miércoles, mayo 17, 2006

ADORÉMOSLE

Salmo 100
Biblia en Lenguaje Sencillo (BLS), Copyright © 2000 by United Bible Societies

1 Habitantes de toda la tierra,
griten con todas sus fuerzas:
¡Viva Dios!
2 ¡Adórenlo con alegría!
¡Vengan a su templo
lanzando gritos de felicidad!
3 Reconozcan que él es Dios;
él nos hizo, y somos suyos.
Nosotros somos su pueblo:
¡él es nuestro pastor,
y nosotros somos su rebaño!
4 Vengan a las puertas de su templo;
¡denle gracias y alábenlo!
5 Él es un Dios bueno;
su amor es siempre el mismo,
y su fidelidad jamás cambia.


Hoy es un buen día para adorar al Señor. Toda la creación tiene un propósito, y es el de rendirle gloria a Su Creador, y cada segundo que pasa es el momento oportuno para hacerlo. Lo que Dios pide de nosotros es que nuestro corazón tenga la actitud correcta. La alegría que demanda de nuestro corazón no es una emoción sino más bien una disposición...Él nos hizo y somos suyos, y cuando logramos interiorizar esta profunda y tremenda verdad, comprendemos que no podemos menos que lanzar gritos de felicidad. Sabernos suyos implica que estamos en manos de un Dios amoroso, sabio y omnipotente que permitirá que toda circunstancia obre en nuestro favor y sirva para nuestro crecimiento. Entender que le pertenecemos significa que Nuestro Hacedor y Dueño hará en nosotros lo que tenga que hacer para llevarnos a donde nos quiera llevar, siempre movido por Su bondad, Su amor y Su gracia.


"Venid ante su presencia con regocijo" dice la versión Reina-Valera 1960. Cuando comprendemos nuestro rol en el plan de Dios tenemos que sentirnos grandemente regocijados al saber que se nos permite entrar en Su presencia sin tener que recurrir a intermediarios. A veces no magnificamos lo que significa ésto, aunque humanamente entendemos que la posibilidad de que alguien tenga acceso a un jefe de estado o a un líder empresarial dice mucho acerca de la importancia de esa persona. ¿Qué podría decirse de nosotros, que tenemos tanto valor a los ojos de Dios que Él no solo nos admite sino que nos invita a entrar a Su presencia? Eso es motivo de felicidad y más que eso...El Señor de Señores mismo quiere contar con nuestra compañía.


Somos su pueblo, somos su rebaño...¡Qué inmenso privilegio el que Dios nos ha conferido! Definitivamente tenemos razones de sobra para que nuestro corazón se exalte, pero tenemos que partir de un principio: el reconocimiento de que Él es Dios. Parece obvio, pero realmente no lo es, porque el hacerlo supone que nosotros, de una manera absolutamente vivencial y real le cedamos el lugar que le corresponde, le entreguemos el control y aceptemos que tiene nuestro permiso explícito para hacer en nuestra vida los ajustes que considere necesarios para cumplir Su propósito en nosotros. Implica reconocer que aunque muchas veces no entendamos el porqué de determinadas situaciones y circunstancias que debemos afrontar, Él no está ausente sino perfeccionando su plan. Y conlleva la necesidad que tenemos de aprender a adaptarnos a los caminos que Él escoge para nosotros, no con resignación sino con el sentimiento de quien anhela descubrir cuál es el siguiente paso que Dios tiene previsto y cuál es la altura a la que Él nos quiere llevar en ese tránsito.


Cuando nuestro corazón escoge darle gracias y alabarlo, estamos demostrando que finalmente le hemos dado a Dios el reconocimiento que Él merece y desea, y que comprendemos que tenemos un Señor bueno, misericordioso y fiel y que ante tal naturaleza no podemos pensar de ninguna manera que esté proyectando para nosotros cosas malas.


Hoy es un buen día para adorar al Señor. ¿Por qué no te tomas un tiempo y lo haces?


Bendiciones sobreabundantes en Cristo Jesús,


Jorge Hernán

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