“Por lo cual también nosotros sin cesar damos gracias a Dios, de que cuando recibisteis la palabra de Dios que oísteis de nosotros, la recibisteis no como palabra de hombres, sino según es en verdad, la palabra de Dios, la cual actúa en vosotros los creyentes.”
(1 Tesalonicenses 2:13, RV60)
Cuando en nuestro corazón discernimos la Palabra de Dios como ella en verdad es, la consecuencia natural es que haya una transformación profunda en nuestras vidas. No es posible que nuestra manera de pensar siga siendo la misma si en verdad entendemos lo que la Biblia significa y representa.
No estoy hablando de su valor literario, ni de lo sorprendente que resulta el hecho de que un documento escrito a tantas manos durante tantos siglos y por autores tan variados sea tan consistente desde el punto de vista del plan de salvación o de cualquier otro asunto inclusive menos teológico. Me refiero a que la misma Escritura declara ser inspirada por Dios, y mientras nosotros no lo creamos así en lo profundo de nuestro corazón seguiremos tratándola como un libro más, que expresa simples opiniones personales de sus autores humanos y no la cosmovisión observada desde la perspectiva divina.
Necesitamos entender la Palabra como lo que realmente es, para poderla interiorizar y hacerla vida en nuestra vida. De lo contrario, seguiremos viviendo mediocremente, aunque nos autoproclamemos cristianos, manejando un código ético y moral propio matizado por nuestra propia conveniencia. Ese actuar de la Palabra en nosotros no va a producirse mientras degrademos su valor y la recibamos simplemente como un lindo mensaje humano.
¿Cuál es tu sentir hacia la Palabra realmente? ¿La lees y la vives “según es en verdad” o se ha vuelto un referente como tantos? Hoy te invito a que reflexiones seriamente sobre esto y a que le pidas a Dios la dirección que necesitas para interactuar con Su Palabra en tu tiempo devocional.
Un abrazo de bendición,
JORGE HERNÁN
(1 Tesalonicenses 2:13, RV60)
Cuando en nuestro corazón discernimos la Palabra de Dios como ella en verdad es, la consecuencia natural es que haya una transformación profunda en nuestras vidas. No es posible que nuestra manera de pensar siga siendo la misma si en verdad entendemos lo que la Biblia significa y representa.
No estoy hablando de su valor literario, ni de lo sorprendente que resulta el hecho de que un documento escrito a tantas manos durante tantos siglos y por autores tan variados sea tan consistente desde el punto de vista del plan de salvación o de cualquier otro asunto inclusive menos teológico. Me refiero a que la misma Escritura declara ser inspirada por Dios, y mientras nosotros no lo creamos así en lo profundo de nuestro corazón seguiremos tratándola como un libro más, que expresa simples opiniones personales de sus autores humanos y no la cosmovisión observada desde la perspectiva divina.
Necesitamos entender la Palabra como lo que realmente es, para poderla interiorizar y hacerla vida en nuestra vida. De lo contrario, seguiremos viviendo mediocremente, aunque nos autoproclamemos cristianos, manejando un código ético y moral propio matizado por nuestra propia conveniencia. Ese actuar de la Palabra en nosotros no va a producirse mientras degrademos su valor y la recibamos simplemente como un lindo mensaje humano.
¿Cuál es tu sentir hacia la Palabra realmente? ¿La lees y la vives “según es en verdad” o se ha vuelto un referente como tantos? Hoy te invito a que reflexiones seriamente sobre esto y a que le pidas a Dios la dirección que necesitas para interactuar con Su Palabra en tu tiempo devocional.
Un abrazo de bendición,
JORGE HERNÁN
No hay comentarios.:
Publicar un comentario