"El da esfuerzo al cansado, y multiplica las fuerzas al que no tiene ningunas"
(Isaías 40:29)
Si no es Dios quién me da fuerzas, entonces ¿quién lo hará? La Escritura dice que Él es mi fortaleza y yo quiero aferrarme a esta profunda verdad. Mi reflexión de hoy será breve: si estás en un punto del camino en el que sientes que las fuerzas te fallan, simplemente ve a la presencia del Señor y pídele que cumpla en tí Su promesa. Las circunstancias cotidianas a veces pueden ser tan abrumadoras que se hace evidente que sin ayuda extra definitivamente es imposible continuar. En ese punto no hay alternativa distinta, gracias a Dios, que buscar Su rostro y sacar fuerzas de la Fuente misma de fortaleza.
"Pero el Señor estuvo a mi lado y me dio fuerzas..."
(2 Timoteo 4:17, NVI)
(Isaías 40:29)
Si no es Dios quién me da fuerzas, entonces ¿quién lo hará? La Escritura dice que Él es mi fortaleza y yo quiero aferrarme a esta profunda verdad. Mi reflexión de hoy será breve: si estás en un punto del camino en el que sientes que las fuerzas te fallan, simplemente ve a la presencia del Señor y pídele que cumpla en tí Su promesa. Las circunstancias cotidianas a veces pueden ser tan abrumadoras que se hace evidente que sin ayuda extra definitivamente es imposible continuar. En ese punto no hay alternativa distinta, gracias a Dios, que buscar Su rostro y sacar fuerzas de la Fuente misma de fortaleza.
"Pero el Señor estuvo a mi lado y me dio fuerzas..."
(2 Timoteo 4:17, NVI)
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