miércoles, mayo 09, 2007

MANJAR DE VIDA

"Fueron halladas tus palabras, y yo las comí; y tu palabra me fue por gozo y por alegría de mi corazón; porque tu nombre se invocó sobre mí, oh Jehová Dios de los ejércitos."
(Jeremías 15:16, RV60)


No sé cuáles sean tus hábitos alimenticios pero estoy seguro de qe los tienes. Algunos comen tres vecs al día, según aprendieron desde niños; otros ingieren alimentos ligeros entre las comidas principales; algunos más comen cada dos horas. En fin, el cuerpo necesita nutrirse y nuestros hábitos en cierta manera responden a las demandas del organismo.

Pero la Escritura nos enseña que "no solo de pan vivirá el hombre, sino de toda palabra de Dios" (Lucas 4:4). Es evidente por lo tanto que necesitamos nutrirnos espiritualmente de lo que nos enseñan las Sagradas Escrituras, y cuando vamos a ellas en busca de alimento guiados por el Espíritu Santo, encontramos allí todo cuanto nos hace falta. Po algo el Señor dijo enJuan 5:39: "Escudriñad las Escrituras; porque a vosotros os parece que en ellas tenéis la vida eterna; y ellas son las que dan testimonio de mí".

Pues bien, el proceso de comer tiene por lo menos tres partes: masticar, saborear y digerir. Primero masticamos para hacer el alimento digerible, así que al procesarlo tenga una consistencia que podamos asimilar; luego, o más bien, simultáneamente, degustamos el bocado para experimentar toda la plenitud de su sabor, y finalmente lo digerimos. Si es un alimento suave y agradable, decimos que nos cae bien.

Con la Palabra ocurre lo mismo: primero debemos masticarla. Leemos una porción de la Escritura, luego la releemos en voz alta y pausada y luego volvemos a leerla palabra por palabra resaltando o subrayando lo que nos llamó la atención. Cuando hemos entrado en la presencia del Señor, encontramos que Él nos empieza a hablar y con frecuencia nos va a dar una nueva revelación sobre lo que estamos leyendo, así hayamos recorrido cientos de veces el mismo pasaje. A medida que la voz del Espíritu refresca nuestro ser, vamos adquiriendo un nuevo discernimiento sobre lo que Dios nos está diciendo o mostrando. La Palabra adquiere una nueva consistencia y comprendemos con claridad el mensaje. Estamos masticando.

Pero también saboreamos. Salmos 34:8 nos dioce "Gustad y ved que es bueno Jehová...". Simultáneamente con el masticado, estamos degustando la Palabra de Vida, nos deleitamos en ella, la saboreamos le sacamos el gusto...Recuerdo una ocasión en que estuvimos predicando durante cerca de cuatro meses sobre Marcos 11:24, ¡¡¡ le sacamos toda la sustancia que pudimos al pasaje y disfrutamos todos los matices que Dios nos fue revelando sobre el mismo !!!. Degustar la Palabra es una experiencia poderosamente enriquecedora...gozo y alegría para nuestro corazón.

Y finalmente, digerimos. La Palabra trasciende el nivel intelectual y empieza a hacerse vida en nosotros. Entonces podemos compartir de ella con entusiasmo y convicción profunda, porque Dios nos ha hablado.

Es un manjar exquisito, no lo dejes servido. Si no comes del banquete, habrá otros que serán llamados a participar de él. Los que son conscientes de sus carencias, de sus vacíos...los que saben que su hambre y sed espiritual solo pueden ser saciadas por el Santo, el Poderoso, el que vive y reina y nos habla hoy y siempre a través de la Biblia.

Disfruta la mesa que Dios ha dispuesto para tí hoy.

Bendiciones,

JORGE HERNÁN

No hay comentarios.: