"Por lo cual también nosotros, desde el día que lo oímos, no cesamos de orar por vosotros y de pedir que seáis llenos del conocimiento de su voluntad en toda sabiduría e inteligencia espiritual"
Colosenses 1:9, RV95
La petición de Pablo al Señor era que los colosenses lograran conocer plenamente la voluntad de Dios por medio de la sabiduría y la inteligencia, no como el mundo las entiende, sino como el Espíritu Santo las concibe y las entrega.
La Palabra establece que la sabiduría empieza con el temor del Señor (Proverbios 9:10). Cuando reconocemos quién es Él y nos relacionamos con Él de manera amorosa pero reverente, estamos demostrando que nuestro entendimiento está siendo iliuminado con la luz de Dios. A los ojos de nuestro Creador la acumulación de conocimientos académicos carece de sentido; de hecho, es mucho más probable que nos envanezcamos por creer que dominamos muchos campos del llamado conocimiento humano, pero se trata de áreas que no tienen un impacto eterno y no van a determinar de ninguna manera el curso actual y futuro de nuestra vida. La expresión "conocimiento", que a menudo denota intimidad, es utilizada en Proverbios 1:7 para marcar el resultado del temor de Dios. Ser sabios bajo la óptica divina es una experiencia vivificante porque nos permite experimentar el poder del Espíritu de Dios en nuestras vidas y nos abre los ojos a las realidades que el Señor ha establecido para nosotros.
Pablo dice que la sabiduría de Dios estaba escondida y que Dios la había destinado para nuestra gloria desde la eternidad (1 Corintios 2:7) pero ahora, gracias a Jesucristo, el Espíritu Santo la ha revelado para nosotros, a fin de que podamos discernir las verdades espirituales que para el mundo son locura. Cristo es, en efecto, "nuestra sabiduría -- es decir, nuestra justificación, santificación y redención" (1 Corintios 1:30, NVI) así que en Él encontramos todo lo que necesitamos saber y entender. Aunque la mente humana sea creación de Dios, está demasiado limitada por los paradigmas mundanos como para lograr comprender las verdades que están en la Palabra; necesitamos seguir el consejo de Santiago y pedirle a Dios la sabiduría que viene de lo alto, la luz del Espíritu, la presencia viva de Jesús en nuestras vidas, para llegar a entender la voluntad y el propósito de Dios.
Yo quiero ser sabio, pero a la manera de Dios...¿y tú? Si ese es tu deseo, tómate ya mismo unos minutos y dile al Señor que te lo conceda...el universo de las realidades espirituales más profundas y poderosas está a tu alcance ahora mismo...a una oración de distancia.
Dios te siga bendiciendo,
JORGE HERNÁN
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