"El rey entonces dio órdenes que trajeran a Daniel y lo echaran en el foso de los leones. El rey habló a Daniel y le dijo: Tu Dios, a quien sirves con perseverancia, El te librará. Trajeron una piedra y la pusieron sobre la boca del foso; el rey la selló con su anillo y con los anillos de sus nobles, para que nada pudiera cambiarse de lo ordenado en cuanto a Daniel. Después el rey se fue a su palacio y pasó la noche en ayuno; ningún entretenimiento fue traído ante él y se le fue el sueño. Entonces el rey se levantó al amanecer, al rayar el alba, y fue a toda prisa al foso de los leones. Y acercándose al foso, gritó a Daniel con voz angustiada. El rey habló a Daniel y le dijo: Daniel, siervo del Dios viviente, tu Dios, a quien sirves con perseverancia, ¿te ha podido librar de los leones? Entonces Daniel respondió al rey: Oh rey, vive para siempre. Mi Dios envió su ángel, que cerró la boca de los leones, y no me han hecho daño alguno porque fui hallado inocente ante El; y tampoco ante ti, oh rey, he cometido crimen alguno. El rey entonces se alegró mucho y mandó sacar a Daniel del foso. Cuando Daniel fue sacado del foso, no se encontró en él lesión alguna, porque había confiado en su Dios."
(Daniel 6:16-23, LBLA)
Hace algunos días tuvimos ocasión de hacer una reflexión grupal sobre todo el capítulo sexto del libro de Daniel, el cual indudablemente es muy rico en enseñanzas, como de hecho lo es toda la Palabra de Dios.
Pero entre las cosas que me impactaron fue reconocer que cotidianamente nos vemos, al igual que Daniel, a leones fieros que nos acechan y de hecho muchas veces nos sentimos acorralados y sin salida, al igual que debía verse el profeta.
Sin embargo, cuando las circunstancias nos son adversas hay algo determinante en el resultado final, y es nuestra actitud. El relato bíblico no nos dice qué pensó Daniel en esa larga noche, ni en qué modo exactamente ocurrieron los hechos, pero es categórica al afirmar que "no se encontró en él lesión alguna, porque había confiado en su Dios". La fe le dio la victoria.
Quizás tus leones y los míos no se parezcan mucho a la imagen tradicional del rey de la selva, pero a veces son mucho más feroces y sobre todo, los enfrentamos con más temor. Dificultades, dudas, enfermedades, discordias...existe una infinita gama de leones con los que tenemos que luchar cada día. Y de nosotros depende escoger entre la desesperanza o la fe, entre las limitaciones de la realidad material o la capacidad ilimitada que brinda la realidad espiritual, entre la impotencia humana y el poder de Dios. Como ves, esta decisión es un asunto de fe.
¿Cuáles son tus leones? ¿Cómo les vas a hacer frente? Quizá valga la pena recordar las palabras de Josué 23:14: "He aquí, hoy me voy por el camino de toda la tierra, y vosotros sabéis con todo vuestro corazón y con toda vuestra alma que ninguna de las buenas palabras que el Señor vuestro Dios habló acerca de vosotros ha faltado; todas os han sido cumplidas, ninguna de ellas ha faltado".
Que Dios siga bendiciéndote,
JORGE HERNÁN
(Daniel 6:16-23, LBLA)
Hace algunos días tuvimos ocasión de hacer una reflexión grupal sobre todo el capítulo sexto del libro de Daniel, el cual indudablemente es muy rico en enseñanzas, como de hecho lo es toda la Palabra de Dios.
Pero entre las cosas que me impactaron fue reconocer que cotidianamente nos vemos, al igual que Daniel, a leones fieros que nos acechan y de hecho muchas veces nos sentimos acorralados y sin salida, al igual que debía verse el profeta.
Sin embargo, cuando las circunstancias nos son adversas hay algo determinante en el resultado final, y es nuestra actitud. El relato bíblico no nos dice qué pensó Daniel en esa larga noche, ni en qué modo exactamente ocurrieron los hechos, pero es categórica al afirmar que "no se encontró en él lesión alguna, porque había confiado en su Dios". La fe le dio la victoria.
Quizás tus leones y los míos no se parezcan mucho a la imagen tradicional del rey de la selva, pero a veces son mucho más feroces y sobre todo, los enfrentamos con más temor. Dificultades, dudas, enfermedades, discordias...existe una infinita gama de leones con los que tenemos que luchar cada día. Y de nosotros depende escoger entre la desesperanza o la fe, entre las limitaciones de la realidad material o la capacidad ilimitada que brinda la realidad espiritual, entre la impotencia humana y el poder de Dios. Como ves, esta decisión es un asunto de fe.
¿Cuáles son tus leones? ¿Cómo les vas a hacer frente? Quizá valga la pena recordar las palabras de Josué 23:14: "He aquí, hoy me voy por el camino de toda la tierra, y vosotros sabéis con todo vuestro corazón y con toda vuestra alma que ninguna de las buenas palabras que el Señor vuestro Dios habló acerca de vosotros ha faltado; todas os han sido cumplidas, ninguna de ellas ha faltado".
Que Dios siga bendiciéndote,
JORGE HERNÁN
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