"...Ante la promesa de Dios no vaciló como un incrédulo, sino que se reafirmó en su fe y dio gloria a Dios, plenamente convencido de que Dios tenía poder para cumplir lo que había prometido. Por eso se le tomó en cuenta su fe como justicia."
(Romanos 4:20-22, NVI)
¿Ves lo que yo veo en este pasaje? Algo así como lo que en matemáticas se llama "conector lógico": es la expresión por eso. Dice la Escritura que los hechos por los cuales Abraham fue justificado fueron tres: se reafirmó en su fe; dio gloria a Dios; y estuvo todo el tiempo PLENAMENTE CONVENCIDO de que el Señor era poderoso para cumplir Su promesa.
"Y esto de que «se le tomó en cuenta» no se escribió sólo para Abraham, sino también para nosotros", dice el versículo 23 y el inicio del 24. Lo que Dios nos está diciendo es que estos mismos principios aplican para tí y para mí hoy porque hemos creido en Cristo cuando:
1. Nos reafirmamos en nuestra fe, no solo en el sentido de reconfirmar cada día nuestro compromiso de vida con Jesucristo de Nazareth, sino también de creer en Aquel que llama a las cosas que no son como si fuesen. Esta reafirmación supone pues una fe activa y activadora, la capacidad sobrenatural de hacer que verdades espirituales se hagan realidad en el mundo material;
2. Damos gloria a Dios, porque el propósito de la creación entera es rendir alabanza y gloria a nuestro Señor y en consecuencia todos nuestros actos, palabras, comportamientos y actitudes deben glorificarlo;
3. Estamos planamente convencidos del Poder de Dios para cumplir Sus promesas. La incredulidad no lo limita a Él, en lo absoluto, solamente nos limita a nosotros. Y Su poder es ciertamente ilimitado, y supera incluso toda circunstancia por adversa que parezca. Ese convencimiento pleno, esa certeza absoluta, es lo que mejor puede sostenernos en momentos difíciles, y puede ser muy real cuando entendemos en Quién hemos puesto nuestra confianza. Cuando hemos experimentado, como seguramente nos ha ocurrido a tí y a mí en nuestras vidas, la abrumadora realidad del amor contundente de Dios que derriba barreras, pulveriza murallas y hace cosas tremendas en nosotros, entonces podemos decir que ese conocimiento de Dios nos permite estar plenamente convencidos.
Mira hacia atrás hoy, observa el camino recorrido y cómo la mano de Dios ha obrado en tu vida cada día, repasa los milagros grandes y pequeños de los que eres testigo y deja que el Espíritu Santo ministre en tí ese convencimiento pleno.
En el amor de Cristo,
JORGE HERNÁN
(Romanos 4:20-22, NVI)
¿Ves lo que yo veo en este pasaje? Algo así como lo que en matemáticas se llama "conector lógico": es la expresión por eso. Dice la Escritura que los hechos por los cuales Abraham fue justificado fueron tres: se reafirmó en su fe; dio gloria a Dios; y estuvo todo el tiempo PLENAMENTE CONVENCIDO de que el Señor era poderoso para cumplir Su promesa.
"Y esto de que «se le tomó en cuenta» no se escribió sólo para Abraham, sino también para nosotros", dice el versículo 23 y el inicio del 24. Lo que Dios nos está diciendo es que estos mismos principios aplican para tí y para mí hoy porque hemos creido en Cristo cuando:
1. Nos reafirmamos en nuestra fe, no solo en el sentido de reconfirmar cada día nuestro compromiso de vida con Jesucristo de Nazareth, sino también de creer en Aquel que llama a las cosas que no son como si fuesen. Esta reafirmación supone pues una fe activa y activadora, la capacidad sobrenatural de hacer que verdades espirituales se hagan realidad en el mundo material;
2. Damos gloria a Dios, porque el propósito de la creación entera es rendir alabanza y gloria a nuestro Señor y en consecuencia todos nuestros actos, palabras, comportamientos y actitudes deben glorificarlo;
3. Estamos planamente convencidos del Poder de Dios para cumplir Sus promesas. La incredulidad no lo limita a Él, en lo absoluto, solamente nos limita a nosotros. Y Su poder es ciertamente ilimitado, y supera incluso toda circunstancia por adversa que parezca. Ese convencimiento pleno, esa certeza absoluta, es lo que mejor puede sostenernos en momentos difíciles, y puede ser muy real cuando entendemos en Quién hemos puesto nuestra confianza. Cuando hemos experimentado, como seguramente nos ha ocurrido a tí y a mí en nuestras vidas, la abrumadora realidad del amor contundente de Dios que derriba barreras, pulveriza murallas y hace cosas tremendas en nosotros, entonces podemos decir que ese conocimiento de Dios nos permite estar plenamente convencidos.
Mira hacia atrás hoy, observa el camino recorrido y cómo la mano de Dios ha obrado en tu vida cada día, repasa los milagros grandes y pequeños de los que eres testigo y deja que el Espíritu Santo ministre en tí ese convencimiento pleno.
En el amor de Cristo,
JORGE HERNÁN
1 comentario:
Hola Jorge Hernán! Pete me ha contado el Varón de Dios que eres y a través de estos mensajes que ha compartido conmigo,se que es así.
Dios te bendiga y levante tu Ministerio en gran manera para servirle con sabiduría y discernimiento. Abrazos y 1000 Bendiciones Teresita Sanabria D'Luque
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