miércoles, septiembre 20, 2006

RESCATANDO A LOS PERDIDOS

"Porque el Hijo del Hombre vino a buscar y a salvar lo que se había perdido"
(Lucas 19:10)

Leo que la palabra "perdido" en el original griego no tiene que ver con el concepto de "perdición" sino que está más asociado al de "extravío". Parafraseando, entonces, la Escritura nos dice que Jesucristo vino a rescatar a quienes estábamos, como en un popular comercial de televisión, "en el lugar equivocado".

Como lo señala un autor, el problema de alguien que esté perdido no es el hecho como tal de extraviarse, sino que nadie lo eche de menos. Pero no es nuestro caso. El Buen Pastor miró al rebaño y dijo: "hmmmm...me falta una ovejita", y salió a buscarte.

Muchos de nosotros hemos estado largo tiempo en el lugar equivocado por falta de información. Es como si nos hubieran mandado a un lugar desconocido y no nos hubieran dado suficientes indicaciones. Quizás los hogares de los que vinimos no estaban adecuadamente fundados en la Palabra, y nuestros propios padres no tenían suficientes elementos para aportarnos con respecto a nuestras elecciones espirituales.

En otros casos recibimos el manual de instrucciones equivocado, como si hubiéramos comprado una lavadora y nos hubieran entregado el manual de una nevera o incluso de otro modelo de lavadora.

Sin embargo, el escenario talvez más frecuente es cuando hemos hecho una elección de vida del tipo "no necesito indicaciones, yo sé como moverme". En la gran mayoría de los casos, hemos terminado literalmente extraviados. En la carta de Pablo a Tito esa es justamente una de las palabras que el Señor utiliza para describir nuestro status anterior (Tito 3:3), y expresa claramente la condición de quien no sabe dónde está parado, aunque a veces estamos tan autoengañados que sostenemos: "yo sé lo que hago". En esta categoría incluso están quienes se apegan a su propio criterio pero con la íntima convicción de estar siguiendo direcciones divinas. El problema es que igual están perdidos.

Hay, no obstante, una posibilidad peor: la de abandonar el Camino correcto. "Han dejado el camino recto, y se han extraviado siguiendo el camino de Balaam hijo de Beor, el cual amó el premio de la maldad", dice Pedro (2 Pe 2:15). Estamos hablando aquí de quienes después de poner la mano en el arado vuelven la vista atrás. La Biblia nos dice claramente que quienes están en tal situación, no son aptos para el reino de Dios (Lc 9:62).

¿Estás hoy en el lugar correcto o en el lugar equivocado? Así creas que la respuesta es obvia, pregúntaselo al Señor en oración y pídele que te marque el sendero por el que debes andar. A fin de cuentas, Él vino a buscarte y a rescatarte y no quiere volver al rebaño con las manos vacías...

Un fraternal abrazo de bendición en Cristo Jesús,

JORGE HERNÁN

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