"—Señor —le dijo Marta a Jesús—, si hubieras estado aquí, mi hermano no habría muerto." (Juan 11:21, NVI)
El reclamo de Marta no difiere mucho de los que cotidianamente le formulamos al Señor. Nos parece que está ausente cuando realmente está en silencio. "Tu hermano resucitará" (cfr. v. 23) fue la concluyente respuesta de Jesús a la hermana de Lázaro. En este relato bíblico, Dios simplemente permitió que las cosas ocurrieran con un propósito en mente. Ya antes lo había dicho: "Esta enfermedad no terminará en muerte, sino que es para la gloria de Dios, para que por ella el Hijo de Dios sea glorificado." (v. 4). Y aunque el resultado final fue la gloria de Dios, en el camino había un proceso por el que toda la familia de Lázaro debía pasar y del cual los discípulos de Cristo debían aprender.
Dice una hermosa canción cristiana que cuando Él está en silencio, es porque está trabajando: "Pero Jesús les dijo: «Mi Padre nunca deja de trabajar, ni yo tampoco.»" (Juan 5:17, TLA). Dios siempre está en movimiento, obrando activamente a nuestro alrededor aunque no logremos verlo. Él siempre está a nuestro lado, a veces haciendo ruido y en otras ocasiones observando calladamente el desarrollo de Su perfecto plan.
Claro, tenemos un reto diario: vivir ese proceso de madurar la fe de tal manera que podamos ver la gloria de Dios e impactar a los demás gracias a Su poder sobrenatural que actúa en nosotros. Pero, en fin, lo importante es que el primer paso en este camino es hacer conciencia de la presencia de Dios, es decir, reconocer que el Señor siempre está a nuestro lado. "No te dejaré ni te abandonaré", fue Su promesa (Josué 1:5b, NVI) y la ha cumplido hasta hoy. Sobra decirlo, además va a seguir cumpliéndola.
Aunque nuestros ojos no lo puedan ver, como dice la canción, sabemos que está aquí y tenemos que volvernos sensibles ante esta realidad y ante el hecho incuestionable de que Su amor por mí es mucho mayor de lo que yo pueda incluso imaginar.
Tú, como yo, has vivido momentos difíciles y otros tal vez esplendorosos. En unos y otros el Señor ha estado presente, y lo seguirá estando. No es imprescindible que trates de comprender el propósito justo cuando estás en medio de la tormenta, basta con saber que existe y que quien lo ha determinado es Aquel para el cual tú eres tan importante como para entregar Su vida.
Con razón Pablo dijo en Romanos 8:31 (DHH): "si Dios está a nuestro favor, nadie podrá estar contra nosotros". Con saberlo, podemos estar confiados...
JORGE HERNÁN
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