"Como canales de agua es el corazón del rey en la mano del SEÑOR; El lo dirige donde le place"
(Proverbios 21:1, LBLA)
Me encanta este versículo; de hecho, es una de mis citas predilectas. Me dice que cuento con la mejor "palanca" del mundo: Dios. Es Él el único que tiene el poder de inclinar el corazón de aquellos que toman decisiones. El diccionario Espasa-Calpe trae dos definiciones de rey. La más obvia, "monarca o soberano de un reino". La otra, "alguien que sobresale entre los demás de su clase o especie por sus cualidades superiores". Ambas apuntan hacia lo mismo, es decir, hacia personas que tienen una autoridad que les ha sido conferida por Dios (cfr. Romanos 13:1).
La Escritura es clarísima al señalar que el Señor toma el corazón de estos individuos y lo dirige hacia donde a Él le place. Sean o no conscientes de ello, tales personas son simples canales de la voluntad de Dios y por lo tanto están sujetos a ella.
Cuando uno enfrenta una dificultad, digamos al realizar un determinado trámite ante una institución, muchas veces llega a un cuello de botella en el que se evidencia de hablar con un superior del funcionario que está entrabando las cosas para que intervenga en favor de una pronta solución. Y en la vida práctica, no importa el nivel de la persona en cuyas manos está la capacidad de tomar decisiones que nos afectan, siempre tenemos la opción de ir donde el Superior para que Él se encargue de inclinar su corazón.
"Dádme una palanca y moveré el mundo", es una frase que usualmente se atribuye a Arquímedes y en el mundo empresarial la expresión se utiliza a veces como sinónimo de la importancia de contar con un apoyo privilegiado para avanzar exitosamente.
Hoy quiero recomendarte la mejor palanca: el Señor. Ensaya y verás que tengo razón.
Dios te siga bendiciendo,
JORGE HERNÁN
(Proverbios 21:1, LBLA)
Me encanta este versículo; de hecho, es una de mis citas predilectas. Me dice que cuento con la mejor "palanca" del mundo: Dios. Es Él el único que tiene el poder de inclinar el corazón de aquellos que toman decisiones. El diccionario Espasa-Calpe trae dos definiciones de rey. La más obvia, "monarca o soberano de un reino". La otra, "alguien que sobresale entre los demás de su clase o especie por sus cualidades superiores". Ambas apuntan hacia lo mismo, es decir, hacia personas que tienen una autoridad que les ha sido conferida por Dios (cfr. Romanos 13:1).
La Escritura es clarísima al señalar que el Señor toma el corazón de estos individuos y lo dirige hacia donde a Él le place. Sean o no conscientes de ello, tales personas son simples canales de la voluntad de Dios y por lo tanto están sujetos a ella.
Cuando uno enfrenta una dificultad, digamos al realizar un determinado trámite ante una institución, muchas veces llega a un cuello de botella en el que se evidencia de hablar con un superior del funcionario que está entrabando las cosas para que intervenga en favor de una pronta solución. Y en la vida práctica, no importa el nivel de la persona en cuyas manos está la capacidad de tomar decisiones que nos afectan, siempre tenemos la opción de ir donde el Superior para que Él se encargue de inclinar su corazón.
"Dádme una palanca y moveré el mundo", es una frase que usualmente se atribuye a Arquímedes y en el mundo empresarial la expresión se utiliza a veces como sinónimo de la importancia de contar con un apoyo privilegiado para avanzar exitosamente.
Hoy quiero recomendarte la mejor palanca: el Señor. Ensaya y verás que tengo razón.
Dios te siga bendiciendo,
JORGE HERNÁN
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