Porque en tí ha confiado mi alma,
Y en la sombra de tus alas me ampararé
Hasta que pasen los quebrantos.
Clamaré al Dios Altísimo,
Al Dios que me favorece"
(Salmo 57:1-2)
El Dios que nos favorece es el mismo que nos permite resguardarnos a la sombra de sus alas en el tiempo de quebranto, no se trata de dos personas distintas sino del mismo, único y maravilloso Señor que nos forja en el crisol en momentos difíciles, nos talla y nos pule para llevarnos a ser la clase de personas que Él quiere que seamos.
Confiar en Dios cuando la vida nos sonríe es fácil, hablar de Él a otros cuando nos sentimos plenamente realizados, lejos de afanes y preocupaciones, es sencillo, pero mantenernos firmes cuando somos quebrantados es lo que verdaderamente requiere que nos confrontemos a nosotros mismos, rehuyamos el pecado de la desconfianza en Dios y nos aferremos a Él, que es el Dios que nos favorece.
Sea cual sea el momento por el que estemos atravesando hoy, recordemos que Dios está de nuestra parte y que esa realidad no se vuelve más incierta por el hecho de que no podamos ver con claridad cuál es el propósito de Dios para nuestra vida. Basta con saber que si Él está con nosotros, nada ni nadie podrá contra nosotros. Quizás nos pida que le entreguemos todo para darnos lo que Él, en su infinita sabiduría, nos tiene reservado, pero podemos tener la absoluta convicción de que siempre será en aras de algo mejor.
Con el Señor siempre vamos a la fija....