"...Derrama como agua tu corazón ante la presencia del Señor..."
(Lamentaciones 2:19, RVA)
El 8 de junio de 1999 mi tía Fanny partió a la presencia del Señor. Desde que yo era prácticamente un bebé, Fanny fue mi tía consentidora. Alcahueteó mi pasión por la música y la literatura y en su momento intercambiábamos libros y discos que a ambos nos gustaban. Cuando me acercaba a la edad adulta también fue mi cómplice en paseos y salidas, y fuente importante de financiación para que yo pudiera hacer invitaciones cuando la mesada no era suficiente. El día que murió yo había estado en un retiro y no pude ir a la clínica porque, al estar atravesando un fuerte estado gripal, pensé que mi visita podía complicarla. Cuando a medianoche recibí la noticia de su fallecimiento mi corazón se quebrantó tremendamente. Pensé en todas las cosas que me hubiera gustado decirle y no lo hice, y me pregunté por qué Dios había permitido su rápida partida. Aún hoy recuerdo ese momento como uno de los momentos más dolorosos de mi vida.
Compartí con mi pastor ese dolor, y me recordó esta hermosa palabra en Lamentaciones, que hasta hoy llevo grabada en mi corazón y que revivo en mis instantes más críticos. Aquel día me postré, lloré, me desahogué...en fin, derramé mi corazón delante del Señor y no he encontrado hasta el día de hoy mejor terapia que esa para experimentar sanidad y restauración proveniente de la fuente de Vida.
Derrama tu corazón. Si estás experimentando angustia, tristeza, dolor, ansiedad, inquietud, preocupación, temor, o cualquier otra sensación que afecte tu espíritu, alma y cuerpo, recuerda que Jesucristo es la respuesta y la solución perfecta frente a todo lo que estás experimentando. El es el único camino. Ve delante de Él y desahógate. Nadie puede proveer la restauración que necesitas, ni la claridad conceptual que requieres, ni la paz espiritual que te hace falta...solamente Cristo.
Quizás hoy necesitas apartarte unos momentos. En tu oficina, en el baño, en tu habitación, caminando por la calle. No importa cómo, importa con quién. Házlo, los resultados están garantizados.
El Señor extienda Su manto de gracia sobre tu vida hoy,
JORGE HERNÁN
(Lamentaciones 2:19, RVA)
El 8 de junio de 1999 mi tía Fanny partió a la presencia del Señor. Desde que yo era prácticamente un bebé, Fanny fue mi tía consentidora. Alcahueteó mi pasión por la música y la literatura y en su momento intercambiábamos libros y discos que a ambos nos gustaban. Cuando me acercaba a la edad adulta también fue mi cómplice en paseos y salidas, y fuente importante de financiación para que yo pudiera hacer invitaciones cuando la mesada no era suficiente. El día que murió yo había estado en un retiro y no pude ir a la clínica porque, al estar atravesando un fuerte estado gripal, pensé que mi visita podía complicarla. Cuando a medianoche recibí la noticia de su fallecimiento mi corazón se quebrantó tremendamente. Pensé en todas las cosas que me hubiera gustado decirle y no lo hice, y me pregunté por qué Dios había permitido su rápida partida. Aún hoy recuerdo ese momento como uno de los momentos más dolorosos de mi vida.
Compartí con mi pastor ese dolor, y me recordó esta hermosa palabra en Lamentaciones, que hasta hoy llevo grabada en mi corazón y que revivo en mis instantes más críticos. Aquel día me postré, lloré, me desahogué...en fin, derramé mi corazón delante del Señor y no he encontrado hasta el día de hoy mejor terapia que esa para experimentar sanidad y restauración proveniente de la fuente de Vida.
Derrama tu corazón. Si estás experimentando angustia, tristeza, dolor, ansiedad, inquietud, preocupación, temor, o cualquier otra sensación que afecte tu espíritu, alma y cuerpo, recuerda que Jesucristo es la respuesta y la solución perfecta frente a todo lo que estás experimentando. El es el único camino. Ve delante de Él y desahógate. Nadie puede proveer la restauración que necesitas, ni la claridad conceptual que requieres, ni la paz espiritual que te hace falta...solamente Cristo.
Quizás hoy necesitas apartarte unos momentos. En tu oficina, en el baño, en tu habitación, caminando por la calle. No importa cómo, importa con quién. Házlo, los resultados están garantizados.
El Señor extienda Su manto de gracia sobre tu vida hoy,
JORGE HERNÁN
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