jueves, julio 06, 2006

LA ESPERANZA QUE NUNCA SE PIERDE

"He aquí, aunque él me matare, en él esperaré" (Job 13:15a, RV60)



¿En quién tengo puesta mi esperanza? Cada vez que enfrento una situación adversa me veo confrontado a hacerme la misma pregunta. Debo autosincerarme para encontrar si aún mi confianza está puesta en mis propias habilidades o en mi capacidad o en las circunstancias o en un tercero, o qué se yo... o si realmente en quien espero es en el Dios de mi salvación. Al final, solo puedo concluir con Job que, pase lo que pase, mi esperanza solamente puede estar puesta en mi Dios y Señor. Si hay puertas que se me abren, es Él quien las abre. Si hay personas que me ayudan, es porque Él ha puesto en sus corazones el deseo de hacerlo. Si las circunstancias me favorecen, solamente es porque Dios ha cambiado el rumbo de las mismas para que el viento sople en mi favor... No hay golpes de suerte, algún filósofo dijo que el azar es el seudónimo que utiliza Dios cuando no quiere firmar con su nombre, pero realmente lo que ocurre es que hay momentos en la vida de cada uno de nosotros en los que capitalizamos las oportunidades que se nos presentan utilizando todos los dones y talentos que Dios nos ha dado, y eso también viene de Él.


Pero si, por el contrario, nada parece salir como yo quisiera. En aquellos instantes en los que las circunstancias lucen sombrías y no se vislumbra fácilmente la claridad al final del túnel. Cuando percibimos con mayor facilidad las sombras que la luz que las proyecta. Cuando nos sentimos atribulados, perplejos, perseguidos e incluso derribados - como lo describe magistralmente Pablo en 2 Corintios 4:8-10. En momentos así es cuando más necesitamos poner los ojos en Jesucristo de Nazareth, el autor y consumador de nuestra fe, y pedirle que nos de una perspectiva correcta de lo que estamos viviendo. Y allí, desde su perspectiva, entenderemos la realidad de una manera completamente diferente, y podremos decir con Job: He aquí, aunque Él me matare, en Él esperaré. No hay mejor opción. Jesucristo siempre es la mejor alternativa.


Quiero invitarte hoy a que le digas al Señor que abra tus ojos y te permita contemplar, como dice una canción, Su majestad y el resplandor de Su gloria. Que hoy puedas ver la vida desde Su punto de vista en lugar de juzgarlo a Él desde el punto de vista de tus circunstancias.

Dios te ama. Y me ama. Y quiere que tengas una vida plena y abundante. No te conformes con menos.

Bendiciones en Cristo,

JORGE HERNÁN

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