a veces aún los nombres con los que la Biblia se refiere a Dios se quedan cortos para expresar lo que Él significa para nosotros. Creador. Amigo. Torre fuerte. Salvador. Sanador. Refugio. Castillo. Soberano Señor. Maestro bueno. Buen pastor. Santo. Príncipe de paz. Rey de reyes. Señor de señores. Escudo. Amparo. Fortaleza. Libertador. Camino. Verdad. Vida. Tantos nombres, tantos títulos, tantas descripciones se quedan cortas para expresar lo que Jesucristo ha hecho en la tuya y en la vida.
Pero cuando te pregunten por él, no te quedes con el Jesús histórico al responder. Busca dentro de ti la revelación que Dios te da al respecto, y entonces deja que el Espíritu hable desde tu experiencia personal para compartir quién es Él y qué puede llegar a ser para otros.
Todos hemos sido comisionados para expandir el Evangelio del Reino. Y cuando compartimos lo que Él significa para nosotros simplemente no podemos dejar de contar las maravillas que hemos vivido de Su mano.
Bendiciones,
JORGE HERNÁN
—Tú eres el Cristo, el Hijo del Dios viviente —afirmó Simón Pedro.
—Dichoso tú, Simón, hijo de Jonás —le dijo Jesús—, porque eso no te lo reveló ningún mortal, sino mi Padre que está en el cielo.”
(Mateo 16:15-17, NVI)
Revelación. Ese es el resultado de una relación íntima, personal y profunda con Jesucristo de Nazareth. Filósofos, historiadores, autoridades religiosas y hasta ciudadanos del común llevan años discutiendo quién es Jesús, y las respuestas son tan variadas como el número de los que han entrado en el debate.
Pero la respuesta verdadera está en tu corazón y en el mío, y es fruto de la comunión con Dios. Cuando es profunda e intensa, no necesitamos ir a una enciclopedia a buscar ayuda para contestar la pregunta. Simplemente conocemos la respuesta.
¿Nosotros quién decimos que es Jesús? Piensa simplemente en lo que ha hecho en tu vida, y encontrarás que a veces aún los nombres con los que la Biblia se refiere a Dios se quedan cortos para expresar lo que Él significa para nosotros. Creador. Amigo. Torre fuerte. Salvador. Sanador. Refugio. Castillo. Soberano Señor. Maestro bueno. Buen pastor. Santo. Príncipe de paz. Rey de reyes. Señor de señores. Escudo. Amparo. Fortaleza. Libertador. Camino. Verdad. Vida. Tantos nombres, tantos títulos, tantas descripciones se quedan cortas para expresar lo que Jesucristo ha hecho en la tuya y en la vida.
Pero cuando te pregunten por él, no te quedes con el Jesús histórico al responder. Busca dentro de ti la revelación que Dios te da al respecto, y entonces deja que el Espíritu hable desde tu experiencia personal para compartir quién es Él y qué puede llegar a ser para otros.
Todos hemos sido comisionados para expandir el Evangelio del Reino. Y cuando compartimos lo que Él significa para nosotros simplemente no podemos dejar de contar las maravillas que hemos vivido de Su mano.
Bendiciones,
JORGE HERNÁN
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