martes, febrero 09, 2010

EL PROTAGONISTA ES OTRO

Confieso que soy poco aficionado al fútbol americano. De hecho, normalmente solo lo veo en el marco de una película que por alguna razón me interese y que aborde esta temática. Sin embargo, en la última semana Santos de Nueva Orleáns se coronó sorpresivamente campeón del Super Bowl y fue tal el ruido que se generó en torno a la noticia que, al menos para mí, no pudo pasar inadvertida. Dice al respecto un despacho de la agencia noticiosa EFE desde Miami: "Cuando se pensaba que el protagonista sería el mariscal de campo de los Colts, surgió la gran sorpresa: el entrenador de Santos, el auténtico genio del partido, que con sus decisiones ganó el duelo. (Sean) Payton acertó en todas las jugadas, incluso una que al principio no pareció tan buena y que al final resultó que sí lo fue. Gracias en gran medida a los riesgos que tomó, Santos ganó su primer título al superar 31-17 a Colts."

Reflexionando sobre este asunto encontré una gran similitud con lo que ocurre en nuestras vidas. Somos simplemente jugadores de campo y el crédito, por lo que sea, solo le corresponde a Dios, "el auténtico genio del partido". Relatan los diarios que las esperanzas del público estaban puestas sobre Peyton Manning, el mariscal de campo de los Colts, y en lo cotidiano muchas veces nos autoconvencemos de ser los protagonistas en vez de darle al Señor el lugar que realmente le corresponde. Veo en las Escituras por lo menos tres enseñanzas sobre este punto:

1. "Pero nosotros no somos capaces de hacer algo por nosotros mismos; es Dios quien nos da la capacidad de hacerlo" (2 Corintios 3:5, LBLS)

2. "No se te ocurra pensar: "Esta riqueza es fruto de mi poder y de la fuerza de mis manos." Recuerda al Señor tu Dios, porque es él quien te da el poder para producir esa riqueza; así ha confirmado hoy el pacto que bajo juramento hizo con tus antepasados" (Deuteronomio 8:17-18, NVI)

3. "...el poder que Dios les dio a ustedes no les costó nada" (Mateo 10:8b, LBLS)

El asunto es bien sencillo: todo cuanto tenemos y eso incluye nuestros dones, habilidades y talentos, lo hemos recibido gratuitamente de Dios. Es Él quien con sus decisiones puede "ganar el duelo". Y por eso cuando tenemos una vida entregada a Él y la claridad de que todo tiene que ver con Su gloria, logramos el nivel de comunión necesario para ser sensibles a Su dirección y Su guía. Como en el ejemplo, a veces Sus jugadas pueden no parecernos tan buenas, pero al final el resultado es inigualable porque Dios tiene absoluta claridad sobre el desarrollo de Sus perfectos planes. Lo que nos puede parecer riesgoso, absurdo, o aún injusto, tiene un sentido preciso y consistente en la óptica divina.

Apenas ayer le estaba diciendo a mi esposita que aunque muchas veces he predicado sobre la importancia de centrarnos en los propósitos de Dios en lugar de preguntarnos inútilmente "¿por qué?", lo cierto es que en lo cotidiano sigo encontrando incomprensibles muchas cosas que supongo están en las manos de Dios. Quiero repetir con David: "Dios mío, cumplir tu voluntad es mi más grande alegría; ¡tus enseñanzas las llevo muy dentro de mí!" (Salmo 40:8, LBLS) pero reconozco que cumplir Su voluntad parte del hecho de aceptar en lo profundo de mi corazón que es Él quien tiene el control, que finalmente si me abandono en el Señor puedo entrar en Su reposo porque solo de esa manera se llevará a cabo la finalidad última de glorificarlo y que solo aceptando con alegría ceñirme a Su libreto puedo vivir la vida plena y abundante que siempre soñó para mí.

Soy solo un actor de reparto. El director, libretista, guionista y protagonista de la obra de mi vida tiene otro nombre: Jesús de Nazaret.

Bendiciones en este día,

JORGE HERNÁN

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