miércoles, julio 26, 2006

DEL OTRO MUNDO

"Y no vivan ya como vive todo el mundo. Al contrario, cambien de manera de ser y de pensar. Así podrán saber qué es lo que Dios quiere, es decir, todo lo que es bueno, agradable y perfecto. "
(Romanos 12:2, BLS)

Necesitamos aprender a pensar a la manera de Cristo para cambiar nuestra manera de vivir y entender cómo mantenernos en el centro de la voluntad de Dios. Para muchos de nosotros, sin embargo, se ha vuelto normal lo que para Dios es antinatural. Nos bombardean frecuentemente con mensajes de tolerancia, que realmente no corresponden a un concepto bíblico sino a una tendencia relativista según la cual todo es válido y legítimo dependiendo del punto de vista subjetivo de quien lo afirme y/o lo viva. Y a veces caemos en la trampa satánica de regir nuestras vidas de acuerdo con la presión de las mayorías en lugar de afianzarnos en la roca que es Cristo y vivir como Él quiere que lo hagamos.

¿Para qué nacimos de nuevo? "...Para traer gloria a Dios siendo normales, como lo fue Jesús. Gracias a su verdad, podemos saber qué es normal. Por su victoria, podemos andar normalmente...Nosotros somos cristianos. No somos gente común. Hemos sido apartados. No nos conformamos a este mundo. Somos personas transformadas." (Arterburn y Stoeker, Prepare a su hijo para la batalla de cada hombre, página 85. Miami, Editorial Unilit, 2004).

Somos seres de otro mundo, es verdad. Del mundo de lo sobrenatural y lo divino. Y tenemos que vivir nuestra ciudadanía aunque estemos de paso por esta tierra. Peregrinos y extranjeros, estamos llamados a mantenernos arraigados en las costumbres y hábitos de nuestra patria celestial, aunque sean diferentes de los que prevalecen entre nuestros vecinos, amigos y compañeros de trabajo. Nuestro llamado es a ser sal y luz, no a dejarnos contaminar. "¡Conviértanse ellos a ti, mas tú no te conviertas a ellos!", nos advirtió el Señor en Jeremías 15:19. Y más vale que nos preguntemos a nosotros mismos si estamos transigiendo con lo que no es negociable. Siempre habrá argumentos para hacerlo.

Dios nos ha llamado a ser santos (1 Pedro 1:15-16) así que necesitamos la guía del Espíritu Santo para caminar en santidad sin caer en la falsa tolerancia ni tampoco en la religiosidad. Quizás nuestra mente esgrima muy buenas excusas para justificar lo que decimos o hacemos o dejamos de hacer y que se aparta de la voluntad de Dios. Pero a Él no podemos engañarlo.
Necesitamos fortalecernos en nuestro Señor y Salvador para que Él genere en nosotros esa transformación.

Un abrazo de bendición,

JORGE HERNÁN

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